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Extensión
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2 fojas
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Resumen
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Incapaz por sí misma de hacer respetar una norma que impone sacrificios insoportables para muchas personas, la Iglesia católica tiene que valerse, como en el pasado remoto, del gobiemo al que convierte una vez más en su brazo civil. Si la observancia de las leyes morales del catolicismo fuese una realidad, resultado de la práctica de un ministerio eficaz por espiritual, la Iglesia podría admitir, sin problema para sus fieles, que le incumben directa y exclusivamente, que se despenalizara el aborto en Chiapas : con la fuerza de su propia ética evitaría que los bautizados acudieran a ese extremo. Pero como no es así, debe recurrir a la presión política, terreno en que ha mostrado una mayor eficacia..
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Tipo
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Publicación
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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PLAZA PUBLICA
·guel Angel Granados Chapa
Aborto en Chiapas
Autoritarismo eclesial
· ncapaz por sí misma de hacer respetar una norma que impone sacrifi. cios insoportables para muchas
personas, la Iglesia católica tiene que valerse, como en el pasado remoto, del go~iemo al que convierte una vez más en su
prazo civil. Si la observancia de las leyes
morales del catolicismo fuese una realidad, resultado de la práctica de un mi-
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nisterio eficaz por espiritual, la Iglesia
podría admitir, sin problema para sus
fieles, que le incumben directa y exclusivamente, que se despenalizara el aborto
en Chiapas: con la fuerza de su propia
ética evitaría que los bautizados acudieran a ese extremo. Pero como no es así,
debe recurrir a la presión política, terreno en que ha mostrado una mayor eficacia.
En noviembre pasado, el papa Juan
Pablo 11 pidió a los farmacéuticos que
dejaran de vender en sus establecimientos
condones, cuyo uso está vedado por la
Iglesia. Nadie le hizo caso, porque la secularización de la vida deja con menor
espacio cada vez a la moral que se impone desde fuera, no como el imperativo
de la conciencia sino surgida de una autoridad. Si por la Iglesia fuera, tampoco
habría divorcio ni control de la natalidad
por medios diversos del ritmo. Pero
como el distanciamiento eclesiástico res>ecto de
xi tencia cotidiana de millo-
nes y millones de sus fieles es cada vez
mayor (a despecho de las muestras de religiosidad popular que son otra cosa), la
Iglesia no puede hacer más que protestar
contra instituciones y fenómenos que van
a contracorriente de su prédica, en vez de
reforzar ésta y dotarla de eficacia en sl!propio seno.
Despenalizar el aborto, en los limitados términos que se hizo en Chiapas, y la
marcha atrás dada por el gobernador y el
Congreso local, son actitudes que muestran la fragilidad de la vida civil. Pero
frente a ellos ha aparecido un doble defecto de la Iglesia: su desconocimiento de
los hechos de la vida, disfrazado de principios universales, pero también su capacidad de presión. Si careciendo de
personalidad jurídica sigue siendo apta
para modificar modalidades legales que
le son ajenas, habría que imaginar cómo
sus directrices se convertirían en ley apenas avance en su camino, hasta hablarse
de nuevo de tú a tú con el Estado.
La reforma aprobada por la legislatura
chiapaneca, y ahora dejada en suspenso,
eio d_e_s_e un
· · i n e · ·nal es
un acto de defensa de la vida. En el
aborto hay un típico conflicto de valores.
Sin entrar en la discusión de cuándo empieza la vida, admítase que la hay desde
el momento mismo de la concepción.
Pugnan, entonces, los derechos de dos
seres vivos, la madre y su hijo. Si se califica de criminales a quienes en ese trance
opten por una o por otra vidas, tan criminal es quien resuelve que el hijo sobreviva
con pérdida de la madre, como quien
opta por lo contrario. No se defiende la
vida condenando a muerte a madres que
por alguna razón deciden el aborto. ·
El problema es más de fondo, por supuesto. De no ser por las deficiencias de
la prédica eclesiástica, de su incapacidad
para erigir modelos de vida, ese problema no existiría. La Iglesia educaría,
en sus templos (no en escuelas donde acuden no católicos que deben gozar la libertad de creencias}, y sobre todo en la vida
familiar, en el respeto a sus propias normas. Educaría en los principios del auténtico respeto a la vida, cuya generación
se finca en el amor, pero imbuidos hasta
el fondo del corazón, no su erpuestos.
Una cristiana verdadera, con fe convertida en conducta, ejercería la maternidad
responsable. Y, si se viera orillada al
aborto, sería comprendida y perdonada
por una comunidad eclesiástica que, en
cambio, se ínuestra mucho menos caritativa que su fundador frente a los pecadores.
El autoritarismo eclesiástico, como
todo autoritarismo, rige la vida mediante
prohibiciones, porque no puede auspiciar
los comportamientos que juzga deseables
mediante la persuasión y el ejemplo.
Como comunidad autónoma, de afiliación voluntaria, es lícito que a sus fieles
la Iglesia les proponga e imponga sanciones en el ámbito moral. Pero no tiene
derecho a extender esas normas a quienes
no pertenecen a ella. Fulminó con excomuniones a quienes aprobaron la reforma al código penal chiapaneco, y
consiguió que recularan. Si hubo católicos entre ellos, son ejemplo de cómo la
Iglesia ha fallado en su formación, al no
haberles generado siquiera un conflicto
de conciencia. No quiera esa institución
que la sociedad remedie sus deficienci
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Materia
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Juan Pablo II
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Persona o institución mencionada
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Aborto en Chiapas