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Extensión
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1 foja
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Resumen
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El primer informe de Miguel de la Madrid enfatiza la necesidad de conciliación y unidad nacional frente a la crisis, rechazando el autoritarismo en favor de la democracia y el respeto a la pluralidad. Sin embargo, el desafío será alinear las acciones del gobierno con estos compromisos..
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Tipo
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Artículo periodístico
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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El presidente De la Madrid en su Primer Informe ... una impresión muy confortante.
POR MIGUELANGELGRANADOSCHAPA~~''~¡~
f~~~~~~~~~~~~~~
El Primer Informe del presidente De la
Madrid fue una mezcla de relato administrativo que a ratos hasta fue fatigoso, por el
nivel de detalle a que llegó (el número de
autobuses adquindos para dar servicio en la
ciudad de México, por ejemplo) y de programa de acción política de gran alcance,
fundado en la convicción de que es debido,
~~ es dable, preservar la nación mexicana
mas allá de los enfrentamientos sectoriales.
Salvo circunstancias excepcionales como
la vivida por el país hace un año, el Informe
Presidencial difícilmente guarda sorpresas
respecto a los hechos a los que se refiere el
Presidente. La información sobre las actuaciones presidenciales es muy abundante, a
veces se diría que excesiva, y los ciudadanos
que al mismo tiempo son usuarios de los medios de difusión tienen una idee.
más o menos precisa del quehacer del Ejecutivo. Pero es distinto respecto de
la parte programática del Informe. Éste, con frecuencia, incluye una evaluación de los lineamientos políticos puestos en práctica y el enunciado de su
futura evolución. Esta vez, este segundo capítulo revistió una gran importancia.
De la Madrid es mucho mejor conferenciante que orador. La fogosidad
en el tono y el chisporroteo de las metáforas no son propios de su forma de exponer. 'su oratoria corresponde al género de lo expositivo. La frialdad de su
f01 m ación financiera contribuye, además, a que sea mucho más persuasivo
su tono mesurado que las vehemencias en las que a veces se siente obligado a
incurrir. Puesto que le son ajenos, no siempre tiene control sobre los énfasis
que pone en ciertas porciones de sus discursos y entonces se destempla, y
puede dar una impresión distinta de la que se desprendería de la simple lectura de su texto . Eso queda particularmente claro si uno lo oye al mismo
tie.mpo que sigue en un documento escrito la lectura que el propio Presidente
va haciendo. Por ello, ver por la televisión a De la Madrid puede producir un
efecto diferente que el asistir de lejos a la ceremonia de su Informe. Los lenuajes que la televisión puede ofrecer no siempre están visibles para quienes
acuden a la galería del Palacio Legislativo y :son además, como en mi caso,
cortos de vista. El lenguaJe verbal queda, para 'os circunstantes en esas conaiciones, librado a su propia fuerza, sin otros auxilios que deformen o subrayen o contrasten lo dicho con las palabras.
He escuchado opiniones de quienes vieron el Informe uor 1 elevis1ón que
encontraron al Presidente autoritano, con el gesto· duro y destemplado, como hemos dicho que a veces se pone, por subrayamientos orales mal manejaaos. La impresión que a mí me quedó 'ue por entero distinc::'., y muy confortante. No se produJo, como temíamos no pocos observadores de la vida
política, una ratificación y bendición del autoritarismo, sino su contrario.
as tendencias políticas vi.~ibles en algunos sectores del gobierno, y rnanifesadas en la manera de enfrentar problemas sindicales y políticos, pudieron
aber sido corroboradas por el Presidente, quien sin embargo no '.o hizo.
hora será preciso que sus palabras rijan en verdad el quehacer de sus colaoradores, para que no queden en la categona de compromisos imcumplidos.
