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Extensión
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2 fojas
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Resumen
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Columna La Calle que continua con la revisión del libro Las aventuras de un violonchelo de Carlos Prieto, ahora veremos como la combinación de ingeniero y administrador de empresas, dotes necesarios para que el violín Piatti que posee desde 1979 lo acompañe siempre, y así cuenta sesta presencia en su vida : ´Chelo Prieto no es mi esposa ni mi hija. .. Es el nombre con el que suele viajar el Piatti. Resulta que el violonchelo es un instrumento precioso pero que, para los viajes, se convierte en un artefacto verdaderamente incómodo, sobre todo en los aviones´..
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Tipo
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Artículo periodístico.
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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La calle
para el miércoles 19 de enero de 2011
Diario de un espectador
Chelo Prieto
Miguel ángel granados chapa
Como ingeniero y administrador de empresas que fue, el maestro
Carlos Prieto es un hombre práctico, y como lector y escritor que es
también, expresa a través de esas destrezas su fértil imaginación. Esa
combinación de dotes, necesaria para que el violín Piatti que posee desde
1979 lo acompañe siempre, explica la presencia de Chelo Prieto en su vida.
Dejemos que él nos hable de esa presencia:
"Chelo Prieto no es mi esposa ni mi hija .. Es el nombre con el que
suele viajar el Piatti. Resulta que el violonchelo es un instrumento precioso
pero que, para los viajes, se convierte en un artefacto verdaderamente
incómodo, sobre todo en los aviones. No se puede enviar como equipaje
por las elevadas probabilidades de que llegue a su destino hecho pedazos,
pues las bandas de los aeropuertos están diseñadas para manejar maletas y
no objetos delicados. No se puede meter en la cabina, libre de cargo, como
los violines, porque no cabe debajo del asiento ni en los compartimientos
superiores para equipaje de mano. Debe, pues, viajar como un pasajero
cualquiera y ocupar un asiento. Las reglas de la IA TA (Internacional
Airline Travel Authority) indican que el violonchelo debe pagar tarifa
normal, colocarse en un asiento de ventanilla que no coincida con la salida
de emergencia, e ir al lado de su dueño. No come, ni se marea ni se levanta,
y podría uno esperar a que por lo menos la tarifa fuera como la de un
infante; pero la IA TA es quien manda y manda que pague tarifa normal.
A pesar de la claridad de las reglas, los empleados de ventas de
pasajes de muchas compañías se desconciertan cuando llega alguien a
comprar un boleto para un violonchelo. Empiezan a consultar manuales o a
llamar a supervisores y se pierde a veces un tiempo considerable. Por ello
he optado por comprar el boleto con el nombre de Chelo Prieto, sin
especificar si es señora, señorita o instrumento musical. El nombre que
aparece en general es señorita Chelo Prieto o miss Cello Prieto, i inclusive
tengo alguna tarjeta de viajero frecuente con ese nombre. (Debo confesar
que para aprovechar el kilometraje acumulado he tenido a veces que
'falsificar ' la firma de miss Cello ).
Ya estoy acostumbrado a las reacciones típicas de las azafatas
cuando me ven abordar un avión con la señorita Chelo. ' Oiga, ese
contrabajo no puede entrar a la cabina' . En ocasiones en vez de contrabajo
la llaman guitarra o, en México, tololoche, y muy raras veces, violonchelo.
(Yo no tengo inconveniente alguno en que lo llamen tololoche, puesto que
esa palabra de origen maya significa ' lo que se abraza' y siempre toco y
abrazo a mi violonchelo con mucho gusto).
Cuando las azafatas me prohíben entrar a la cabina con el
violonchelo-guitarra-contrabajo-tololoche enseño su pase de abordar y por
lo general ahí acaban los problemas. No siempre, como se verá en el
siguiente caso"
Una vez en Tenerife, de paso hacia Madrid, donde don Carlos debía
ofrecer un concierto, la azafata impidió el paso a doña María Isabel,
al maestro y a Chelo. El problema es que, habiendo llegado tarde a
abordar, no habían considerado comidas para ellos. El gran intérprete
se comprometió "solemnemente a que ni el violonchelo ni yo
probaríamos bocado". Pero ni la urgencia por volar a Madrid, ni
tampoco ese argumento convencieron a la aeromoza. Por fin el piloto
resolvió el conflicto, si bien "só lo Chelo Prieto cumplió su promesa
de no comer" . .
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Materia
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La Calle, diario de un espectador
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Persona o institución mencionada
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Carlos Prieto