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Extensión
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1 foja
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Resumen
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La contienda entre el PSUM y la Iglesia mexicana revela una lucha por los votos católicos en México. a pesar de que la mayoría se declara cristiana, las prácticas religiosas y la corrupción afectan el acceso a sacramentos y la influencia real de la fe en las decisiones electorales..
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Tipo
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Artículo periodístico
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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1
POR MIGUEL ANGEL GRANADOS CHAPA
Este fin de semana hará dos meses de que
brotaron de las aguas, como en un génesis al
revés, macabro, una docena de cadáveres
cuyo hallazgo inauguró un caso de opinión
pública como pocos han estremecido a este
país. En estas mismas páginas de
SIEMPRE, al finalizar enero, nos preguntábamos por el significado de los crímenes
que afloraron en el río Tula. A esta distancia en el tiempo, tendríamos que preguntarnos hoy prácticamente lo mi~o. O lo
que es más grave, plantearnos otras interro-·
gantes no sobre la impunidad de que gozan
los criminales, sino sobre las causas que
propician esta situación.
Se sabe que la Dirección Federal de Seguridad concluyó una amplia invest}gac~ón sobre el múltiple homicidio. Algunas ¡~formaciones resultantes de
·la pesquisa han transcendido . Con ellas puede reconstruirse
uña historia que en sus grandes trazos seguramente se ha escenificado
muchas veces. Pero en esta oportunidad la magnitud de los móviles y de las
consecuencias debiera obligar a que se haga pública, en los términos precisados por la averiguación policíaca.
--..... La clave para desenredar el misterio la dio la identificación de un taxista,
a quien en meses anteriores contrató una pareja de personas, extranjeros al
parecer,_colombianos, según pudo establecerse más tarde. Era un contrato
sui· géneris el que le plantearon sus empleadores. Se dedica~an ellos a asaltar
casas, bancos, cuanto estuviera a la mano. Habían constituido, con otros
muchos compañeros, una banda capaz de obtener grandes botines en poco
tiempo. El taxista se sumó al grupo. Hoy está muerto.
Contra la banda se lanzó la persecución de la policía común, la encargada
de impedir los delitos, el servicio secreto, pues. En apariencia, un grupo de
detectives, pertenecientes a un núcleo denominado "Jaguar", de la División
de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia, la DIPD de la Dirección General de Policía del Distrito Federal dio con los asaltantes . Identificó uno a uno a todos los integrantes del grupo delictivo, estableció los almacenes en que se ubicaban los botines. Pero en vez de dar parte a sus jefes, para que se procediera a las detenciones, el grupo policíaco resolvió que la cantidad de bienes y efectivo de que podrían echar mano, para sí era muy atractiva. La tentación fue grande, y el crimen se consumó. Los asaltantes fueron
en efecto detenidos, pero no llevados a juicio, sino asesinados, probablemente después de torturarlos para que confesaran la ubicación de otros sitios
donde se guardaran porciones del botín logrado a lo largo de muchos meses.
Si como todo indica, la historia es así en rasgos generales, asusta saber que
los homicidas siguen allí, tan tranquilos, no sólo sin recibir castigo, sino en
posición de continuar su tarea. No disminuye la importancia del hecho el
que en los medios policiacos haya adquirido carta de naturalización la puesta en práctica del sabio refrán según el cual ladrón que roba a ladrón tiene
cien años de perdón. He oído decir, por ejemplo, que cuando se trataba de
salir a combatir a grupos de guerrilleros urbanos, las diversas policías encargadas del asunto rivalizaban entre sí para conseguir la oportunidad de
enfrentarse co11 ellos. No era el deber profesional y aun patriótico lo que los
movÍa. Por lo contrario, en esos casos era muy amplia y fund ada la presunción de que en las casas de refugio hasta donde se perseguía !l los grupos de
i ~pugnadores violentos habría botines, resultado de expropiaciones, como
esas bandas dieron en llamar sus latrocinios,..que no siempre figuraban en el
expediente del caso. Se sabe, también de que entre agentes y ·grupos
policíacos la disputa por objetos y dinero ha conducido con frecuencia a encuentros sangrientos:
Saber que todo eso es COIIlÚn no palia, como decimos, la trascendencia de
la impunidad policíaca, sino la agrava. Estamos hoy ante el gravísimo hecho
de que una ofic~na federal de investigaciones ha encontrado indicios amplios
de culpabilidad, en agentes policíacos, y el expedíente relativo no se da a la
publicidad y no se sigue, po~ lo tanto, proceso alguno a los responsables. Es
comprensible que haya una enorme cautela a este propósito, hasta por razones de seguridad personal de los investigadores que encontraron tales presunciones de culpabilidad. Pero como ya hoy se sabe que el resultado de la pes. quisa está concluido, constituiría un seguro darlo a conocer, mientras que lo
contrario pone en mayor riesgo a los indagadores.
