-
Extensión
-
1 foja
-
Resumen
-
Los trabajadores de Refrescos Pascual enfrentan dificultades para reabrir su planta tras una huelga prolongada, debido a la politización del proceso y a estudios económicos que no consideran sus necesidades. Un líder sindical priísta condiciona el apoyo financiero a la afiliación al PRI..
-
Tipo
-
Artículo periodístico
-
Clasificación
-
UAMC.MAGC.01
-
Sububicacion
-
Sobre
-
Texto completo
-
POR MIGUEL ANGEL GRANADOS CHAPA
Mañana, jueves 10, es el Día de la Madre. Caminamo's hacia adentro y hacia
afuera de la crisis, en zigzag, o en el rumbo
que se quiera, y esa institución comercialcultural aparece com? algo inamovible, resistente a toda veleidad, a todo cambio.
Desde que al inici.arse la década de los veinte la introdujo entre nosotros el fundador de
Excélsior, Rafael Alducin, con el ánimo
mercantil de incrementar la venta del espacio publicitario de su periódico, hasta
nuestros dí-as en que los réclames televivos y
radiofónicos nos aturden desde fines de
marzo en la preparación ritual que conduce
a los regalos y las mañanitas, los fandangos
y las celebraciones, nada parece capaz de
conmover la adhesión nacional al culto a la madre.
Es un lugar común de la sicología popular admitir que uno de los rasgos
enfermos de los mexicanos es que tenemos poco padre y demasiada madre, es
decir un progenitor ausente y una madre omnipresente. No entraremos ahora a desentrañar la veracidad de la aseveración. Y ni siquiera a examinar las
causas de la presencia omnímoda de la madre. Quedémonos por ahora en un
ejercicio puramente verbal, necesariamente incompleto, pretendidamente
juguetón, de la poliédrica aparición de la madre en el habla común de los
mexicanos, que refleja la omnipresencia de las matriarcas.
Madre es la cara, la cabeza, una de las partes principales del cuerpo.
Dar en la madre es, en consecuencia, dañar centralmente, echar a perder,
dejar inútil algo o a alguien. El giro sirve también para expresar asombro:
¡en la madre!, o sus equivalentes suavizados, como ¡en la torre! aluden
siempre a la condición valiosa, apreciada en que se coloca a la progenitora.
Esa misma alta estima aparece en expresiones en que uno se duele de
que otro tenga poca madre, es decir, que sea un desalmado, que no se para
·. en barras con tal de obtener sus objetivos. La frase evoca reminiscencias aristocráticas, porque sugiere prosapia conocida, raíces valederas.
Verbo y sustantivo centrales de nuestra vida cotidiana, desmadrar y
desmadre se forman también a partir de una concepción que valora en
mucho a la madre. Es su ausencia lo que equivale a desorden, a inequidad, a
iniquidad, a rompimiento, a quebrazón. Desmadrar, es, en último término,
destruir, es decir quitar la esencia, privar de la vida. La madre aparece en
esta locución como el principio vital por excelencia, la generadora de vida
cuya falta es inadmisible.
En cambío, y como contrasentido, también se habla derogatoriamente
de la madre, comparándola con la nada, con lo que no es útil. Valer madre
es tener cancelado el destino. "Ya valí madre", declara caria~ontecido el
ladrón sorprendido por la policía; "me vale madre"! o simplemente "me vale" sin necesidad de concluir la frase porque la terminación es obvia, se
sobreentiende, significa la absoluta falta de respeto, la supresión de toda estima.
T~mbién es disminuyente, y no sólo porque se expresa como diminutivo, hablar de una madrecita, es decir de algo insignificante. Una persona de
baja estatura, un alfeñique, es identificado así. para denotar que apenas alza
unos palmos del s_uelo, es decir que vale poco, que se le puede tener en casi
nada:
Peyorativo también es el pura madre. No te doy nada: te doy pura
madre, se dice cuando con violencia es necesario negar con énfasis, rehusar
la satisfacción de un pedido. Es lo que parece responder el gobierno a las demandas populares.
Madral es copia, abundancia, cantidad generosa, versión mexicana del
más castizo ciento y la madre. Estar hasta la madre es también una indicación de nivel: equivale a estar hasta la coronilla, a no soportar más.
