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Extensión
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2 fojas
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Resumen
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Columna La Calle que continúa reseñando la novela reportaje El Jefe máximo de Ignacio Solare, en donde narra que Plutarco Elías Calles, ya en vísperas de su muerte, de regreso en México del exilio a que lo envió el presidente Cárdenas, dio en soñar con una de sus víctimas, el sacerdote jesuita Miguel Agustín Pro Juárez. Fusilado sin juicio en el cuartel de policía, el padre Pro fue detenido por su participación en la guerra cristera y por su intervención en atentados que no cometió. Acaso por eso Calles tenía, por lo menos en la imaginación del autor, una culpa especial por su muerte.
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Tipo
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Artículo periodístico.
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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La calle
para el miércoles 31 de agosto de 2011
Diario de un espectador
Calles y Pro
Miguel ángel granados chapa
En su novela-reportaje El Jefe máximo, que está ya en circulación,
Ignacio Solares narra que Plutarco Elías Calles, ya en vísperas de su
muerte, de regreso en México del exilio a que lo envió el presidente
Cárdenas, dio en soñar con una de sus víctimas, el sacerdote jesuita Miguel
Agustín Pro Juárez. Fusilado sin juicio en el cuartel de policía situado en la
esquina de Victoria y Revillagigedo, en el centro de la ciudad de México,
el padre Pro fue detenido por su participación en la guen·a cristera y por su
intervención en atentados que no cometió. Acaso por eso Calles tenía, por
lo menos en la imaginación del autor, una culpa especial por su muerte.
Helos aquí, encontrándose en la región de los sueños:
"La figura del padre Pro se fue destacando como una sombra
chinesca proyectada en una pantalla, hasta que terminó por corporizarse
plenamente. A Calles últimamente ya no le sorprendían sus apariciones y
hasta las anhelaba, especialmente por lo enfermo que había estado y lo solo
que se sentía. Casi podía ver a sus espectros como si en realidad no se trata
de algo que le sucedía a él mismo, sino de un acertijo pleno de
trascendencia.
¿No era la vida una representación dramática que de pronto se
convertía en farsa? , pensaba. Eran esas sesiones espiritistas, a las que
asistía cada semana, parte de la farsa? Qué importaba. Le era suficiente
. comprobar lo que había en ellas de consuelo, algo evidente, para sentirse
satisfecho de, al final de su vida, haber descubierto un trozo de verdad.
(Verdad que le permitiría morir·en paz, por más que, lo sabía, si existiera la
vida después de la vida, le esperaba el espantoso purgatorio que le había
descrito Álvaro Obregón, en el que tendría que confrontarse con cada una
de las personas a las que mandó matar, o lastimó, qué horror. ¿O serían las
apariciones ya parte del purgatorio que le esperaba?. Pero aún ese
purgatorio era preferible a la Nada, la disolución total en la que por alguna
extraña razón nunca podido creer.
--¿De qué se me va a disfrazar el día de hoy, padre Pro? - preguntó,
conociendo su afición a los disfraces, con los que jugaba, y lo confrontaba,
cada vez que lo veía. Porque aún ahora está usted representando, ¿no es
así?
El padre Pro se arrellanó en un sofá, frente a Calles, en una actitud
de lo más relajada.
--Yo siempre estaba representando, general. A veces a solas conmigo
mismo representaba mi papel de sacerdote elegido, imagínese si no ante los
demás . Yo también, como usted, tuve que hacer una buena representación
para ocultar mis dudas. ¡Las dudas del padre Pro! ¡Qué hubiera sido de mi
pobre pueblo si se entera! Y bueno, la santidad es una de las
representaciones más difíciles - se llevó un índice, muy reflexivo, a la
barbilla. Pero le aseguro que esas dudas son inevitables en el momento
anterior en que se alcanza la plenitud o, para decirlo cultamente, aquello
que los filósofos llaman absoluto y los alquimistas transustanciación.
--Yo no llegué a tanto, pero también tuve que ser un buen actor para
representar el papel de un Jefe máximo que decidía, impávido, sobre la
vida o la muerte de la gente.
--Puede que tenga usted razón de que su papel tuvo que haber sido de
lo más dificil y desgastante. Ahora que lo recuerdo, el general Obregón
regresó a Sonora a dedicarse a labores de agricultura" Y allí lo visitó el
embajador japones Y sabremos qué le dijo ..
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Materia
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La Calle, diario de un espectador
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Persona o institución mencionada
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Ignacio Solares
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Miguel Agustín Pro Juárez