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Extensión
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1 foja
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Resumen
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Francisco Martínez de la Vega recibirá la medalla Eduardo Neri por mérito cívico. Esta distinción, instaurada en 1969, ha sido otorgada a figuras destacadas. El texto resalta la integridad y el compromiso de Martínez de la Vega con el periodismo y la dignidad cívica a lo largo de su carrera..
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Tipo
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Artículo periodístico
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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artinez e a
POR MIGUEL ANGEL GRANADOS CHAPA
Mañana, viernes 30, recibirá don
Francisco Martínez de la Vega la medalla Eduardo Neri al mérito cívico.
Con ello se valida una vez más el
refrán taurino según el cual no hay
quinto malo. Esta es, en efecto, la
ocasión número cinco en que la Cámara de Diputados atribuye esa presea, prevista para ser entregada cada
tres años. En 1969, año de su institución, la recibió el propio don Eduardo
Neri, que murió poco tiempo después.
En 1972, el recipiendario fue don Jesús Silva Herzog, potosino como
Martínez de la Vega y antecesor suyo
también en recibir la medalla Plan de
San Luis que otorga la legislatura potosina a quienes, habiendo n'acido en
esa tierra, se distinguen por su tarea
de servicio a la colectividad.
En 1975
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fue el viejo maestro colimense Enrique Corona Mo rfín, estimado como
uno de los promotores de la educación rural en México quien la recibió;
en 1978 la comisión de la Cámara de Diputados consideró necesario
declarar desierta la atribución; y en 1981 el designado fue don Salvador
Azuela, vasconcelista, director del Seminario de Cultura Mexicana y
del Instituto de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana.
Establecida la medalla Belisario Domínguez por el Senado, para
distinguir a mexicanos notables con un galardón rememorativo de la
gesta de un senador, en relación con quienes fueron sus miembros, 1~
Cámara de Diputados quiso hacer lo mismo, y escogió para bautizar a
la presea el nombre del legislador guerrerense Eduardo Neri, vinculado
por su suerte con la de don Belisario. Neri, en efecto, arriesgó su vida al
pronunciar un valiente discurso a causa de la desaparición de don Belisario, víctima de la saña del huertismo. Este gobierno, aupado por la
violencia traicionera al poder, se mantuvo en él a base de persecuciones
y represión. En su discurso del 9 de octubre de 1913, Neri se refirió al
asesinato de los diputados Serapio Rendón y Adolfo C. Gurrión. Hubiera podido también citar (aunque lo aludió) al sacrificio del general
Gabriel Hernández, gobernador maderista de Hidalgo, a quien victimó
el ebrio y loco ingeniero Enrique Zepeda, gobernador huertista del
Distrito Federal, quien una noche llegó completamente borracho a la
cárcel de Belén, hizo sacar de su celda a Hernández, le formó cuadro de
fusilamiento y luego ordenó incinerar el cadáver, no tanto por borrar la
huella de su insania, sino como extensión de ese mismo comportamiento demencial.
Los homicidios de Rendón y Gurrión fueron parte de la complicada relación que hubo entre la legislatura elegida en 1911 y el gobierno
de Huerta. Mucho se ha discutido sobre el papel de las Cámaras en ese
momento, pues hay quienes consideran que sus miembros legitimaron
la dictadura del usurpador, y quienes estiman que manteniéndose en
sus puestos, muchos diputados y senadores revolucionarios contribuyeron primero a hacer nítido el papel despótico del protagonista del cuartelazo, y después a entorpecer el gobierno que inútilmente el soldadón
quiso instaurar y llevar adelante.
Sea de ello lo que fuere, el hecho es que la oposición a Huerta encontraba clima adecuado en la Cámara de Diputados. Para poner un
escarmiento, el secretario de Gobernación Aureliano Urrutia ordenó a
la policía capturar y asesinar a Rendón, y luego giró instrucciones a las
fuerzas armadas pa¡;a que detuvieran y fusilaran en Oaxaca a Gurrión.
Ambos crímenes fueron cometidos en agosto de 1913, y contra ellos
protestó la Cámara, si bien lo hizo de modo débil. Por eso, cuando en
octubre desapareció el senador Domínguez, el diputado Neri co~sideró
que había llegado el momento de enfrentarse con claridad al Poder Ejecutivo. De lo contrario, advirtió, irían desapareciendo todos ·los
miembros del Congreso. Y lanzó un desafío al usurpador, haciéndole
notar que ellos habían sido elegidos por el voto popular, y acusándolo
de hecho por las agresiones a los legisladores, al mencionar "la bandera
Negra" con que encubría sus crímenes el general Huerta.
