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Extensión
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2 fojas
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Resumen
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El todopoderoso Gerardo Sosa Castelán, jefe del núcleo conocido por los lectores de esta columna como Sosa nostra o Grupo Universidad, en el estado de Hidalgo, ha desaparecido. No es un caso para que se ocupen de él doña Rosario lbarra de Piedra o la Comisión Nacional de Derechos Humanos, porque se trata de una ausencía voluntaria. O, por lo menos, admitida, pero sumida en el misterio..
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Tipo
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Publicación
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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PLAZA. PUBLICA
Miguel Angel Granados Chapa
Ausencia de Gerardo Sosa
Oportunidad para el rector
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1 todopoderoso Gerardo Sosa
Castelán, jefe del núcleo cono.:..,¡ cido por los lectores de esta columna como Sosa nostra o Grupo
Universidad, en el estado de Hidalgo, ha
desaparecido. No es un caso para que se
ocupen de él doña Rosario lbarra de Piedra o la Comisión Nacional de Derechos
Humanos, porque se trata de una ausen-
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•4
1000 pesos
probar la oposición.
Como ha ocurrido con frecuencia, la
única manera de comprobar fehaciente. memeel respeto gubernamental a lavoluntad popular será el reconocer las
Viene de/a 1
cía voluntaria. O, por lo menos, admitida, pero sumida en el misterio.
Como se recuerda, Sosa Castelán fue
un joven estudiante de derecho que
ocupó la presidencia de la Federación Estudiantil Universitaria hidalguense. De
allí partió en metamorfosis perversa,
para construir, con ~ eficaz auxilio de
don Jorge Rojo Lugo y don José Antonio Zorrilla, dos prohombres de la política hidalguense, un singular imperio
político . En el momento de su mayor esplendor , la Sosa nostra, el grupo aglutinado en torno de aquel dirigente,
controló todos los estamentos de la Universidad local: autoridades, sindicatos de
profesores y trabajadores, federación estudiantil , el sindicato de trabajadores del
gobierno estatal, no pocas presidencias
municipales y otras posiciones políticas;
e influencia determinante, y creciente, en
otras instancias de actividad pública en el
rector él mismo, directamente encargado
estado.
Al amparo de ese poder, y para cons- de ejercer el mando, sin intermediarios.
truirlo, la Sosa nostra cometió o permitió Eso iba a ocurrir al comienzo de este año.
que se cometieran innumerables actos de Lo pensó mejor y resolvió seguir siendo
violencia, incluso criminal. Varios proce- el poder tras el trono, y aun más, incurrió
sos por homicidio fueron abiertos y en un acto de sensibilidad e. inteligencia
nunca concluidos, en torno de delitos en política, designando funcionarios a acaque miembros de esa banda eran prota- démicos no vinculados políticamente con
gonistas. La impunidad era la única con- él, a fin de mejorar la calidad de la Unisecuencia de esos ilícitos; aunque eso es versidad.
Hace
mes desapareció. No renunció
falso : no era esa la única secuela. Había
·o tra más importante, que era el engran- a la secretaría general ni tampoco al
cargo semejante que ostentaba en la fededecimiento y la consolidación de la figura .
ración sindical burocrática. Se anunció
de Sosa Castelán, contra quien no podían que, por cuenta de la ANUlES, haría un
gobernadores ni otros poderes.
viaje de estudios a París. Se supo que se
Alguien pudo ai fin, aparentemente. instalaría en la capital francesa por largo
Sosa era secretario general de la Universi- tiempo. El rector nominal explicó desdad y el verdadero rector de la institu- pués que Sosa viajaba en busca de solución . La controlaba con mano férrea, sin ciones al problema del financiamiento ,
admitir la menor disidencia, aunque para
" no fuera que ya alguien tuviera la solucumplir es.e objetivo se abatieran los ni- ción y aquí todos quebrándonos la caveles académicos, ya que era más impor- beza tratando de inventar el hilo negro".
tante la lealtad que la aptitud. En el
Se trata, naturalmente, de mentiras.
extremo de su poder, Sosa se imaginó
un
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merecimientos que hicieran a la ANUIBS
becarlo con tal munificencia como la que
requiere para vivir a cuerpo de rey en
París. Tal vez regrese pronto, si fuera
verdad que sólo se alejó para no parecer
como perdedor en el proceso de selección
de candidatos priístas a alcaldes, ya que
figuró entre los impulsores de una versión hidalguense de la disidencia priísta
que nosotros bautizamos como porrismo
crltico.
Pero tal vez alguien con poder suasorio
suficiente lo convenció de que era mejor
que se eclipsara, alejándose de una posición en que sólo por la fuerza podía sostenerse. Si así fuera, conviene que la
academia salga por sus fueros en la Universidad hidalguense y se convierta en el
eje de una reorganización que el rector
puede encabezar ahora que se le ha manumitido. Porque, de lo contrario , otras
fuerzas políticas externas, todavía menos
calificadas si cabe que la Sosa nostra pueden sentir la tentación de llenar el vacío
d;;u~;;
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Materia
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Gerardo Sosa Castelán.
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Rosario lbarra de Piedra.
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Jorge Rojo Lugo.
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José Antonio Zorrilla
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Persona o institución mencionada
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Ausencia de Gerardo Sosa