El deterioro de la economía visible en el momento en que De ia Madrid
e encargó del gobierno ocultaba un pehgro de mucha mayor hondura, que
ra la crisis social. Con todo y su precariedad, la sociedad mexicana ha al-
canzado rasgos esenciales de civilidad que han permitido mejorar las líneas
de convivencia. El desastre financiero, con sus secuelas de desempleo, desa-<
bastecimiento y frustración ponia en nuestro medio un ingrediente de difícil
manejo, así fuera sólo por el hecho de que no lo conocíamos desde el tiempo
de la Revolución armada. La posibilidad de la disgregación social estaba
muy presente, sigue estándolo, y por eso es preciso atacarla con tanto v1gor y
empeño como se ha intentado hacer con las dificultades de la producción y el
consumo. Para ello, el Presidente propuso una estrategia, la conciliación, y
se propuso el mismo como protagonista de ese proceso destinado a evitar la
colisión entre los sectores, al concebir a la institución presidencial como lazo
de unión entre todos los mexicanos.
QUien reconoce que la sociedad está dividida en clases y que éstas tiene11
intereses contradictorios que las conduce a una lucha permanente, encuentra
siempre sospechosa la idea de unidad nacional. Con frecuencia se esconde
tras un pronunciamiento de ese género un propósito reaccionario, pues como
en la fábula, si en una cueva se encuentran el coyote y las gallinas, no hay
conciliación posible,· ya el carnívoro terminará devorando a sus ingenuas
huéspedes. Pero el conflicto social no se resuelve cotidianamente en el
enfrentamiento, sino que puede ser encauzado, en lo que es siempre un aplazamiento de la contienda final en que una de las clases someterá a la otra. La
paz social de cada día es posible sólo en vista de esa regulación del conflicto
Proponer la di tensión entre las clases, diferir los enfrentamientos entre los
sectores, es una línea de acción política pertinente cuando se trata de conseguir unídad estratégica ante un peligro común, que es la inflación en la coyuntura presente.
Más importante todavía que la petición a los grupos a que dismmuyan
su rijosidad, es la oferta formulada por el propio Presidente respecto de la actitud de su propio gobierno. Puesto a elegir entre la tolerancia y el autoritarismo, y teniendo amplias posibilidades de escoger este último término de la
alternativa, el gobierno se resolvió por la democracia, que significa respeto a
la pluralidad y a la opinión diversa de la sustentada por el gobierno.
Éste, el gobierno, no es un matasiete al que debamos agradecerle el que
nos perdone la vida. La tolerancia es una obligación gubernamental, fijada
incluso en las leyes. Pero que, ello no obstante, se haga un compromiso
explícito por respetarla, es doblemente vinculatorio, sobre todo porque, a
menos que se trate de n monstru9s0 engaño, parece revestir una actitud
autocrítica y correctiva, ya f}Ue el tratamiento dado a ciertos sindicatos _
ciertas huelgas, a ciertos movimientos cívicos y ciertos gobiernos municipales
' a ía conducido a la convicción de que la defensa de las instituciones deacráticas en que el aobierno había empeñado su palabra no estaba siendo
:posible, había s1do desechada.
'A nesgo de parecer tolerante frente a fenómenos de desorden social,
' emos sido constantes en el diálogo y la negociación para solucionar lo
conflictos. La autoridad está obligada a buscar siem re la conciliación para
evitar la violencia y la discordia entre los mexicanos", dijo 1Presidente, en
lo que puede ser interpretado como una instrucción a sus colaboradores.
Sería ingenuo suponer quE basta la palabra presidencial ara que desaparezcan actitudes autoritarias. Esta mclinación puede aparecer hasta en actos
de propio Presidente, que acaso encontraría circunstancias por las cuales su
propiO alante de olerancia no podría ser observado. Perc en vez de desdeñar el valor de la palabra presidencial, lo propio será que los ciudadanos se la
tomen y consdtuyan, al modo republicano. n compromiso entre el gobernante y los gobernados con el fin de que el deterioro social no siga ai económico.
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Materia
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Informe presidencial
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Estrategia de conciliación
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Unidad nacional
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Crisis social
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Autoritarismo vs. democracia
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Tolerancia gubernamental
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Pluralidad de opiniones
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Conflictos laborales
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Civilidad
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División de clases
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Persona o institución mencionada
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Miguel de la Madrid
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Presidencia de México
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Sociedad mexicana
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Sindicatos
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Gobiernos municipales
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Medios de comunicación