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Extensión
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1 foja
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Resumen
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José Pagés Llergo, destacado periodista y fundador de la revista Siempre!, ha sabido mantener un equilibrio entre sus relaciones políticas y la apertura editorial, permitiendo la expresión de opiniones diversas en un entorno controlado..
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Tipo
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Artículo periodístico
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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POR MIGUEL ANGEL GRANADOS CHAPA
Hace un mes, en uno de sus más certeros
cartones, Freyre dio expresión visual en eslas páginas, a un hecho político del que se
habla con insistencia: aliado del presidente
de la República, trajeado como capitán de
navío, y con micrófono en mano dando órdenes a la marinería, aparece el timonel,
encargado de hacer que la nave no pierda el
rumbo. Abajo del puente de mando, en la
cubierta, asoman media docena de miembros del gabinete: Silva Herzog, Bartlett,
Salinas, Labastida, Héctor Hernández,
Franc:isco Rojas...
El timonel es el secretario particular del
Presidente, el licenciado en relaciones industriales Emilio Gamboa Patrón, nacido
en la ciudad de México el 23 de agosto de
1950. Después de graduarse en la Universidad Iberoamericana, trabajó en el
Instituto Mexicano del Seguro Social, y en 1976 fue secretario particular del
subdirector técnico del Infonavit, un arquitecto llamado Guillermo Carrillo
Arena. En 1979, ocupó el mismo cargo de secretario particular, ahora del recién nombrado secretario de Programación y Presupuesto, el abogado Miguel de la Madrid, y desde entonces realiza esa labor a su lado, ya sea como
candidato a la Presidencia, como Presidente electo y como titular del Poder
Ejecutivo .
La importancia de su presencia junto al Presidente, sin embargo, excede
a la que tiene el cargo que ocupa. Probablemente no fue casual que en el número de la semana pasada de Newsweek, la muy leída revista norteamericana, en un extenso reportaje dedicado a México (bajo el título de Promesas rotas) aparezca el presidente De la Madrid escogiendo un cuadro con su propia
efigie, de varios que se le muestr.an. Su único acompañante es Gamboa
Patrón.
, En esa misma semana fue destapado el candidato del PRI a gobernador
de Zacatecas, Genaro Borrego. Los vínculos de este joven político con la entidad en que nació eran más bien débiles, por lo que se equivocan quienes
atribuyen a factores locales (la influencia del ex gobernador J. Isabel
Rodríguez Elías, por ejemplo, con quien el padre de Borrego fue presidente
del Tribunal Superior de Justicia) la designación del candidato. Probablemente aciertan quienes suponen que el motor principal de esta decisión es el
mismo que hizo a Borrego diputado y jefe de la diputación zacatecana en
1982, luego miembro del comité nacional cenopista y más tarde oficial mayor del PRI. Ese motor se llama Emilio Gamboa Patrón.
A la poderosa influencia que su cargo le permite se atribuye también
otro nombramiento cuya vigencia concluyó en medio de consecuencias desastrosas. Se acredita, en efecto, a Gamboa la designación de su antiguo jefe
Carrillo Arena como secretario de Desarrollo Urbano y Ecología. Más aún:
se conjetura que la candidatura de Borrego salió avante después de dificultades de última hora, porque la figura de Gamboa Patrón hubiese c¡uedado
muy maltrecha si pocas semanas después de la defenestración de Carrillo
Arena su pr,opuesta para Zacatecas no hubiera sido aprobada.
No ha sido insólito, en la tradición política mexicana, que los secretarios
particular~s del Presidente ejerzan un poder mayor que el di;' no pocos sccretarios de Estado. Rogerio de la Selva, nacido en Nicaragua pero avecindado
largamente en México, desempeñó ese papel bajo las órdenes del presidente
Alemán, y si no se le consideró precandidato a la Presidencia fue por su
oriundez, y no porque estuviera lejano de las preferencias presidenciales.
Un caso mucho más notorio fue el de Humberto Romero Pérez, quien
después de hacer política estudiantil en la Universidad Nacional a donde
había llegado de su natal La Piedad Cabadas, Michoacán, pudo ser jefe de
prensa del presidente Ruiz Cortines y luego del secretario del Trabajo Adolfo
López Mateos. Cuando éste ascendió a la Presidencia, nombró secretario
particular a Romero Pérez y le confió delicadas tareas. A poco andar se hizo
notoria una grave tensión entre Romero Pérez y el secretario de Gobernación, Gustavo Díaz Ordaz. Este imputaba al secretario particular asumir
más funciones de las que el Presidente le había conferido. Era voz pública,
además, que debido a las fuertes jaquecas que desde entonces aquejaban a
López Mateos, Romero Pérez adoptaba en su nombre decisiones graves, al
punto de que se llegó a llamar Vicepresidente.
No fue ese el caso de los dos que tuvo el presidente López Portillo, aunque no pasaron inadvertidos como la discreción hizo pasar a Salvador Olmos
y a Joaquín Cisneros, secretarios particulares de Ruiz Cortines y Díaz Ordaz;
ni tomaron vuelo por sus propios méritos como Ignacio Ovalle y Juan José
Bremer, que lo fueron de Echeverría. En el sexenio anterior, el primer secretario particular presidencial fue el licenciado Enrique Velasco !barra, un
atildado catedrático que había ocupado el mismo cargo, un decenio atrás,
con el rector Ignacio Chávez, en la Universidad Nacional. El maestro Velasco !barra cayó víctima del espejismo de la política, que había observado y le
interesaba como estudioso pero para cuyo ejercicio acaso no estaba
anímicamente preparado. De todos modos, el método utilizado por el actual
gobierno para desembarazarse de él en Guanajuato, donde era gobernador,
no fue respetuoso ni de las formas ni de las circunstancias reales en que se
produjo. Roberto Casillas, que lo reemplazó en la secretaría particular, era
un oscuro profesor universitario. con pretensiones de investigador jurídico
que lo llevaron a enunciar como una norma del proceso político mexicano la
elección del sucesor por el Presidente, como si fuese algo ignorado. Desde su
reposo senatorial ve ahora desde lejos la pequeña refriega que provoca la sucesión gubernamental en su estado natal, Aguascalientes, escaramuza a la
que, contra su voluntad, es por completo ajeno.
Como a Romero, no falta quien llame vicepre idente a Gamboa. La designación implica, por un lado, la gran influencia que se aprecia ejerce· sobre
su jefe, pero alude también a una circunstancia irregular, porque la Constitución no incluye la vicepresidencia.
Gamboa Patrón forma parte de un equipo de antiguo colaboradores
del presidente De la Madrid a quienes se responsabiliza de la política económica y la política-política que ha estado vigente en el último trienio y nos
tiene como estamos. Pero a diferencia de ~us compañeros, Gamboa Patrón
actúa desde una posición privilegiada, pues no ejerce un cargo con responsabilidades legales, como sí las tienen los miembros del gabinete.
La política tiene mucho de fortuito y de azaroso. No es exclusivo del
destino actual de Gamboa: en consecuencia, que haya estado por suerte en
las proximidades de quien es ahora el Presidente de la República cuando no
lo era, y a esa circunstancia deba su fortuna política y administr3:dva. Habrá
que ver, si hay un futuro que permitfi saberlo, si es verdad, como ha sugerido
un cartonista en Excélsior la semana pasada, a propósito de los miembros del
gobierno que disfrutaron en vivo la victoria de Leo Lavalle en el tenis. ~¡
Gamboa Patrón estará entre cjuienes disputarán la sucesión el año próximo.
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