-
Extensión
-
1 foja
-
Resumen
-
El presidente de México anuncia una moratoria selectiva para enfrentar la crisis económica, recibiendo apoyo del PRI y Concanaco. La medida busca renegociar la deuda externa, ajustando los pagos a la realidad económica del país, aunque genera incertidumbre entre proveedores nacionales..
-
Tipo
-
Artículo periodístico
-
Clasificación
-
UAMC.MAGC.01
-
Sububicacion
-
Sobre
-
Texto completo
-
POR MIGUEL ANGEL GRANADOS CHAPA
El terremoto del 19 de septiembre, y el
que completó sus estragos al día siguiente
duraron unos cuantos minutos. Pero para
los damnificados las consecuencias se han
prolongado de manera insoportable. Cinco
meses después de la tragedia, su situación es
peor que en los primeros días.
Entonces se volcó sobre ellos la atención
pública, ya del gobierno y aun la internacional, bien a través de los medios, bien a
través de la ayuda que fluyó inmediatamente. Vivimos por aquel tiempo días de
dolor y espanto, pero también de confortamiento ante el espectáculo de la energía social lanzada a remodelar, sobre nuevas bases, el entorno vital de quienes perdieron vidas y bienes,) su tranquilidad. Veinte semanas después, el panorama es por
desgracia distinto.
Decenas de miles de personas están pasando el invierno en la calle,
dentro de tiendas de campaña. La etapa más cruda de esa temporada,
incluidas las peligrosas inversiones térmicas de las que ahora fuimos conscientes, ya pasó, y gracias a la capacidad de resistencia con que la vida ha
acondicionado a la gente común de este país la mortandad no alcanzó las
proporciones que pudo haber provocado. Pero estamos ahora en la época de
las tolvaneras y "al socaire del febrerillo loco", como escribió Roberto el
Diablo, y en el marzo que no es menos veleidoso en cuanto al clima; y sus
perniciosas consecuencias encontrarán vulnerables a los damnificados que
hace cinco meses tienen la calle por domicilio. Los que residen en albergues
no están mejor, infortunadamente. La bien organizada atención del público
y de las autoridades en las primeras semanas ha decaído, y a las insuficiencias siguientes se agregan hoy males derivados de la convivencia forzada, de
la ruptura de la privacidad, de la certidumbre de que las condiciones en que
hah it
n ni»A<>n ~--n~~·~- '_..~d_r,_f, -'
·quí dentro se reunieron para haLas diversas ayudas que des e uera y a
.
.
. , d 1 afectados por los terremotos no han podido
~~r cnnortl'lhle ]a SJtuaciOn e OS
ser canalizadas adecuadamente. Los Dienes de consumo se agotaron hace
mucho tiempo, y ahora en casi todos los campamentos y los albergues son los
propios damnificados los que se han organizado para proveer a su subsistencia y a enfrentar los difíciles términos en que se desenvuelve su vida.
En el ambiente internacional, se mantiene viva la preocupación de gobiernos y organizaciones sobre nuestra suerte. Si bien la desgracia vivida por
Colombia poco después de la nuestra con la tragedia de Armero y sus inmediaciones obligó a dirigir allí también el esfuerzo internacional para hacer
frente a la emergencia, no hemos padecido por falta de solidaridad foránea.
La semana pasada, al cobijo de la ONU, la segunda reunión internacional
relativa a la ayuda para México enco.¡tró sati~fadurios ios resultados ofreci-
dos pr.: el ~Gí.:iérario mexicano de Relaciones Exteriores, y fue escenario para
una exhortación a no cesar los auxilios, emitida por el secretario general de
las Naciones Unidas. Pero es evidente que la afluencia de esa ayuda hacia los
La vivienda es la principal de ellas. Y en tal aspecto sólo parece haber
confusión. El asunto empezó mal, con las correcciones al decreto de expropiación, la única medida verdaderamente de fondo que se mostró capaz de
asumir el gobierno en esta y en otras coyunturas. De más de cinco mil predios afectados, la cifra se redujo a menos de cuatro mil. Verdad es que por el
apresuramiento con que debió procederse el decreto inicial apareció plagado
de errores técnicos, que hicieron recaer la expropiación sobre predios que no
podían ser destinados a propósitos de vivienda popular. Pero también es cierto que en cientos de casos se dio marcha atrás para proteger intereses particulares, siempre deleznables cuando se oponen a los generales, pero especialmente en este caso, pues se hicieron antagónicos de necesidades que era verdaderamente imprescindible atender.
