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Extensión
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5 fojas
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Resumen
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Director general del IFE todavía para los próximos seis años y tres meses, Arturo Núñez ha sido impugnado por los mayores partidos de oposición y él mismo ha generado un enfrentamiento con los seis consejeros ciudadanos..
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Tipo
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Borrador
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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. • 8..
•'
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Plaza pública
para laledición del 7 de noviembre de 1994
1 Arturo Núñez
Miguel ~del Ó~anAdos Chapa
La inminente conclusión del proceso electoral, en los
próximos siete dias, hallará al director general del IFE,
futuro Núñez, en una posición delicd.da; vulnerable,
precaria. Los dos mayor~ partidos de oposición lo h~n
tuestionado con dureza. Y él, por sul parte, escogtó
enfrentarse, arteramente por afí~didura, 1con los sbis
consejeros ciudadanos, lque le respondieron '--con
severidad.
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1
El encaramiento de la representación del Partido de
la Revolución Dcmocrúticu t!on Núñez se convirtió en
uha ftitin~l d'urant~ las s~sil)ne~ delllcohsejb tlbl Instituto
Federal Electoral, a las que el director general acude con
voz pero sin voto. En ld más reciente Ue tales sesiones '
disu~lta por haberse perdido el quorum, quedó pendiente
una pro¡Juesta de extta:fiamientokl NúfiezJ prombvida por
el PRD. Ese partido ha presentado 1 hasta cuc!tro
denuncias penale's contra ese runcionario, que están en
curso ante la fiscalía electoral.
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111 IAécH5n 11 Naciol'tal,ll rpo~ 1 su parte, demandó la
separación de Núñez d~ su carg'o. Felipe Calderón,
nt1mero dos en ese partido, y quied lo repn!senta a partir
de noviembre en e'1 consejb ~eneral, hdbló al res~ecto
con su habitual contunderlciaJ el jueves 27 de ocfubre.
Acusó de "intromisión indebida efinfundada" al director
.
general del IFE. Se refería a un problema estructural, que
·. és el carácter técnico y no · ~o lítico de la direcci'ón
general, y a uno coyunturat qu~ fue la sorpresiva actitud
·de Núftez respecto ·-de lcfs· consejero§ ciudadanos,
evidenciada hi Vispera de esá declaracrón.
El 26 de octubre, en efecto, se había ·efectuado una
larga sesión del corlsejo para !integrar el informe que
dicho órgano debe rerrii\ir d la Cámata de Diputados prtra
efectos de 'la caliíicación electoral. · Para n~ limit~e a
ap~bUdr 1\.ln ttek'to pteparadól ~óriiU1 atlttilnistraciúhll Udl
I/n~Litl1tu, ~.1 c.on.st'Jol convi,o en ejercer directa y
plenamente esa atribución, y pidió a los consejerds
t;iudadanos la preparación de un rproyecto de infolll'k. Al
elaborarlo, lo~ st!is consejeros ciudadanos descubrieron
la imposibilidad· de ófrec~r una visión única, admisible
por tódos, respecto de un proceso en que por definición
los protagonistas adoptah posturas 1en~ontradas. Al
repr~entat seis de ·los ohce votos · posibles, los
cdnsejeros ciudadanos ·hubieran podido auilimáticamente
imponer su propio document~ y · convertirlo en e1
infbrme del cbn~jo general. Eligieron, en cambio, un
camino más ·com}:ilicddo, pero qhe se ajustaba más al
carácter plur:d.· d~ di oh o lóvgQno. f'POJ'~ierort. qu~ · ¿J
conceptollegal de · "inforn1el del con~jo genera.l" se
compflsiera de una variedad de documentos, Presentados
por 1los miembros de dicho · cuerpo. Nb tuvieron
inconveniente, . los propios consejerds ciudadanos, en
que la Junta GenerAl Ejecutiva (el órgano encabezado
~or el director general· que adn1il1istra ~ IFE) pr~sentani
también su pro~ia versidn del proceso electoral
Granados ChaPa
6974668
Sin embargo, la Junta (es decir el director general) se
ex~edió en el éjercicio de esa autorización, yttregó a su
propio . inform'e un enjuiciamiento a los consejeros
~iulladanos. Como partel de .un debate plural, tal a¿titud
no: ·hubiera significado problema a11guno, pues los
consejeros no p\-etendían, ~· así lo habíán mostrado con
hechds, que survisión sea dogmáticamente indiscutible, y
menos 1~ única posible y hdsta renunciaron a que fuera
la posición ofici'al. Peró . aparte el hecho, exa.minable
jurfrlicamente, de que hi Junta (es decir, el director
~eneral) carece de facultades para 1actuar como lo hizo,
~se cuestionamiento fue presedtado por sorpresa. Se hizo
circular mientras · duraba la sesión, y puesto que se
aprobaría el envío de todos los docun1enfos presehtados
eh ella, hubiera pasado sin lectura siquieral al paquete
que seria remitido a San Lázaro.
