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Extensión
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1 foja
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Resumen
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A un año de la sucesión presidencial en México, se inicia el proceso político en el que los aspirantes buscan persuadir al presidente en funciones, combinando eficiencia y lealtad. La relación personal y el apoyo presidencial serán decisivos para determinar al próximo candidato del PRI..
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Tipo
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Artículo periodístico
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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1
n
POR MIGUEL ANGEl GRANADOS CHAPA
Hace ya un año: el 19 de septiembre se
convertirá a partir de ahora en el recuerdo
luctuoso más hondamente ·arraigado en la
conciencia de los mexicanos. Hace un año el
destino nos deparó un tajo, una quebrazón
no sólo física sino también moral, a la que
sin embargo se sobrepuso la inmensa, colosal energía de la gente común.
Un año después, el balance de lo ocurrido
en aquellas trágicas horas, y en el tiempo
corrido desde entonces en las tareas de reconstrucción, no nos permite experimentar
la satisfacción del deber cumplido. Todos
hemos estado por debajo ~e lo que las circunstancias requerían. Hay un solo dato
brutalmente conmovedor para hacer inequívoco este juicio: varios miles de personas
siguen viviendo en los albergues provisionales. Han estado allí d urante un año, de modo que puede asegurar que su tragedia no ocurrió ell9 de septiembre de 1985, sino que sólo empezó entonce~.
Ni siquiera puede saberse con precisión a cuánto asciende su número.
Es verdad que, en eontraste, otros muchos miles de personas más están
ahora ubicadas en viviendas nuevas. La mayor parte de ellas las edificó el
go bierno, y otra porción provino de fondos administrados por la iglesia católica. Pero en este caso el enfoque correcto, socialmente, según me parece, e.\
el del vaso-medio vacío: es muy grave que a pesar del tiempo transcurrido no
se haya dotado de un lugar donde vivir a miles de damnificados. La deuda
con ellos es más pesada que la tarea cumplida respecto de quienes recibieron
ya una ha bitación, aunque casi en ninguna circunstancia los beneficiarios
hayan quedado por entero satisfechos. La lejanía, el costo, la carga financiera, la calidad, el espacio menor, la pérdida del entorno original, todo ello
ha sido factor determinante para que las secuelas del sismo, aún en este caso.
no hayan dejado de ser desagradables, para decirlo suavemente. Con todo,
esas personas tienen de nuevo un lugar donde vivir. Pero quienes aún permanecen en albergues constituyen el peor saldo posible, desde el punto de vista
humano y material.
En el deportivo Venustiano Carranza, por ejemplo, sobrevive un gran
número de familias. Durante un año han estado allí, en condiciones de hacina miento, de promiscuidad, de pérdida de la privacidad, que significa pérdida de la libertad. Es difícil, aún si en corto plazo se asignara a estas famili as un sitio fís icamente decoroso para radicarse que puedan retomar la normalidad en que vivían. El daño de la justicia demorada, es decir, de la i nju~
ticia, ya está hecho.
Pero quizá es todavía más grave, desde el punto de vista político, la
deplorable consecuencia del terremoto que concierne a la manipulación de
los intereses de los damnificados. El trato que el gobierno quiso darles, al
principio, desencadenó la formación de agrupaciones, o la vivificación de
otras que ya existían para distintos propósitos, y ello ha significado la movilización de miles de personas, ante la cual el gobierno, en general, ha reaccionado en el mejor de los casos tardíamente y, a menudo. con desconsideración hacia las personas.
Tlatelolco simboliza, en ese sentido, buena parte de lo q ue ha ocurrido.
Reconocemos, naturalmente que lo allí ha pasado no es aplicable en lo general a todos los gru pos de damnificados, entre otras cosas porque la enomw
aglomeración residencial en el barrio más antiguo de la capital ha dispues t< •
de voceros inteligentes y diligentes, q ue ha n hecho co nocer el desa rroll o di'
los acontecimientos. Pero citamos el caso porq ue en él confl uye n los elt'Ill\'11
tos de esta abusiva manipulación política .
Al principio, el gobierno actuó eomo si fuese el culpable del sismo.
