-
Extensión
-
5 fojas
-
Resumen
-
El presidente nacional panista anunció de modo sorpresivo que no se presentará a la reelección que tenía virtualmente ganada tras los éxitos electorales de este año, pero quizá se trate de una acción táctica para evitar ser el blanco prematuro de sus malquerientes..
-
Tipo
-
Borrador
-
Clasificación
-
UAMC.MAGC.01
-
Sububicacion
-
Sobre
-
Texto completo
-
lt •
(
•
Plaza pública
para la edición del 12 de diciembre de 1995
Castillo Peraza
Miguel Ángel Granados Chapa
El jueves pasado, Carlos Castillo Peraza publ icó en
su espacio sernanal del diario Refonna, un razonarniento
sobre la pen11anencia del presidente de un partido, que
quizá se aplica a su decisión de abandonar
anticipadan1ente la contienda, que se le auguraba
triunfa], por la reelección al frente del PAN.
Dijo con razón el líder na<:.ional panist.a que a
cualquier observador extranjero extraña que un partido,
corno el PRl, "que se ostenta corno el ... vencedor en la
n1ayoría de los coinicios", se vea en la necesidad de
mudar de dirigente cada seis tneses, según el promedio
de los últin1os tres años. lgualtnente causará extrañeza la
renuncia prematura de Casti !lo Peraza, luego de que bajo
su dirección el PAN se convirtió en el "venl:edor de la
n1ayoría de los c.otnicios" de este año.
Hace rnenos de un tnes, el 16 de novien1brc~ el
dirigente nacional panista expuso el victorioso recorrido
de su partido por el año electoral que el do1ningo
anterior acababa de concluir con los comicios en
Michoacán, Oaxaca, Puebla, Tan1aulipas~ Tlaxcala y
Sina1oa. En febrero el ciclo ele,ctora1 se había iniciado en
Jalisco, siguió en n1ayo con los comicios de Guanajuato
y Yucat~m; en julio los hubo en Chihuahua y Durango;
en agosto~ en Aguascalientcs~ I3aja California, Veracruz
1
'1
y Zac.atecas~ y en octubre en Chiapas. El saldo dejó a
Acción Nacional con tres de las cinco guben1aturas en
juego, y en el gobierno de nuevas capitales de estado,
que hoy son ya once en total; y 13 de los veinte
n1unicipios Inás poblados del país. En suma, en 1995 el
PAN pasó de gobcn1ar a 13. 2 rnillones de 1ncxicanos, a
24.7 n1illones~ el 30.46 por ciento de la población total.
Con ese ascenso, de 88 por ciento en e1 nútnero de
gobernados, y con el ron1pinüento de tnitos y prejuicios
(corno que Acción Nacional tenía sólo el voto urbano,
circunscrito al norte, y que no era capaz de retener
posiciones ganadas), Castillo Pcraza parecía fírmerncnte
encan1inado a la relección, que debe dirin1irse en marzo
próxüno, cuando se curnplcn tres años de que sustituyó a
don Luis II. Alvarez. Claro que el resultado no era
exclusivarnente fruto suyo~ y que estaba contrastado por
tropi~.;zos con1o el ocurrido en Yucatán. Pero colocados
~sos factores en la balanza~ los que presentaban al
dirigente yucateco con1o un hábil conductor electoral
sobraban para asegurarle su pern1anencia en la posición
núrnero uno del PAN.
Y~ sin embargo, ha resuelto rnarcharsc. Quizá la
explicación ofrecida por el propio dirigente a las crisis
del PRl sirve, n1utatis nuttandis, para exatninar la que lo
tiene por protagonista: "bajo la caJn1a superficial de las
aguas priístas (es decir, panistas en nuestra analogía) se
agitan conflictos de una gran violencia, invisibles en el
1narco de la cotidianidad. Algo tiene que estar
ocurriendo en las entrañas de un cuerpo aparentemente
2
sano, st. .. es necesario practicarle un trasplante de
cabeza... ".
Si bien de n1odo 111cnos evidente que en el PRO y en
el PRI n1isrno, tan1bién en Acción Nacional litigan entre
si diversas corrientes y posiciones. Es normal que así
ocurra en un partido donde se alienta la discusión y la
línea polítü.:a se establece, y los cargos y las candidaturas
se ganan, n1ediante el voto de delegados a su vez
elegidos por los miernbros del partido. Es igualmente
con1prensible que las tensiones interiores se acrecienten
por la rnultiplicación de la n1ilitancia, y su consecuente
1nayor heterogeneidad. Y por últin1o, es natural que se
haya n1odificado el sisterna de relaciones interno en un
partido que antes demandaba sacrificio apostólico y hoy
es una opción real de poder.