1 La ubicuidad del consejero Santiago Creel, quien
pudo repasar· las impugnacidnes de la Jllnta (es dedir, el
tiirectot1 general) ftl 1mismo tiempo que seguia la
discusión ~n el cbnsejo, petmitió a l:>s cdnsejero's tomar
nuL.t llcl iuuuu t:n 4Jt: dan ~.:uestionados. Pbr lo tanto,
presentaron el lun~s siguiente, 31 de octubre, una
tespuesta al enjuiciamierlto de la Junta (es decir, del
dir~ctor general), que engrosó el ya descomllnal volumen
de docuthentos l en\riado~ a la Cáhlara (y que muy pocos
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diputados se ocuparán de revisar, ya 4u~ la próp1a ley
orgánica del Cdngreso, que organiz~ el deb<he del
colegio electoral, Ili · siquit!ra meftciona el informe del
consejo general dellFE ~omo uno de los elementos para
su delibdración).
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La actitud de la. Junta prolongó la que el director
general observó a lo largo ·tle las lsesion~s del consejo
~eneral y que, ;a mi juicio\ ad~ltera el carácter con que lla
. l'ey le .p'enbite participar ,en esas reuniones. : En v~z de
cdnstre11irse ~ ll pre&tntación de informes que juzgara
p~rtinentes o le ful!~an solicitados, el director !generaD del
IF¡E solía polemizar con mietnbros del . collsejo, que
constituye tn órgano al que la junta directiva y el propio
·director! genentl están1 sut1ordinados. .Lá ehfática
presentación de sus puntos de vist~ por lo demás,
tevelaba que aunque l'e fuera dable sep~ar su función
orgánica de su cot'lciencia de tnilitante,INúfiez no podía
de~lindar sus opiniones de su pertenencia al Partido
Revolucionario fustitucional.
1
t N~IhBnitlo' en 1'eHetd d'e' 1993 para un periodo de
ocho años, Núfíez pennanecerá en
cargo rñás allá del
cambio de admirfistración generat sal\ro que se le
invitara a otra responsabilid~. o salvo que rse admita
que, co1no dijo Cilderón~ "se ha terminad~ un ciclo, no
1
1
su
s\)lo pnrn lt\ institución sino pura muchos de sus
funcidnarios, específicamente panJ Arturo Núftez".
Lunes 7 de noviembre de 1994, .I:{EFO.I:{MA
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PLAZA PúBLICA
'
MIGUEL A.NGEL GRANADOS CHAPA
Arturo N úñez
Director general del IFE todavía para los próximos
seis años y tres meses, Arturo Núñez ha sido impugnado por los m a y ores partidos de oposición y él mismo ha generado un enfrentamiento con los seis consejeros ciudadanos.
La inminente conclusión del proceso electoral, en las próximas horas, hallará al director general dellFE, Arturo Núñez, en una posición delicada, vulnerable, precaria. Los dos
mayores partidos de oposición lo han cuestionado con dureza. Y él, por su parte, escogió
enfrentarse, arteramente por añadidura, con
los seis consejeros ciudadanos, que le respondieron con severidad.
El encaramiento de la representación del
Partido de la Revolución Democrática con Núñez se convirtió en una rutina durante las sesiones del consejo del Instituto Federal Electoral, a las que el director general acude con
voz pero sin voto. En la más reciente de tales
sesiones, disuelta por haberse perdido el quónun, quedó pendiente una propuesta de extrañamiento a Núñez promovida por el PRD.
Ese partido ha presentado hasta cuatro denuncias penales contra ese funcionario, que
están en curso ante la fiscalía electoral.
Acción Nacional, por su parte, demandó la
separación de Núñez de su cargo. Felipe Calderón, númerc dos en ese partido, y quien lo
representa a partir de noviembre en el consejo general, habló al respecto con su habitual contundencia el jueves 27 de octubre.
Acusó de "intromisión indebida e infundada"
al director general del IFE. Se refería a un problema estructural, que es el carácter técnico
y no político de la dirección general, y a uno
coyuntural, que fue la sorpresiva actitud de
Núñez respecto de los consejeros ciudadanos,
evidenciada la víspera de esa declaración.
