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Extensión
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2 fojas
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Resumen
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Columna La Calle que aborda la película Un hombre serio, de los hermanos Coen, la razón es que está dirigida al público judío, comunidad a que pertenecen los personajes de la cinta, a los goyim, como se llama en ydish a los gentiles, a las personas que no judías, les resultará difícil, salvo que tengan alguna mínima información sobre la cultura y las tradiciones hebreas, comprender el sentido último de los infortunios de Larry, el desgraciado protagonista de la película, un sector de espectadores judíos, por su parte, los más apegados a las costumbres de su comunidad tal vez se incomoden con algunos pasajes de la cinta : el hecho de que se presente a un niño comprando en una escuela judía un cigarrillo de marihuana que paga con dinero robado a su hermana que a su vez lo robó a su padre, y sobre todo, la crítica y aun ridiculización a tres rabinos, uno muy joven, otro de mediana edad y el último ya en la edad provecta..
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Tipo
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Artículo periodístico.
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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La calle
para el miércoles 17
de~~ 201 O
Diario de un espectador
Desgraciado Larry
por miguel ángel granados chapa
Tras de pedir una disculpan por nuestra ausencia de ayer (motivada por una causa de
fuerza mayor), continuamos hablando de Un hombre serio, de los hermanos Coen que
está en cartelera, donde quizá no permanezca mucho tiempo. La razón es que está
dirigida dirigida al público judío, comunidad a que pertenecen los personajes de la cinta.
A los goy im, como se llama en ydish a los gentiles, a las personas que no judías, les
resultará dificil, salvo que tengan alguna mínima información sobre la cultura y las
tradiciones hebreas, comprender el sentido último de los infmiunios de Larry, el
desgraciado protagonista de la película. Un sector de espectadores judíos, por su parte,
los más apegados a las costumbres de su comunidad tal vez se incomoden con algunos
pasajes de la cinta: el hecho de que se presente a un niño comprando en una escuela
judía un cigarrillo de marihuana que paga con dinero robado a su hermana que a su vez
lo robó a su padre. Y, sobre todo, la crítica y aun ridiculización a tres rabinos, uno muy
joven, otro de mediana edad y el último ya en la edad provecta.
Larry acude a ellos porque de pronto su esposa, con la que supone vivir una relación
serena, le asesta una terrible sorpresa: se ha enamorado de otro hombre y quiere
divorciarse. A Larry lo sorprende más todavía la noticia de que su inesperado rival es un
miembro de la comunidad judía que ha enviudado tres años atrás y cuya fama de
prudente resulta, según Larry, de que en realidad es un tonto abunido. ¡Y es con él con
quien su mujer quiere casarse!.
Para colmo, y dado que se trata de personas muy decentes, no conciben siquiera la
idea de vivir juntos, en casa del nuevo amado donde ya no hay esposa, en el lapso en que
consiguen el divorcio. Pero tampoco les parece decente que la pareja a punto de
romperse continúe bajo el mismo techo. Por lo tanto, es larry quien debe irse, según
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deciden su mujer y su futuro sustituto. Hasta escogen el lugar donde ha de vivir, un
motel a las afueras del pueblo., Y de paso se deshacen de Arthur, el indeseable y
enfermo hermano de Larry, quien lo acompañará a su exilio. Por si no bastara a Larry su
avería conyugal, tiene que pagar la defensa penal de su hermano, acusado por pederastia,
vicio que padece además de su ludopatía, que es la afición incontrolable al juego. Tan
pesada es la carga fraterna que Larry tiene que sobrellevar, que ayuda a su hermano a
huir a Canadá, y lo provee con dólares con que lo sobornó un alumno coreano, dinero
que él rehusaba aceptar hasta que le fue necesario ayudar a su hermano. "Sólo" se
quedará con una deuda de tres mil dólares que le cobra el abogado que tramitaba el
divorcio, un divorcio que no se realizó.
No es que su mujer o su nuevo amado se arrepintieran. Es que él siguió el camino de
su primera mujer: murió en un choque automovilístico y ella tuvo que permanece casada
con un hombre a quien no quería. Larry, por su parte, ha seguido soportando los abusos
de sus hijos, especialmente el de su junior, que compró sin avisarle una colección de
discos cuyo vendedor lo hostiga en pos de la cobranza. Por esos y otros lances, Larry
acude a su rabino, a quien no ve la primera vez sino en un segundo intento, luego de que
consultó con su suplente, muy joven. No sacó en limpio nada de sus conversaciones,
porque los clérigos no tenían sino palabrería que ofrecerle.
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Materia
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La Calle, diario de un espectador
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Persona o institución mencionada
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Hermanos Coen