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Extensión
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1 foja
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Resumen
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Paul Volcker, presidente de la Reserva Federal de EE.UU., visita México para discutir la crisis de la deuda. Las conversaciones impulsan nuevas negociaciones con el FMI y posibles créditos, pero las decisiones sobre la deuda externa siguen siendo cruciales para la estabilidad económica del país..
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Tipo
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Artículo periodístico
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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POR MIGUEL ANGEL GRANADOS CHAPA
El primero de mayo de 1886, en rigor estricto, no ocurrió ningún hecho
violento digno de ser recordado. Tal
· fecha había sido señalada por vastos
·sectores del movimiento obrero norteamericano para demandar el establecimiento de la jornada de ocho horas;
y se había estipulado para entonces el
inicio de una huelga nacional para
conseguir tal mejora en las condiciones de trabajo, que eran brutalmente contrarias a la dignidad del
hombre. El sábado primero de mayo
de hace un siglo, en muchas ciudades
de los Estados Unidos, pero principalmente en Chicago se realizaron marchas, que marcaban el comienzo de la
gran guelga. Según Morais y Boyer,
historiadores heterodoxos del laborismo estadunidense, la jornada fue
pacífica. Al final de ella, "no se había derramado sangre; no se había
repetido la Comuna de París. La milicia se desmovilizó, la excitación
de la mañana desapareció, sus miembros de veían un poco avergonzados al disponerse a volver a casa, sus uniformes desagradablemente vistosos entre la multitud de civiles muchos de los cuales habían desfilado.
La prensa se disculpó minimizando sus múltiples predicciones de
violencia. La policía regresó a su diario trabajo. Chicago, que había esperado un Armaggedon, se sintió un poco frustrado porque sólo encontró paz".
Esa paz, sin embargo, duraría sólo unas horas. En la ciudad de los
lagos y los vientos especialmente, pero también en los otros grandes
enclaves industriales norteamericanos el clima contra los dirigentes sindicales, muchos de ellos procedentes de Europa, había ganado en densidad al punto de que sólo faltaba un detonante que hiciera estallar la
fuerte tensión nacida de la lucha de clases. El lunes 3 de mayo, la
policía golpeó a trabajadores despedidos de la McCormick Harvester
Works, una fábrica de implementos agrícolas, permitió la introducción
de 300 esquiroles y los protegió al concluir su turno. En realidad, la
policía hizo mucho más que proteger a los esquilares: batió a los huelguistas y, según el relato de un testigo, citado por Morais y Boyer,
"abrió fuego disparándoles por la espalda. Muchachos y hombres
fueron asesinados mientras corrían".
Para protestar por esta matanza .(hubo por lo menos seis víctimas) ,
se citó para una manifestación en Haymarket Square, para la tarde del
cuatro de mayo. El mitin, poco asistido, ya declinaba cuando se precipitaron los acontecimientos. Unos doscientos patrulleros se lanzaron
contra la multitud. Pero antes de que se produjera un enfrentamiento,
la negrura de la noche fue rota por un relámpago rojo y una terrible
explosión. "La confusión que se suscitó en la oscuridad fue increíble
-dicen los ya citados Morais y Boyer, en La historia desconocida del
movimiento obrero-de los Estados Unidos- la policía disparaba sin ton
ni son en varias direcciones, la gente caía, muchos de ellos heridos;
otros corrían, maldiciendo, gimiendo; o eran pisoteados y golpeados
salvajemente por la enloquecida policía, uno de cuyos miembros había
sido muerto y siete más fatalmente heridos".
Se trataba, obviamente, de una provocación. Ese Tlatelolco norteamericano no concluyó allí.. Una feroz persecución fue lanzada contra
los dirigentes de la huelga y contra quienes habían organizado el mitin
de Haymarket Square. Después de un juicio sumarísimo, cuya sentencia estaba dictada de antemano, siete procesados fueron c9ndenados a
muerte. A última hora, dos de ellos (Fielden y Schwab) vieron conmutada su sentencia por la de prisión perpetua. Un tercero les ahorró el
trabajo a sus verdugos, o uno de ellos se adelantó a la ejecución: el trabajador alemán Lingg, de 22 años, que apenas sabía hablar inglés, fue
hallado muerto en su celda, sin que pudiera precisarse si se suicidó o fue
asesinado. Los cuatro restantes, Spies, Fisher, Engel y Parsons, fueron
ahorcados el 11 de noviembre de 1887. El primero de ellos, August
Spies, alemán, y uno de los mayores organizadores de la huelga nacional de primero de mayo, pudo exclamar: '"Llegará un tiempo en que
nuestro silencio será más poderoso que las voces que hoy ustedes ahogan".
