-
Extensión
-
1 foja
-
Resumen
-
Alfonso Cravioto, destacado liberal hidalguense, dejó un legado que trasciende lo local. Su vida abarcó desde el magonismo hasta su papel en la Revolución Mexicana y su participación en la redacción del artículo 123 de la Constitución. Su centenario resalta su influencia política y cultural en México..
-
Tipo
-
Artículo periodístico
-
Clasificación
-
UAMC.MAGC.01
-
Sububicacion
-
Sobre
-
Texto completo
-
,
•
1
POR MIGUEL ÁNGEL GRANADOS CHAPA
El martes próximo, 24 de enero, se
cumplen cien años del nacimiento de Alfonso Cravioto, un liberal nacido en Pachuca,
que es acaso el máximo prócer local de este
siglo pero cuya tarea a lo largo de media
centuria tuvo alcance nacional e internacional .
El gobierno del estado, y agrupaciones de
estudiosos, como el Centro Hidalguense de
Investigaciones Históricas, al influjo de Arturo Herrera, iniciarán ese día la celebración de este centenario, que no debiera tener sólo resonancia pueblerina, porque el
personaje excede los límites de la ciudad y el
estado en que nació.
(Digamos, entre paréntesis, que esta
nueva promoción de Herrera se suma a la
multitud de iniciativas culturales de las que
ha sido protagonista hace más de veinte años. Abogado, practicante del periodismo desde sus días estudiantiles, candidato a maestro en historia en la
Universidad Metropolitana, desde que fue de Actopan a Pachuca a estudiar
el bach illerato, en 1958, no ha cejado en su empeño de abrir los horizontes de
la cultura a los habitantes, sobre todo los jóvenes, de la capital hidalguense y
de otras ciudades de la entidad, incluida naturalmente la suya natal. Como
funcionario responsable de actividades culturales en la Universidad de Hidalgo, o en el gobierno del estado, o en el Centro Regional del Instituto Nacional de Antropología e Historia, no ha parado nunca en ese esfuerzo.
Cuando el archivo histórico Casasola fue llevado a Pachuca, en 1977, a él le
correspondió organizarlo y disponerlo para su consulta por el público. Fue
una verdadera lástima que el espléndido, utilísimo trabajo que allí encabezó
fuese frenado por intrigas burocráticas de tan largo alcance que ahora mismo, tiempo después de que se forzó su salida de allí, iguen teniendo eficacia.
Puede decirse, sin exageración , que la fisonomía cultural de Pachuca ) sus
alrededores sería otra sin los empeños de Herrera, y que puede medirse el tala nte de las autoridades locales por el mayor o menor apoyo que prestan a las
iniciativas, siempre desinteresadas, de quien ahora organiza y dirigir.á el
Archivo Histórico de Hidalgo).
Cravioto, que caminó del magonismo temprano, al principio de este
siglo a una senaduría en tiempos de Ruiz Cortines, a la que llegó como candidato del PRI, fue un político pragmático, capaz de inscribirse con el mínimo
desdoro en circunstancias fluctuantes, pero fue al mismo tiempo un hombre
de espuitu, saboreador de las letras y las artes plásticas, a las que prestú servicios que no fueron todavía evaluados pertinentemente. A su impulso. como
director de la revista Savia Moderna se debe que el doctor Atl organizara la
primera exposición pictórica realizada por particulares en la Ciudad de México, en 1907, y en la que figuraron valores que despuntaban, como el entonces jovencito Diego Rivera.
El padre de Cravioto, el general Rafael, fue un cacique que prolongó su
dominio político en Hidalgo durante veinte años, una docena de los cuales él
fue personalmente el gobernador, en periodos interrumpidos por lapsos en
que dej ó el cargo a sus dos hermanos, Francisco y Simón. Caído en desgracia
ante Díaz, por sus excesos y por celos del dictador mayor, su hijo, que nació
cobijado por el poder, entraba en la adolescencia cuando conoció la orfandad de la marginación política de su padre. Por eso, y por tempranas convicciones adquiridas de sus profesores liberales en el Instituto Científico y Litérario hidalguense (el positivista antecedente de la Universidad local de hoy),
se afilió al partido de la oposición a Díaz, que se vistió galana y genuinameAti\
uense
te con el ropaje juarista y fue por lo mismo anticlerical. No fue casual, por
ello, que el primer periódico en que·escribiera y que dirigió. a los 17 años, se
llamara E l desfanatizador.