El 26 de octubre, en efecto, se había efectuado una larga sesión del consejo para integrar el informe que dicho órgano debe remitir a la Cámara de Diputados para efectos de
la calificación electoral. Para no limitarse a
aprobar un texto preparado por la administración del Instituto, el consejo convino en
ejercer directa y plenamente esa atribución,
y pidió a los consejeros ciudadanos la preparación de un proyecto de informe. Al elaborarlo, los seis consejeros ciudadanos descubrieron la imposibilidad de ofrecer una visión
única, admisible por todos, respecto de un
proceso en que por defuúción los protagonistas adoptan posturas encontradas. Al 'representar seis de los once votos posibles, los consejeros ciudadanos hubieran podido automá-
ticamente imponer su propio documento y
convertirlo en el informe del consejo general.
Eligieron, en cambio, un camino más complicado, pero que se ajustaba más al carácter
plural de dicho órgano. Propusieron que el
concepto legal de "informe del consejo general" se compusiera de una variedad de documentos, presentados por los miembros de dicho cuerpo. No tuvieron inconveniente, los
propios consejeros ciudadanos, en que la Junta General Ejecutiva (el órgano encabezado
por el director general que administra el IFE)
presentara también su propia versión del proceso electoral.
Sin embargo, la Junta (es decir el director general) se excedió en el ejercicio de esa
autorización, y agregó a su propio informe
un enjuiciamiento a los consejeros ciudadanos. Como parte de un debate plural, tal actitud no hubiera significado problema alguno, pues los consejeros no pretendían, y así
lo habían mostrado con hechos, que su visión sea dogmáticamente indiscutible, y menos la única posible y hasta renunciaron a
que fuera la posición oficial. Pero aparte el
hecho, examinable jurídicamente, de que la
Junta (es decir, el director general) carece
de facultades para actuar como lo hizo, ese
·cuestionamiento fue presentado por sorpresa. Se hizo circular mientras duraba la sesión, y puesto que se aprobaría el envío de
todos los documentos presentados en ella,
hubiera pasado sin lectura siquiera al pafli\
M
Autorizado para
añadir la versión de los administradores del
IFE al informe
sobre el proceso
eh{ctoral, Arturo Núñez se excedi~al aprovechar esa circunsta~cia y se puso en situación delicada,
vulnerable y precaria.
:J
quete que sería remitido a San Lázaro.
La ubicuidad del consejero Santiago Creel,
quien pudo repasar las impugnaciones de la
Junta (es decir, el director general) al mismo
tiempo que seguía la discusión en el consejo,
permitió a los consejeros tomar nota del modo en que eran cuestionados. Por lo tanto, presentaron el lunes siguiente, 31 de octubre, una
respuesta al enjuiciamiento de la Junta (es decir, del director general), que engrosó el ya
descomunal volumen de documento~ enviados a la Cámara (y que muy pocos diputados
se ocuparan de revisar, ya que la propia ley
orgánica del Congreso, que organiza el debate del colegio electoral, ni siquiera menciona
el informe del consejo general del IFE como
uno de los elementos para su deliberación).
La actitud de la Junta prolongó la que el director general observó a lo largo de las sesiones del Consejo General y que, a mi juicio,
adultera el carácter con que la ley le permite participar en esas reuriiones. En vez de
constreñirse a la presentación de informes
que juzgara pertinentes o le fueran solicitados, el director general del IFE solía polemizar con miembros del consejo, que constituye un órgano al que la junta directiva y el propio director general están subordinados. La
enfática presentación de sus puntos de vista,
por lo demás, revelaba que aunque le fuera
dable separar su función orgánica de su conciencia de militante, Núñez no podía deslindar sus opiniones de su pertenencia al Partido Revolucionario Institucional.
Nombrado en febrero de 1993 para un periodo de ocho años, Núñez permanecerá en
su cargo más allá del cambio de administración general, salvo que se le invitara a otra
responsabilidad. O salvo que se admita que,
como dijo Calderón, "se ha terminado un ciclo, no sólo para la institución sino para muchos de sus funcionarios, específicamente para Arturo Núñez".
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CAJÓN DE SASTRE
arlos Romero Deschamps encarna un caso singular en la historia constitucional
mexicana: es senador por un sindicato, no por
una entidad federativa. Para realizar esa excepcional operación se privó a Hidalgo de un
asiento en su representación senatorial. De
modo que ese estado tiene tres senadores y el
grupo que maneja el sindicato petrolero
cuenta con uno suyo, propio. Romero Deschamps apareció en las boletas electorales en
Hidalgo, pero no lo representa, pues ni nació
allí ni residió en ese lugar el tiempo requerido por la ley. Se le premió con ese cargo por
haberle vuelto la espalda, oportunamente, a
su jefe y hacedor, Joaquín Hernández Galicia.
El viernes pasado fue reelegido líder de los petroleros, para un nuevo periodo de seis años.
Con esas decisiones se cumple el ciclo de la si-
C
mulación: todo cambia, todo sigue igual.
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Materia
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Arturo Núñez.
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Felipe Calderón
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Persona o institución mencionada
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Arturo Núñez