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Extensión
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5 fojas
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Resumen
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La CTM enfrenta una crisis interna y pérdida de poder frente al gobierno y otras organizaciones laborales. a pesar de anunciar demandas salariales, la central parece más enfocada en mantener su relevancia política en el PRI y conservar posiciones electorales..
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Tipo
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Borrador
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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e pecial para El Nor0e, edición del 10 de abril de 1991
ris.is
~:xi.x de la CTM
yy¡¡j,p,4
miguel ángel granados chapa
f. 1
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'/U) (JJ j)d~
Hay e n la ciudad de Méx i co un espec0áculo semanal que cada día tiene
menos adeptos: e n sus oí'icinas de la calle Vallarta, cercana al Monumento a la
Revolución, ~ desde hace década y media conver0idas en un bunker i mpresionan0e
Fidel Velázquez
ofrece cada l unes una c ~ nferenc ia de prensa, donde se produce n las más disparatadas apreciaciones sobre 0odo lo que los reporteros pregunten el veterano dirige nte de la Conf ~der ación de T"abajadores de México . Durante largo tiempo,
más por i nercias y por perezas que por la verdadera importancia de sus declaracio nes, lo dicho por el líder ce0emista sonaba como el oráculo. Ahora se advier
te e n mayor !'recue ncia cada vez que, si se toman en serio sus aseveraciones,
a menudo resultan contradichas por otras de su propia autoría.
Se dirá que, no obstante su fortaleza física, los noven0a y un años de
Velázq uez se advier0en e n s u decrepitud declarativa. Y es cierto. Pero acaso
lo mismo haya que decir de la propia organización que dirige,
no esté como su jefe cerca del centenario, sino
11
aunqueXliKJ!X~~~~
apanas 11 haya cumplido un poco
más del me dio siglo .
La crisis de la CTM tiene variadas manifes0aciones . La más evidente en
este momento es su i ncapacidad para enfrentar al gobierno con el que siempre
ha tenid ~ una relació n ambigua, de s uj eción recí~roca, y que ahora se ha convettido en la desdeñosa imposició n sin diálogo de la voluntad gubernamental .
El epis ~ dio que ha hecho transparente esta situación ~~ tiene que ver con los
salarios, que en general se han deteriorado por la política económica guberna me ntal y por la crisis que se pretende dominar con esa política, ante el pasmo
(es decir la parálisis) de las agrupaciones obreras oficialistas, la principal
de las cuales es la CTM .
Cuando en noviembre del año pasado se determinó por la Secretaría del
Trabajo y Previsión Social, o por el gabinete económico, y no por el órgano
encargado para ello, la Comisi6n Nacional ' de los Salarios Mínimos, que esta
categoría de retribuciones a l trabaja aumentaran sólo 18 por ciento, y que la
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vige ncia del nue vo salario se extendiera p lo largo de todo 1991, la CTM puso
el grito e n el cielo. Pero sus representantes ante la Comisión~ mencionada
no hicéeron nada sustantivo que indicara que la i ndignación cetemista ruese
más sustantiva que verbal . Andando los meses, la CTM anunció que presentaría
una de manda de revisió n y aume nto de dichos salarios mín imos. Tantas veces
anuncia pasos espectaculares la CTM, que no llega a dar, que í'ue prudente espe rar~ Xli~~~X~i
a ver . Finalme nte, en marzo se prese ntó la dema nda, que fue recha
zada por la Secretaría del Tra-bajo, í'rente a cuya decisió n la CTM anunció que
solicitaría amparo .
La secretaría correspondiente justií'icó su act uación dicie ndo que en
los tér mi nos formales prese ntados, mis mos que no son co nocidos públicamente,
la demanda era i mprocedente. Puede ser verdad eso que se dice, o puede no ser
verdad. Si lo~X, habría que ve r si la deficiencia surge de la i neptitud de los
abogados al servicio de la CTM, o de una estrategia para pr ovocar el rechazo
tal co mo ocurrió. No es creíble que una agrupación de la í'ueraa y la capacidad
económica de la CTM no disponga de un servicio de asesoría legal capacitado
para empre nder un procedimiento que está al a l cance de cualquier pasante de derecho. Po r lo tanto, es de suponerse que se pretendió un rechazo deliberado,
co n el propósito de s uscitar un encaramiento con el secretario del Trabajo, o
con rines diversos de los purame nte laborales. Ambas hipótesis pueden ser posibles, y las exami neremos a continuaició n .