En 1890, al fundarse en París la Asociación Internacional de los
Trabajadores, se resolvió apoyar en todos los países la lucha por la jornada de las ocho horas, y después de escuchar los informes de los delegados norteamericanos, se convino en adoptar el primero de mayo, en
recuerdo del movimiento frustrado con sangre cuatro años antes, como
la fecha idónea para tal lanzamiento. Luego, el primer día del quinto
mes quedó convertida en la conmemoración obrera por excelencia.
Así lo será, una vez más, también en nuestro país. Aquí, esa fiesta
del trabajo se ha presentado en esta oportunidad bajo signos ominosos.
La crisis está conduciendo a la exasperación a cada vez mayor número
de as:Ilariados, que no tienen empleo o que ven disminuir día con día el
poder adquisitivo de lo que ganan alquilando su fuerza de trabajo. Para colmo, quienes de entre ellos pueden acercarse a la información
periodística, a través de los medios audiovisuales o los impresos, deben
padecer el triunfalismo facilón y ofensivo de no pocos funcionarios que
no se avienen a reconocer en público el fracaso de sus planes; o las excusas de los más responsables, que saben ya que en el cortísimo plazo será
imposible evitar nuevos golpes a la economía popular, pero se justifican
diciendo que ese es un costo que necesariamente debe ser pagado antes
de entrar de nuevo en una época de bonanza.
En los dos años recién pasados, el desfile obrero principal en la
ciudad de México ha quedado enmarcado por signos de violencia. Es
verdad que, considerando las posibilidades se trató de violencia menor:
el bombazo de 1984 produjo quemaduras graves a algunos funcionarios
y la detención de algunos presuntos culpables; y la golpiza de 1985
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causo contuswnes severas a no pocos manifestantes y agentes policiacos, pero en ambos casos pudo ser mucho peor.
Ahora los nuevos ingredientes de la situación mexicana han tornado en casi funesto presagio el amago referido a la fiesta del trabajo. La
pobr~z~ cunde y se ah_ond~, mientras que la atención mundial puesta
e~ Mex~co ~ ~ausa del mmmente campeonato mundial de futbol propicia el e¡erciClO de tentaciones provocadoras o irresponsables.
Al iniciarse mayo comienza también, por consecuencia, un lapso
de tensiones crecientes, que se extenderá por lo menos hasta la terminación de la Copa. En ese lapso, las diversas ideas de lo que debe ser México estará!} enfrentadas en debate práctico, que puede por desgracia
resolverse en favor de la represión, no la sutil y permanente que da a
nuestro sistema un tinte autoritario mezclado con democracia, sino la
abierta e incontrastable porque sólo podría oponérsele la ciudadanía
organizada y en movilización. ·
Es tiempo de impedir el endurecimiento. Claman por él quienes
suponen que las demandas de los asalariados no podrán ser ni satisfechas ni contenidas, por lo que deben ser sofocadas. Es tiempo de
rechazar sus seducciones. Es tiempo de decir que no a la represión.
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Materia
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Deuda externa
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Política económica
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Negociaciones internacionales
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Crisis financiera
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Moratoria
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Relaciones México-Estados Unidos
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Fondo Monetario Internacional
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Préstamos internacionales
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Persona o institución mencionada
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Paul Volcker
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Secretaría de Hacienda de México
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Fondo Monetario Internacional (FMI)
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Miguel de la Madrid
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Guillermo Ochoa
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Ángel Trinidad Ferreira
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Congreso mexicano
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Comunidad financiera internacional
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Deudores internacionales
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Secretaría de Hacienda de México