Luego, se organizó un programa de renovación habitacional popular
que ha dado magros resultados. Tanto es así, que el lunes pasado, 17 de
febrero, su titular, el arquitecto José Parcero López debe haber comparecido
ante la comisión pluripartidista que organizó la Cámara de Diputados para
ocuparse de las consecuencias del terremoto. No ha sido especialmente acuciosa esta comisión en el cumplimiento de sus deberes, por lo que se colige
que si experimentó la necesidad de llamar a capítulo al responsable de
programar la vivienda para los damnificados, es porque el clamor general a
ese respecto ha crecido al punto de no poder ponerle oídos sordos.
Seguramente los diputados de la comisión interrogaron al arquitecto
Parcero sobre los mecanismos de entrega de los certificados que darán derecho a obtener habitación . Está corriendo la especie de que se está traficando con tales certificados. No sería extraño que así ocurriera, aunque habría
que calificar de monstruosa la corrupción que de tal modo se practicara, por
las circunstancias en que tiene lugar y las personas a las que afecta. Hay que
comprender, sin embargo, que la lentitud desesperante con que se están
entregando los certificados (que apenas confieren el derecho de esperar,
quién sabe por cuánto tiempo, un techo bajo el cual empezar a olvidar la 'tragedia, hoy vivida en carne abierta) deriva no sólo de la ineptitud con que acciones de este género son emprendidas, sino también por las precauciones
que deben ser adoptadas y por la dificultad de acreditar las condiciones requeridas. En efecto, ejerciendo la triste picaresca de quienes no conocen ningún escrúpulo para sobrevivir, hay damnificados a los que podría tildarse de
d'e un Sistema
·.
·~··
,__
dt> un terremoto sino de una estructura v
de relaciones
. 1
.
.
socia es caractenzado por la injusticia. Muchos
b
.
po res cuya casa no cayó
1 t bl
por e em or, acaso porque ni casa tendrían se han
adosado a campamentos de f t d d 119
.
'
a ec a os e
de septiembre con la esperanza
.,
de contar tambien con una habitación. No es posible atenderlos junto con los
verdaderos, Ypor eso se impone una cuidadosa revisión de las circunstancias
de cada quien, que difícilmente se pueden acreditar, porque casos hubo en
que el terremoto arrasó con todo.
Ante complicaciones así, no será extraño que haya quienes en el programa de habitación quieran aprovechar las circunstancias en su beneficio. Ha
de practicarse, tanto a través de la comisión de diputados como de los mecanismos de contra1oría aplicables, una rigurosa_ investigación. Ha de impedirse a toda costa ljUe la corrupción afecte aún más a los damnificados. Ya
sufrieron, más que nadie, las consecuencias de los sismos, y desde entonces
padecen demagogia, inclemencias climáticas, burocracias autoritarias, desinformación y manipulaciones variadas, agregadas a sus necesidades materiales, como para que todavía hinquen en ellos sus dientes feroces los morde-
b
;;cesitados no se cefleja cabalmente en la satisfacción de sus c~~ff~
-
Materia
-
Deuda externa
-
Política económica
-
Moratoria
-
Negociación financiera
-
Crisis económica
-
Empresas públicas
-
Impacto empresarial
-
Relaciones internacionales
-
Renegociación de deuda
-
Subsidios
-
Persona o institución mencionada
-
Gobierno de México
-
Presidente de la República
-
Comité de bancos acreedores
-
PRI
-
Concanaco
-
TenPac
-
PEMEX
-
Empresas públicas
-
Bancos internacionales
-
Secretaría de Hacienda