Ocultando información, distorsionándola, hostigando a los afectados. La
verdad era_ que algunas de sus dependencias eran responsables de condiciones que dieron al terremoto efectos terribles. El edificio Nuevo León, por
ejemplo, que vino por tierra estrepitosamente en los primeros minutos consecuentes al sismo, estaba ya calificado como defectuoso antes del gran siniestro, y se había concertado con los inquilinos a un compromiso para someterlo a una recimentación. No haberla hecho a tiempo fue parte de la tragedia dell9 de septiembre. Allí murieron cientos de personas, cuya pérdida no
puede ser atribuida sólo a la incuria administrativa -no debe perderse de
vista la magnitud del movimientos telúrico- pero que acaso hubieran tenido una suerte distinta, a pesar del temblor si las cosas se hubieran hecho como se debe.
El debate sobre las responsabilidades en ese caso, así como la negati' a
de las autoridades en un primer momento para aceptar la carga financiera
de la reconstrucción, tal como se ordena en los certificados de participación
inmobiliaria, llevó a los vecinos a la organización, y a la participación conjunta en diversas luchas relacionadas con las secuelas del sismo, en la Coordinadora Unica de Damnificados. Organismo independiente, aunque dirigida
por líderes izquierdistas, la CUD fue rápidamente puesta a competir por organizaciones levantadas al vapor por el PRI, y su sucursal, el PST.
También fue necesario para el gobierno, en el intento por impedir que
las reclamaciones de los damnificados salieran de los márgenes tolerables para el propio gobierno, abandonar la línea original. Para ello fueron reemplazados varios funcionarios ligados con la cuestión, desde el Secretario de Desarrollo Urbano y Ecología hasta el Director del Programa de Habitación de
Emergencia, pasando por el Delegado de Cuau htémoc, la circunscripción
más duramente castigada por el temblor. El nuevo titular de la SEDUE.
político más moderno que su predecesor, escogió la vía de la concertación ~
el diálogo. No abandonó, pues no le es fac ti ble asumir tal iniciativa, y seguramente no le sería apetecible hacerlo, el control polí tico de la cuestión y por
consiguiente se mantuvo, así fuera aminorada, una tensión frente a los d~m
nificados independientes, que se manifiesta en la visión contraria que ambo~
extremos ustentan sobre el estado de la reconstrucción y sus consecuencia~.
La oposición entre autoridades y damnificados adquiere perfiles simbúlicos al cumplirse un año. La CUD ha organizado una marcha que se propone llegar al Zócalo, pero éste ha sido considerado reserva exclusiva de lth
damnificados oficialistas. La movilización de la sociedad, empezando por lo\
propios afectados inquietó tanto al gobierno que ahora, en este primer aniversario, busca hacerles saber que también esta movil ización es susceptiblt'
de control y de cooptación .
Sería lamentable que estas tendencias gubernamentales se acentuaran
Todavía no están resueltos los problemas derivados del sismo propiament\'
como para erigir otros, nacidos de una deficiente manera de abordar la\
cuestiones aledañas. En eso consistiría el principal saldo político negativo di'
aquel acontecimiento que tanto cimbró la conciencia de los ciudadanos.
No percibir que los damnificados y quienes es tuvieron cerca de ellos no
pueden ver el país con la misma perspectiva con q ue lo apreciaban hace un
año, es ignorar la magnitud de las secuelas sociales del temblor. Si se procecl('
con base en esa ignorancia, sólo se engendrarán nuevos problemas, mucho
más difíciles de resolver y aun de encarar que los que se pueden atender mediante recursos materiales.
Era inevitable la poli tización del terremoto. Hubiéramos podido sacar
buenas lecciones de ese cataclismo y en consecuencia encauzar una sana, útil
politi zación de sus efectos. No lo hemos co nseguido, por el temor au torita rio
del gobierno a enfrentarse a grupos a los qu e no puede manipular. El dolo1
humano persistente, así. es un saldo negat i\·o q ue a un año de distancia\< ·
une a la· manipulación política como los prin cipales efectos negros de aquell a
tragedia .
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