De hecho, algunas de esas tensiones se han
evidenciado a últin1as fechas. Diego Femández de
CcvaJlos ha cuestionado'de n1odo insistente "la
soberbia", a la que atribuye el carácter de "principal
riesgo del PAN de hoy". Lo dice en entrevistas públicas
y tan1bién en conversaciones casuales. Una semana
después de aquel ufano informe de Casti 1lo Peraza,
Fernández de Cevallos acudió a un acto del Tribunal
Federal Electoral~ y en el preán1bulo, conversando con
n1iernbros de ese cuerpo y del consejo general del IFE~
en1itió ese diagnóstico. Por supuesto que ni en ese ni en
otro n1on1cnto personalizó ni mencionó ningún nombre.
Pero la interpretación general encuentra que ese juicio se
dirige a calificar la conducta de Castillo Peraza, y que no
3
\
se limita a adjetivar un rnodo de ser, sino a cuestionar la
conducción del partido.
Y si bien era conocida la rivalidad L:ntre Fernández
de Cevallos y (~astillo Peraza desde el el tiempo en que
eran los artífices de la política encabezada por el ahora
senador Al varez, lo cierto es que el interés del ex
candidato presidencial no es el único opuesto al de
Castillo Peraza. Aunque sus posibilidades de ganar los
comicios internos en 1narzo próxitno eran grandes, la
sucesión en el mando panista se anunciaba muy
cornpetida, por la proxünidad panista a triunfos más
importantes que los ya muy relevantes obtenidos hasta
ahora. Se libra desde ahora una pugna interna por el
poder, no corno una aspiración lejana, sino como una
n1eta alcanzable en el corto plazo.
Apenas se conoció el sábado el anuncio de Castillo
Peraz~ se fom1ó el elenco de quienes tienen posibilidad
de sustituirlo en la presidencia panista. A reserva de
cxatninar la nónlina correspondiente, tenen1os que
esperar a conocer de rnodo explícito las razones del
actual dirigente. Tal vez estemos sólo frente a una táctica
destinada a evitar e1 golpeo que se asestaría al candidato
a vencer~ que tal es la condición de Castillo Peraz~
durante los próximos meses, antes de que se publique la
convocatoria correspondiente.
Sin traicionarse a sí n1isn1o, sin que el cambio de
decisión deba ruborizarlo, el actual dirigente de Acción
Nacional puede reconsiderar en febrero su posición de
diciernbre, sobre todo si se genera una corriente que lo
disuada. Y si lo hace se habrá librado de una batalla en
cly.e Y"'es v \ ~ V v \ 'V\Q.J\~ bJa d Vv'\.Ív\4._ ~ da_~-f:l
.
h)fl 4
1
Martes 12 de diciembre de 1995, REFORMA 4
PLAZA PúBLICA
MIGUEL ANGEL GRA.NA.DOS CBA.PA
Castillo Peraza
El presidente naciona1 panista anunció de modo
sorpresivo que no se presentará a la reelección
que tenía virtualmente ganada tras los éxitos
electorales de este año, pero quizá se trate
de una acción táctica para evitar ser el blanco
prematuro de sus malquerientes.
~
EL
CARLos
publicó en su espacio semanal del diario ReJUEVES PASADO,
CAsTILLO PERAZA
forma, un razonamiento sobre la breve permanencia de presidentes de un partido, que
quizá se aplica a su decisión de abandonar
anticipadamente la contienda, que se le auguraba triunfal, por la reelección al frente
del PAN.
Dijo con razón el líder nacional pbsta
que a cualquier observador extranjero extraña que un partido, como el PRI, "que se
ostenta como el. .. vencedor en la mayoría de
los comicios", se vea en la necesidad de m u~
dar de dirigente cada seis meses, según el
promedio de los últimos tres años. Igualmente causará extrañeza la renuncia prematura de Castillo Peraza, luego de que bajo su
dirección el PAN se convirtió en el "vencedor
de la mayoría de los comicios" de este año.
Hace menos de un mes, el16 de noviembre, el dirigente nacional panista eXJlUSO el
victorioso recorrido de su partido por el año
electoral que el domingo anterior acababa
de concluir con los comicios en Michoacán,
Oaxaca, Puebla, Tamaulipas, Tlaxcala y Sinaloa. En febrero el ciclo electoral se había
iniciado en Jalisco, siguió en mayo con los
comicios de Guanajuato y Yucatán; en julio
los hubo en Chihuahua y Durango; en agosto, enAguascalientes, Baja California, Veracruz y Zacatecas; y en octubre en Chiapas.
El saldo dejó a Acción Nacional en tres de
las cinco gubernaturas en juego, y en el gobierno de nuevas capitales de estado, que
hoy son ya once en total; y 13 de los veinte
municipios más poblados del país. En suma,
en 1995 elPANpasó de gobernar a 13. 2 millones de mexicanos, a 24.7 millones, el
30.46 por ciento de la población total.