No sólo eso. Neri contó entre los propulsores, y fue el primer firmante, de una comunicación de la Cámara al usurpador, en que le demandaba el esclarecimiento de lo sucedido a Domínguez, le solicitaba
garantías y le anunciaba que, de no tenerlas, iría a sesionar a donde las
hallaran. Ante ese franco reto del Congreso, Huerta resolvió disolverlo,
y encarcelar a la mayor parte de sus integrantes, incluidos los diputados Rodolfo Reyes y Jorge Vera Estaño!, que habían sido miembros de
su gabinete durante los primeros meses después del golpe de estado. Neri permaneció varios meses en prisión, junto con algunos de sus compañeros. En cuanto pudo, una vez libre se incorporó al carrancismo,
quedando cerca del general Obregón, en cuya campaña en pos de la
postulación presidencial en 1920 participó de modo sobresaliente. Por
ello no fue sorpresa para nadie, entonces, que se le designara Procurador de Justicia de la República, y luego presidente del Partido Liberal
Constitucionalista, que hizo candidato presidencial a Calles en 1924.
El rasgo de entereza cívica de don Eduardo Neri encuentra correspondencia en la trayectoria periodística de don ·Francisco Martínez de
la Vega, en que se concatenan uno tras otro innumerables actos de esa
naturaleza. Por vía anecdótica podrían citarse los gestos de dignidad
que lo llevaron, siendo todavía un muchacho, a renunciar a la
secretaría particular del gobernador potosi no Gonzalo N. Santos, por
no tolerar un mal modo de aquél; y a renunciar también a la jefatura
de redacción de El Nacional. Según lo ha referido don Fernando
Benítez, en una entrevista inédita con Joel Hernández Santiago, después de un altercado con Ernesto P. Uruchurtu, a la sazón subsecretario de Gobernación encargado del despacho, Benítez decidió dejar la
dirección de ese periódico gubernamental en 1947. Todo ocurrió tan
intempestivamente, que no pudo hablar con don Paco, jefe de redacción, a quien por lo tanto presentó có.mo tal ante el nuevo director.
"Era", dijo Martínez de la Vega, "porque yo también me voy". Le
quedaba ya claro entonces el carácter reaccionario del gobierno alemanista, casi iniciado apenas en aquellos meses, y no quiso servirlo. Más
todavía, haría armas políticas contra él, desde el henriquismo, cuando
se supo que Alemán quería o reelegirse o poner en la silla a un primo e
incondicional suyo.
Pero más que hallar en rasgos concretos la entereza cívica que ha
hecho merecedor con altos méritos a don Paco de la presea que se le
entrega mañana, es posible hallar en su trayecto vital una línea de servicio a la nación que enaltece a la Cámara de Diputados por esta decisión. Don Francisco la recibirá mañana con la modestia que lo caracteriza, con el humor que le es propio y con la certidumbre de que es a su
gremio al que se enaltece con ella. Así lo dijo apenas el dos de agosto
pasado, cuando recibió la medalla Plan de San Luis.
Allí se calificó a sí mismo como "afanoso trabajador del periodismo mexicano" y en ejemplo de la mesura que lo ha hecho uno de los
más atendidos periodistas políticos en la historia nacional, expresó su
convicción de que "hay que respetar las voces críticas aunque con lamentable frecuencia algunas. voces críticas no sean respetables".
Martínez de la Vega subirá a la tribuna de la Cámara un cuarto de
siglo después de que lo hizo por vez primera cuando fue elegido diputado en 1958. En raro ejemplo de congruencia, las diversas condiciones
en que ha hablado en la Cámara no le dictarán juicios contradictorios.
Expresará convicciones sólo matizadas por el afinamiento que da el
tiempo, pero que se resumen en su amor a este país.
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Materia
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Medalla Eduardo Neri
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Cámara de Diputados
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Belisario Domínguez
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Huerta
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Crímenes políticos
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Periodismo mexicano
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Francisco Martínez
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Servicio cívico
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Reacción gubernamental
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Periodismo crítico
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Persona o institución mencionada
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Francisco Martínez de la Vega
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Eduardo Neri
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Cámara de Diputados
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Jesús Silva Herzog
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Enrique Corona Morfín
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Salvador Azuela
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Aureliano Urrutia
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Rodolfo Reyes
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Jorge Vera Estaño
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Ernesto P. Uruchurtu