Miembro de los clubes liberales de Pachuca y de la Ciudad dt México, se
acercó a los hermanos Flores Magón. con quienes en 1903 compartió la cárcel y las vejaciones. Luego, los camino~ de los oaxaqueños y del hidalguense
se escindieron. Después de un lapso breve de retiro ele la actividad política
(que incluyó la fundación de la revista literaria y de artes que citamos, y un
fructífero viaje a Europa), participó en la Sociedad de Conferencias que dio
lugar al Ateneo de la Juventud, cuyos primeros presidentes fueron Antonio
Caso, José Vasconcelos y el propio Craviolo. Su tránsito de esta posición (reputada por no pocos historiadores como preparadora de la Revolución, porque significó la remoción de los fundamentOSfulturales de la dictadura) al
maderismo fue natural, ya que había sido desde 1903 notorio antirreeleccionista.
Era diputado a la XXVI Legislatura cuando Huerta traicionó a Madero,
lo aprehendió y forzó su renuncia. Craviolo, a pedido de la familia de don
Francisco, y creyendo de ese modo salvar la vida al Presidente, pidió, como
orador singular, que la Cámara aceptara la d imisión . Esa decisión, y el que
la legislatura continuara abierta después del homicidio felón de Madero~· Pino Suárez, valieron a esa generación parlamentaria toda. y a Cravioto en
particular, denuestos a los que supo contestar con la verdad.
Fue con Carranza funcionario de la ecretaría de Instrucción Pública.
de la que llegó a ser titular interinamente . Acudió a Querétaro a la gestación
de la carta constitucional de 1917 y le cupo el significativo papel de proponer
la creación de un artículo, que fue el 123, destinado a expresar los derechos
de los trabajadores. Declaró entonces en esa tribuna histórica que su liberalismo no podía ser el decimonónico, sino que estaba nutrido de corrientes socialistas, y hasta llegó a admitir la consecuencia inexorable de todo verdadero liberal, que es su conversión a libertario y su adhesión al anarquismo,
aunque lo fuera sólo conceptualmente .
Fiel a "Carranza, y creyente en el civilismo (sin apreciar que no había
llegado la hora para esa corriente, y que en don Venustiano bulhan además
otras motivaciones) apoyó a Bonillas y acompañó a Carranza en su salida de
la Ciudad de México rumbo a Tlaxcalantongo. Cuando el Presidente fue asesinado, Cravioto se abstuvo de asistir a la sesión del Senado (para el que
había sido elegido en 1918) en que se designó presidente interino a Adolfo de
la Huerta . Pero luego siguió en su escaño, como si la legalidad no se hubiera
interrumpido. En dramáticas circunstancias como esa y como la de 191.'3,
mostró comportamientos que acaso. con ,·isión de ho). debieran haber tenido otro cauce) otra conclusión. Cra\ ioto no fue, indudablemente. un acomodaticio, porque no necesitaba serlo y porque pasados los trances definitorios seguía siendo lo que era. sin traicionarse. pero no llegó a romper con el
régimen re,olucionario que hab1a l'Olltnhuidu a fund.ar. ni cuestionó en el
fondo las coyunturas críticas en que le correspondió participar. Puesto que
había mostrado desapego por su suerte personaL es imposible atribuirle tal
actitud a conveniencia o timoratez, sino que acaso su origen está en una convicción, discutible pero frecuente en el sistema político. de que es permisible
y debido el ajuste de las personas a las circunstancias.
Embajador durante veinte años, Cra,·ioto volvió al Senado en 1952. Antes de morir tres años después, el 11 de septiembre de 1955, había entrado en
la Academia de la Lengua, como reconocimiento de sus pares, los escritores
mexicanos más sobresalientes, a u oratoria política y literaria y a su poesía,
soQre todo la comprendida en El alma nueva de las cosas viejas, donde con
erudición, gracia, án imo poético y sen tido de la crítica social se evocan los
tiempos virrei nales.
No de bronce, sino de carne y hueso, Cravioto fue un servidor de su nación (es decir de la gente) y de la república (es decir, de sus instituciones) .
Merece por ello ser recordado y que sus virtudes cívicas sean enaltecidas.
-
Materia
-
Liberalismo
-
Historia de México
-
Revolución Mexicana
-
Cultura hidalguense
-
Senado de la República
-
Participación política
-
Derechos laborales
-
Reforma constitucional
-
Antirreeleccionismo
-
Vida cultural
-
Persona o institución mencionada
-
Alfonso Cravioto
-
Arturo Herrera
-
Centro Hidalguense de Investigaciones Históricas
-
PRI
-
General Rafael Cravioto
-
Venustiano Carranza
-
Francisco I. Madero
-
Adolfo de la Huerta
-
Ateneo de la Juventud
-
Academia Mexicana de la Lengua