Desde que ingresó en el servicio público, tras largos años al servicio
de la empresa privada (llegó a ser presidente de la Cámara Nacional de la Indus
tria Azucarera y Alcholera), ~XXRliX Farell ha practicado una política rigorista co n el perso nal bajo su mando, o oon el que depende de sus decisiones.Como
director de la Go misión Federal de Electricidad o del Institmto Mexicano del
Seguro Soc ial , ese fue uno ae los rasgos de su gestión . Pero su mano dura se
rigidizó y se hizo más pesada y contundente cuando en el sexenio pasado se le
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adjudicó, al nornbrársele secretario del Trabajo, la í'unción de contener los
salarios, pieza clave para la recup eración económica desde la perspectiva gu bernamental, y más ta rde, al ratific a rlo e n su cargo, la administracion salinis
talo convirtió en "ministro del Pacto". Es que, desde sus oricinas, ya no sólo
se ma nejan los salarios, sino tamb ién algunos precio s . Las decisiones de que
sectores muy golpeados por altos costos, pero que tiene n escasacapacidad de
organ ización y de respuesta, como los propietarios de talleres mecánicos, lavan
derias, salo nes de beleza y peluquerías, así como taxistas, redujeran sus precioes y tarií'as, aunque no haya~ sustento mater ial que lo ~li~liilX posibilite,
se han to~ado en las oficinas de Fareilil, que busca paliar con medidas notoria mente de mgógicas la imagen de represor salarial que se ha labrado a pulso.
0i sólo í'uera por eso, quizá la CTM no hubiera llegado a chocar con el
respo nsab le de la política laboral, porque al í'in y al cabo durante lar go tiempo ha contribuido a 111 poner e n prác tica las decisiones gubernamentales, ya
s í mplmente i mpon iéndolas, ya sea edulcorándolas con r azonamientos como el que
ad mite por e,jemplo las alzas de precios o las restriccio nes salariales arguyendo"ij que son "dolorosas pero necesar ias". Pero ocurre que el secretario del Tra bajo dio mue stra de u n activismo en el ámbito de las centrales obreras que se guramen te hiz o cabilar s obre su t·uturo a la CTM . Por un lado, Farell se convir tió e n el mejor agente de relaciones públicas de una ce ntrAL
.., adversaria de la
CTM, la CROC (Conrederación Hevoluc io naria de Obreros y Campesinos). No se trataba sólo de un ge sto de buena vol untad h aci~ lo s croquistas, sino de disminuir
la i mportancia política de la CTM, que se uí·ana de ser el fact thtum del mov imien
to obrero. Por otra parte, con la mano en la cintura el propio Farell destituyó de s us cargos a Angel Olivo 0olí~s, que por sí o por interpósita persona
manejó la que es quizá la tercera central en i mportancia (prec is smente después
de la C'l'M y la CROC), la Coní'ederación Obrera Revoluc ionar ia ( COR), que virtual
mente quedó desmantelada. Al evidenc iar de ese r ad ical y plástico modo la debi-
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lidad de las a grupacione sl obreras, oricialistas o no, el secretario Farell es taba de hecho ~ ma ga n do a todas las centrales o breras . De manera que la CTM reco
gi6 el guante co n que se la desafia ba, aprovec u6 la coyunt ur a salarial, y está
a hora en pleno combate c on la 0ecretaría del Traba j o . 0i es así, se trata de
un enfrenta miento cuyas consecuencias son incalcula bles, pues pueden alterar
el equilibrio de las fuerzas sociales en que se í'undó durante década s el siste ma político mex icano .
Pero ta mbién puede ser que no sea para tanto . Es de c ir, qme e st emos dentr
de la se gunda h ipótesis, la que se re1' i ere a circunstancias í'uera de l á mb ito
laboral . .c.stas circ unsta ncias son políticas en genera l y electorales en parti cular. Pudiera ser, en este caso, que la CTM blanda la cimitarra de la petición
de i ncre mentos s a lariales no porque le i mporte el poder adquisitivo de quienes
recibe n ese género de pa ga por su trabajo, s i no sólo para ha cer sentir su
f uerza, pre c iss mente en las semanas y los días en que dentro del PRI se están
hacie ndo las comb i nacio nes y los a j ustes a la !l§:X~~li:Xn~ i ntegració n de l Sena do y de la! Cámara de Diputados (así como, en el Distrito Federal, de la
Asamblea de Eepresenta ntes ) .