Madrearse, según el diccionario de la Real Academia, es ahilarse la levadura, el vino. Pero entre nosotros tiene un significado distinto. Madrear,
en su forma transitiva, y madrearse, como reflexivo, son verbos reyes en
nuestra lengua popular. Golpear, dañar, matar, en eso se resume el primero,
que supone romper la madre. El otro entraña liarse a golpes, darse en la crisma. Del verbo derivan dos sustantivos, protagonistas también de nuestra
conversación diaria: madrazo y madriza. El primero es golpe fuerte, como
los que asestan los gendarmes cuando impiden la incorporación de manifestantes disidentes a una marcha obrera oficialista. Madriza es el conjunto de
los madrazos y su resultado: su definición es tan fuerte que no faltan espíritus
melindrosos que busquen suavizar el término y hablan entonces de una
madrina, que no es "la que presenta o acompaña a alguna persona que recibe un honor o gracia", sino un eufemismo para referirse a la gol piza.
De claras reminiscencias edípicas son los sustantivos mamacita y mamasota cuando van destinados a expresar admiración o avidez por una mujer.
El diminutivo y el aumentativo son aquí irrelevantes. Ambos pueden ser
aplicados a una mujer vasta, como la Giganta de Díaz Mirón, o a una de figura grácil como la Duquesa que adora a veces el Duque Job.
Desmadroso es, en fin un espíritu frívolo, antisolemne, el que practica
el desmadre no como, en la acepción dicha antes, de desorden o desorganización, sino como relajo, esto es, como juego permanente, como ruptura de
grilletes, de ataduras.
Desmadroso debió haber sido el poeta local, el aeda rupestre protagonista del episodio que, a propósito de madres, narra Antonio Sáenz de Miera
cuando despliega ante sus amigos su don de charlista y biógrafo verbal del
general Maximino Avila Camacho. Aunque ponerlo por escrito, en prosa árida hace que el relato pierda la mayor parte de su encanto, helo aquí:
Festejaba, en los años 37 a 41 en que era gobernador de Puebla, su día
onomástico don Maximino. Al cabo de la rumbosa cena con que las fuerzas
vivas celebraban el dichoso acontecimiento, se abrió el turno de oradores para cantar las glorias del mandamás. El bardo de la localidad fue retrasando
el momento de su participación, ante la angustia de sus amigos, que veían
cómo un discurso tras otro trazaba el retrato del gobernador con colores tales
que se creyera no iba a quedar en la paleta ninguno para que lo pusiera en la
tela el retórico provinciano. El general era el mejor gobernador que había tenido Puebla, había dicho el primer orador. No sólo de Puebla, sino del país
entero, agrégo el segundo. Puntualizó el tercero que nunca en la historia hubo jamás un gobernador como el que entonces cumplía años. Y así, el gobernador se volvió, en los labios de sus aduladores, el más sabio, el de mayor generosidad, el dueño de las virtudes supremas. Cuando por fin el impasible
poeta llégó al uso de la palabra, pareció que nada quedaba por decir. Y, en
efecto, anunció que nada añadiría a lo dicho por quienes le precedieron en el
cursi y vehemente discursear, porque él, el versero de las familias, no quería
producir un ditirambo del gobernante, sino narrar la epopeya de la que
había parido a ese hombre que con tanta justeza había sido descrito con anterioridad. Sobra decir que todos, incluido el gobernador, prorrumpieron en
un llanto que fue la más clara señal del éxito del aeda rupestre.
Habría tal vez alguien que pidiera que·continuemos, pero, ni ¡madres!
-
Materia
-
Conflicto laboral
-
Huelga en Refrescos Pascual
-
Relación entre sindicatos y partidos políticos
-
Financiamiento gubernamental
-
Lucha obrera
-
Manipulación política
-
Cooperativa de trabajadores
-
Persona o institución mencionada
-
Rodolfo García Pérez
-
Refrescos Pascual
-
Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC)
-
Heberto Castillo
-
Fondo de Estudios de Preinversión
-
Rafael Jiménez
-
Nacional Financiera
-
Gobierno de México
-
PRI
-
Trabajadores de Pascual