Contrasta la impunidad de estos terroristas, puesto que no se puede llamar
de otra manera a los agentes de policía que presuntamente ultimaron a los
catorce del río Tul a, con la crueldad con que el Estado meXicano suele tratar
a otros terroristas, o a los que el proQio Estado reputa que lo son. Y más
todavía contrasta con la actitud policíaca y judicial contra personas manifiestamente inocentes de delitos políticos a las que sin embargo se les hace pa•
gar con cárcel y hostigamiento su militancia en agrupaciones revolucionarias
del extranjero.
El caso más sobresaliente, por ahora, es el de dos políticos argentinos, Roberto Guevara de la Serna y Julio Santucho, dirigentes del Partido Revolucionario de los Trabajadores de Argentina. Fueron detenidos en octubre pasado, porque se les involucró en el secuestro de una joven heredera, Beatriz
Madero. Los responsables directos del plagio, confesos sin reticencias, han
exonerado a Guevara y Santucho, con quienes tuvieron ligas políticas en el
pasado, pero a los que no consultaron la puesta en práctica de esa vía de acción, que entra francamente en el terreno de lo criminal. Por lo demás, hay
pruebas circunstanciales que prueban la imposibilidad física de los dos prisioneros citados para haber participado en delito alguno, puesto que cuando
ocurrió alguno de los hechos que se les imputan no estaban siquierl\ en la
ciudad de México.
Sin fundamento alguno también fue detenido desde entonces, por su relación amistosa con Guevara y Santucho, un economista mexicano, funcionario gubernamental. "Pruebas" por completo endebles lo indicaban com?
presunto cómplice del secuestro. Eran tan débiles las indicaciones que el juez
no tuvo más remedio que darlo en libertad en febrero último. Pero Santucho
y Guevara siguen allí, presos, no obstante que eran tan inocentes como Armando Navarrete, de quien ya se aceptó que lo es.
Se denunció que en el interrogatorio a los argentinos intervinieron militares venidos de Buenos Aires. Aparte la insoportable intromisión en nuestros
asuntos internos de personas procedentes de cualq uier parte, esta solidaridad
entre gobiernos o entre corporaciones policíacas no puede ad~itirse, porque
milita contra las leyes y contra el espírit u libertario que presidió la creac\ón y
ha presidido el desarrollo de la nación mexicana.
Cada vez de modo más acusado estamos viviendo, en la práctica, sin necesidad de decl'aración formal alguna, un régimen de excepción, en que es preciso probar que se .es inocente, en virtud de decretos emanados de la autoridad policíaca. Es tiempo de rectificar una situación atroz . Si se consagra la
impunidad de los jaguares que en apariencia ultim aron a las víctimas del río
Tula, y se bendice la colaboración internacional entre perseguidores
políticos bajo disfraz policíaco, nada impedirá nada a los poucías.
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Materia
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Disputa por el voto católico
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Influencia de la Iglesia en elecciones
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Corrupción en prácticas religiosas
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Desigualdad en acceso a sacramentos
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Fe y vida cívica en México
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Persona o institución mencionada
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Ernesto Corripio Ahumada
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Partido Socialista Unificado de México (PSUM)
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Iglesia mexicana
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PRI
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PAN
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PDM
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Tomás Gerardo Allaz