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Extensión
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1 foja
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Resumen
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Cambio político en México y cómo la participación ciudadana está transformando la escena política. Se hace referencia a eventos históricos, como la represión policial a manifestantes en 1952, para resaltar la evolución hacia una participación política más abierta y diversa en la actualidad. Se destaca la importancia de la crítica constructiva y la necesidad de una nueva forma de hacer política, donde los ciudadanos comunes desempeñen un papel activo. Se menciona el crecimiento de la figura pública de Cárdenas y su propuesta de cogobierno con la oposición, así como los desafíos que enfrenta para consolidar un agrupamiento político coherente..
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Tipo
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Artículo periodístico
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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EL P
Viene de la 1
Sabemos ya que las cosas están cambiando, pero apenas vamos viendo cuán
profundo es el cambio al que asistimos.
Hace 36 años, el 7 de julio de 1952, la
policía se lanzó sobre una multitud de
cien mil henriquistas reunidos en la Alameda para celebrar su victoria, y con el
apoyo de la Brigada Motomecanizada
al mando del general Federico Amaya
-el mismo que años después prohijara
el terror como jefe de la zona militar en
Guadalajara- causó muchos muertos y
heridos. Esa terrible vacuna esterilizó
durante seis sexenios a la oposición, que
desde entonces no salió masivamente a
la calle, como entonces, a defender el
voto. Ahora que lo hace de nuevo, sólo
una mente enferma podría ordenar una
agresión como aquella. Hoy, a la fuerza
tiene que sustituirla la política, y la política no será ya más actividad privativa
de los miembros del gobierno y su partido, sino tarea en que participarán las
personas comunes y corrientes, los
ciudadanos movilizados.
Muchos de ellos hac_ían ayer sus primeras armas en la expresión política .
Una nota singular en las calles capitalinas y en el Zócalo, ayer, era la apropia ión de la palabra por muchas personas individuales, que fabricaron sus
propias pancartas y pintaron sus porpíos grafitti. Como se trata, al mismo
tiempo, de una forma de participación
y de un desahogo, las pintas indiscriminadas afean la ciudad y enojan y dañan
a particulares ajenos a la situación. Ya
aprenderemos, con la práctica, buenas
maneras políticas; imposible hacerlas
nuestras de la noche a la mañana. Tal se
aplica también a los insultos a las autoridades y a los adversarios . Es difícil
acostumbrarse -lo será más para los
afectados, por supuesto- a escuchar
befas y burlas a los otrora intocables
poderosos. Es una lástima que les toque
a quienes ahora les toca. Pagan culpas
ajenas, las más, y algunas propias. Pero
les correspondió la hora del hartazgo.
"Tendremos que admitir algún nivel de
crítica", oí decir a un alto representante
del nuevo equipo priísta. Creo que es
optimista. Tendrán que admitir un muy
elevado nivel de crítica. Es decir, lo soportarán; les caerá encima. Más vale
que lo admitan.
Esos ciudadanos, que esta vez no se
quedaron en su casa después de haber
cumplido su deber de votar, junto con
los militantes de Jos cinco partidos
-incluido ahora el PRT, que en esta
etapa postelectoral actúa de consuno
con Cárdenas- contribuyeron a hacer
que esta manifestación fuese aún mayor
que las dos precedentes encabezadas
por el candidato presidencial del FDNPMS. La tasa de crecimiento de sus mítines en la Plaza de la Constitución
muestra con nitidez el crecimiento de su
figura pública, de su influencia política,
manifestada también de modo inequívoco en las mesas electorales. Ello
fue especialmente verdadero en la
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ciudad de México: es posible que uno de
cada cuatro votantes por Cárdenas esté
aquí, lo que revela una alta capacidad
de convocatoria, especialmente en una
reunión posterior a las elecciones, acción desconocida o no ejercida hace
mucho tiempo entre nosotros.
Esa nueva presencia, en las urna y en
las plazas, acotará la acción del gobierno y de los partidos. Al declarar que su
lucha no es por las cifras, Cárdenas pareció trasladar el tema del campo electoral -aunque anunció que no dejará
de hacer en ese terreno lo que sea necesario- al más amplio espacio de la política. Su discurso, si bien no dejó de insistir en el tema del fraude y de la ilegitimidad de la autoridad que surja de él,
según ha sido su ritornelo desde la tarde
misma de la jornada electoral, trascendió esa posición. Al coincidir con Salinas en que periclitó la era del partido
único, fue más allá y propuso la inauguración del cogobierno con la oposición,
es decir la apertura de un diálogo que,
según Cárdenas, debe permitir que el
primero de diciembre próximo se inicie
"un periodo de transición hacia la democracia". No dice que él gobernará
entonces. No se proclamó, ante la multitud que hubiera coreado su declaración, Presidente Electo y ni siquiera
candidato triunfador. El ejercicio de
impactar a la población con números y
previsiones victoriosas parecía haber
concluido. Ahora se trata de plantear
Jos términos en que el voto de Jos ciudadanos podrá cobrar eficacia en el impulso a un programa de reformas cuyas
lineas torales esbozó.