Con ese ascenso, de 88 por ciento en el
número de gobernados, y con el rompimiento de mitos y prejuicios (como que Acción
Nacional tenía sólo el voto urbano, circunscrito al norte, y que no era capaz de retener
posiciones ganadas), Castillo Peraza parecía
firmemente encaminado a la reelección, que
debe dirimirse en marzo próximo, cuando
se cumplen tres años de que sustituyó a don
L · H. v ez Claro IDJ,e el resultado no
era exclusivamente fruto suyo, y que estaba
contrastado por tropiezos como el ocurrido
en Yucatán. Pero colocados esos factores en
la balanza, los que presentaban al dirigente yucateco como un hábil conductor electoral sobraban para asegurarle su permanencia en la posición número uno del PAN.
Y, sin embargo, ha resuelto marcharse.
Quizá la explicación ofrecida por el propio
dirigente a las crisis del PRI sirve, mutatis
mutandis, para examinar la que lo tiene por
protagonista: "bajo la calma superficial de
las aguas priístas (es decir, panistas en
nuestra analogía) se agitan conflictos de una
gran violencia, invisibles en el marco de la
cotidianidad. Algo tiene que estar ocurriendo en las entrañas de un cuerpo aparentemente sano, si...es necesario practicarle un
trasplante de cabeza ... ".
Si bien de modo menos evidente que en
el PRD y en el PRI mismo, también en Acción
Nacionallitigan entre sí diversas corrientes,
posiciones y personajes. Es normal que así
ocurra en un partido donde se alienta la discusión; y la línea política se establece, y los
cargos y las candidaturas se ganan, mediante el voto de delegados a su vez elegidos por
los miembros del partido. Es igualmente
Apenasel16
de noviembre,
hace menos
de un mes, el
líder nacional
del PAN Carlos Castillo Peraza
formuló el balance de los progresos panistas: gracias a los comicios de 1995, miembros de ese
partido gobiernan ya a un 30
n r ciento de los mexicanos.
comprensible que las tensiones interiores se
acrecienten por la multiplicación de la militancia, y su consecuente mayor heterogeneidad. Y por último, es natural que se haya modificado el sistema de relaciones interno en un partido que antes demandaba
sacrificio apostólico y hoy es una opción
real de poder.
De hecho, algunas de esas tensiones se
han evidenciado a últimas fechas. Diego Fernández de Cevallos ha cuestionado de modo
insistente "la soberbia", a la que atribuye el
carácter de "principal riesgo del PAN de
hoy". Lo dice en entrevistas públicas y también en conversaciones casuales. Una semana después de aquel ufano informe de Castillo Peraza, Fernández de Cevallos acudió a
un acto del Tribunal Federal Electoral, y en
el preámbulo, conversando con miembros de
ese cuerpo y del consejo general del IFE, emitió aquel diagnóstico. Por supuesto que ni en
ese ni en otro momento personalizó ni mencionó ningún nombre. Pero la interpretación
general encuentra que ese juicio se dirige a
calificar la conducta de Castillo Peraza, y que
no se limita a adjetivar un modo de ser, sino
a cuestionar la conducción del partido.
Y si bien era conocida la rivalidad entre
Fernández de Cevallos y Castillo Peraza desde el tiempo en que fueron los artífices de la
política encabezada por el ahora senador Alvarez, lo cierto es que el interés del ex candidato presidencial no es e~ único opuesto al
de Castillo Peraza. Aunqrie sus posibilidades
de ganar los comicios internos en marzo próximo eran grandes, la sucesión en el mando
panista se anunciaba muy competida, por la
proximidad panista a triunfos ·más importantes que los ya muy relevantes obtenidos
hasta ahora. Se libra desde ahora una pugna interna por el poder, no como una aspiración lejana, sino como una meta alcanzable en el corto plazo.
Apenas se conoció el sábado el anuncio de
Castillo Peraza, se formó el elenco de quienes
tienen posibilidad de sustituirlo en la presidencia panista. A reserva examinar la nómina correspondiente, tenemos que esperar
a conocer de modo explícito las razones del
actual dirigente. Tal vez estemos sólo frente
a una táctica destinada a evitar el golpeo que
se asestaría al candidato a vencer, que tal es
la condición de Castillo Peraza, durante los
próximos meses, antes de que se publique la
convocatoria correspondiente.
Sin traicionarse a sí mismo, sin que el
cambio de decisión deba ruborizarlo, el actual dirigente de Acción Nacional puede reconsiderar en febrero su posición de diciembre, sobre todo si se genera una corriente
que lo disuada. Y si lo hace se habrá librado de una batalla en que resulta vulnerable
aun e no derrotable.
de
-
Materia
-
Castillo Peraza.
-
Diego Fernández
-
Persona o institución mencionada
-
Castillo Peraza