En todo tie mpo í'ue ütil y necesario este a larde cetemi sta, para que las
"posicio nes 11 que le fueran c oncencidas coincidieran con sus peticiones y sus
i ntereses . Recuérdese que en ~~~~X te mpiradas como esta el propio Fidel Veláz q ~ ez
lle gaba hasta a pre gonar la posibilida d de que la CTM cons tituyera un
partido obrero, posibilidad que se actualizaría si el PRI no reconocía e n s us
decisio nes la fuerza del sector obrero . Y cuando el trance había pasado, y la
CTM se dedicaba a contabiltizar la cuota que l e ~ ha bía correspo ndido, todo era
miel so bre hojuelas, una tersa re l ación entre el ma ndo centra l priísta y la
a gr upación o brera .
Pero los tie mpos que corre n , adversos e n más de un s entido a l a CTM, son
propicios a cuestio na mie ntos más de fo ndo . El PRI, que se benefició a lo largo
de medio siglo del~ corporativis mo, es decir, de la afiliación y movilización
colectivas de los trabaj adores, ahora está e n contra de ellas, o al menos de
las que no pueda por ent ero cont rolar. Y quiere deshacerse de las corporacio nes, o reducirlas a su minima expresión . De ese modo, en su Consejo Politico
Nacional no tie nen ya sólo presenc ia las centrales que antaño reinaron en el
i nterior del partido, sino tamb ién lo que se llama la estructura territorial,
es decir los ciudadanos considerados como tales, encuadrados en !"unc ió n de sus
domicilios y no en !"unc ión de su pertenenc ia a tal o cual c e ntral .
Esa definició n anticroporativista tiene erectos electorales . Hasta ahora,
de modo mecá nico - -quizá s uj eto a negociación e n cuanto a detalles-- las agrupa
cio nes pri'istas recibia n su cuota de lugares en las Cá maras. El lider nacional
minero podria no te ner nada que ver con el estado de Nue vo León o, al revés, la
actividad del dirige nt e de ese gremio podia no te ne r nada relativo a la e nt idad
de su origen, pero ~liKKXX~!Xá~~~liP~ s e le hacia diputado, o senador,
~NXXlilie
por el hecho de pertenec er a un sindicato determinado, aunque careciera de
arraigo o aunque nue va s í"uerzas contaran en la localidad con mayor prese nc ia.
Se
busca que ah ora no sea asi. Eso significa re gateo de ''posiciones" y eso
sign ifica, por co nsec uenc ia, empleo de todo género de rec ursos, para mantener
un ra ngo que ya no corresponde con la realidad.
~u izá,
e ntonces, no quiere salarios mayores la CTM, sino simplemente
co nservar sus posicione s electorales, pa ra lo ~ual crea artií"icialmente un pro blema, a cuya solución puede roncurrir, simplemente dando march a atrás, una vez
que el verdadero origen de su actitud, el reparto de curules, haya concluido.
Poco importará a los dirige ntes cetemistas la frustració n que un gtro de esa
naturaleza provoq ue en quienes, con esperanzada ingenuida d, hub i e ran espe~ado
de la presunta o real f ue rza de esa central la presión suí"iciente para i ncre men·
tar el poder adquisitivo de las remune raciones a los trabajadores . Poco impor tará, porque al í"in y al cabo no ha sido la vinculación de dirigentes y represe!
tados lo que hizo la í"uerza de la CTM sino su vinculación con un Estado que
ahora repudia a sus a ntiguo s aliados.
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Materia
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Crisis CTM
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Política Laboral
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Salarios
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Corporativismo
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Relaciones gobierno-sindicatos
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PRI
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DisputaElectoral
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Persona o institución mencionada
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Fidel Velázquez
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CTM
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PRI
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STPS
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Sebastián Farell
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Consejo Político Nacional
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Asamblea Representantes