Con los ciudadanos comunes, Cárde-
nas tendrá que protagonizar esa nueva
modalidad de la política, y sea a través
de una nueva agrupación, o de consolidar el Frente Democrático Nacional, lo
que ya en la víspera había sido planteado inicialmente al Partido Mexicano
Socialista, que a estas horas se ocupa de
estudiar el asunto.
El ejercicio continuo de la política
con y de frente a la admini tración de
esa especie de cogobierno planteado en
el Zócalo, no debe parecerle una desmesura al régimen si considera que a él
mismo se le reconoció apenas la mitad
más uno de los votos en el territorio nacional; que es la segunda fuerza en la
mayor concentración urbana del país (a
su vez la ciudad más grande del mundo); y que en la Cámara de Diputados
goza de la sobrerrepresentación que
apenas le asegura una precaria mayoría.
Ello requiere que Cárdenas sea capaz
de hacer comprender a los partidos que
lo acompañaron en esta campaña el interés recíproco que hoy sigue uniéndolos. Cada uno de ellos puede ser asaltado por la tentación de suponer que sus
votos y sus curules tienen existencia
autónoma respecto de la lucha encabezada por Cárdenas. No tardarían en
comprender que no es así, y aunque obtuvieran, apartándose de él, una ganancia inmediata y sustantiva, la perderían
a muy poco andar, dentro de tres años
apenas.
Cárdenas debe remontar la situación
paradójica en que está colocado. Nadie
como él es el autor de la mayor victoria
política lograda por la oposición y carece de una plataforma propia, cercana a
sus más específico puntos programáti-
cos. Aunque ingresó al PARM en el
momento inicial de la campaña, ese no
es su partido. Sus compañerqs más cercanos, Jos miembros de la Corriente Democrática, carecen de la fuerza que les
posibilitaría constituirse en el eje del
agrupamiento que Cárdenas requiere
para consolidar en un mínimo aparato
su enorme presencia. Es verdad que
cuatro miembros de esa Corriente serán
los portadores de la llave que abra el Senado a la oposición, y que otros varios
ingresaron en la dirección del PFCRN
(el ferrocarril, como ya se le llama, tanto para simplificar su complicada sigla
como para no incurrir en la confusión,
que lo benefició ante el electorado,
entre el Frente Democrático y el Frente
Cardenista). Pero esos son datos mínimos que no aseguran la construcción de
un agrupamiento que responda a las expectativas en favor de las cuales sufragaron los 6 millones de personas cuyo
voto ha sido reconocido a Cárdenas.
Ese agrupamjento tiene que plantearse rápidamente tareas diversas, aunque
complementarias de las que conciernen
a la defensa del voto . Habrá elecciones
locales en Tabasco, donde quizá sea posible aún la actuación conjunta, y en Jalisco. Aunque no se repita allí el fenó meno del gran número de votos en favor del cardenismo que se observó en el
Distrito Federal, Michoacán, Morelos,
Guerrero, México, los partidos tradicionales mostrarían estar por debajo de
los intereses de los ciudadanos que votaron por ellos si no emprendieran allí
jornadas juntos, ya sin las reticencias ni
las desconfianzas recíprocas que los
condujeron a presentar cientos de can-~
didaturas separadas. Según el examen
que ha realizado Sergio Aguayo y que
publicamos hoy mismo aquí, de no darse tal diversificación de candidaturas, el
Frente Democrático hubiera conseguido 87 diputaciones y hubiera dominado la Asamblea del Distrito Federal
ya que, añadimos nosotros, en sólo casos excepcionales contó la responsabilidad de los candidatos para ser elegidos:
Jo que produjo votos fue el signo del
cardenismo al que se acogieron esos
partidos. Sin que eso implique admitir
un caudillismo que ni el propio Cárdenas propone, los partidos que lo apoyaron no deben hacer cuentas alegres.
Hoy parecen nuevos ricos, que se sacaron la IDtería de miles y aun millones de
votos, muchos más de Jos que habían
podido reunir en toda su historia -que
en casos como el del PPS se extiende a
cuatro décaoa.>- y de decenas de curules. No serán sin Cárdenas lo que
fueron con él.
La necesidad del cogobierno planteado por el candidato del FDN-PMS es
evidente desde ahora. Contribuiría, por
ejemplo, a evitar que sea verdad lo siguiente: la agencia Efe informa que
fuentes priístas le confiaron la posibilidad de que Carlos Salinas acompañe al
presidente De la Madrid a Montevideo,
en octubre, para una reunión del Grupo
de los Ocho. Sería un error tal viaje. Es
un error considerarlo desde ahora. El
Colegio Electoral no ha dicho la última
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Materia
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Federico Amaya, comandante de la Brigada Motomecanizada.
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Cuauhtémoc Cárdenas, político mexicano.
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Carlos Salinas, político mexicano.
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Miguel de la Madrid, expresidente de México.
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Sergio Aguayo, analista político.
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Persona o institución mencionada
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Cambio político en México.
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Evolución hacia una participación política más abierta.
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Importancia de la crítica constructiva.
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Rol de los ciudadanos comunes en la política.
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Crecimiento de la figura pública de Cárdenas.
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Propuesta de cogobierno con la oposición.
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Desafíos para consolidar un agrupamiento político coherente.