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Extensión
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2 fojas
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Resumen
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Columna La Calle que continua con los festejos dedicados a Margo Glantz, estilo literario y personal, se singulariza por el humor seco, el desenfado con que se trata a sí misma y habla de su familia, de sus costumbres.
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Tipo
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Artículo periodístico.
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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La calle
para el viernes cinco de febrero de 201 O
Diario de un espectador
Desenfado judío
por miguel ángel granados chapa
El estilo literario y personal de Margo Glantz -cumplidora de 80 años, merecedora de
la medalla de oro de Bellas Artes por su contribución a la cultura mexicana, a la que con
esos motivos hemos dedicado este diario hasta el día de hoy-se singulariza por el
humor seco, el desenfado con que se trata a sí misma y habla de su familia, de sus
costumbres. He aquí su versión del fallido y no explícito intento de su padre de casarla
como Dios manda después de su primer divorcio:
"Hacia 1964 fui con mi padre a Nueva York y durante el viaje me takadró los oídos,
de por sí sensibles a los cambios de presión, con nombres de poetas rusos, recibidos por
mí como si los estuviera sacando de un directorio telefónico en desorden alfabético,
nombres que apenas empiezo a desemarañar y a ordenar en mi cabeza a medida que
redacto estas páginas.
"En Nueva York, mi padre me invita al teatro judío, a ver una obra de Leivik, el gran
porta. No entiendo casi nada y se reproducen en mi las condiciones lamentables de los
años escolares, cuando pasé como meteoro por el Colegio Israelita sin lograr aprender el
yidish. Al terminar la función vamos al escenario a saludar a los actores, y me va
empujando como mula retobada, hasta que logra presentarme con un señor idéntico a
cualquiera de los señores con los que me presentaba cuando era chica; y recitaba elogios
sobre mi que me ponían colorada de vergüenza y de furia, sólo que este señor habla con
acento inglés. Luego pasa otro a quien mi padre no conoce, pero que le dice, 'Hello,
mister Carmel?, y mi padre se emociona"
(La causa de tal emoción era el reconocimiento y recuerdo, por un extranjero en el
extranjero del restaurante Carmel, situado en el corazón de la Zona Rosa cuando esta era
a su vez, en los años sesenta, el centro de la actividad mundana en la ciudad de México.
A sus mesas se sentaron los artistas y escritores que figuraban en los suplementos
literarios y en las ediciones del Fondo de Cultura Económica y de Joaquín Mortiz. En
esa cafetería, atendida personalmente por don Jacobo Glantz, se produjo el encuentro
inicial de este espectador y Vicente Leñero, el gran escritor que para esas fechas estaba
ya instalado en el boom de la literatura hispanoamericana, tras haber recibido el Premio
Seix Barral, nya desaparecido pero que era tan importante como hoy lo son el Alfaguara
o el Planeta)
"Descubro luego que en realidad el deseo secreto de mis padres al invitarme a Nueva
York es casarme con el único hijo del señor London (seguro nombre recortado o
mejorado) un impresos judío: se había hecho rico publicando en yidish los libros de los
grandes poetas que eran pobres. London tenía un departamento sobre Central Park, con
vista sobre el parque y comme il faut, y con varios muros cubiertos totalmente con
pinturas muy valiosas, entre ellos varios Picassos, Braques, Utrillo, etcétera, pero sobre
todo los grandes maestros judíos: Mane Katz y Marc Chagall. Más había tantos cuadros
tapizando los muros que apenas podía diferenciarse un autor de otro: recuerdo un gran
Chagall azul. Lo malo fue que le gusté más al papá que al hijo. Alex, bailarín, muy
simpático, quería casarse con una bailarina que no le gustaba a su papá. Mi viaje a
Nueva York fue un fracaso porque ni me casé ni compré suficiente ropa y una noche,
precisamente el 31 de diciembre. , tuve que caminar 25 cuadras ..
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Materia
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La Calle, diario de un espectador
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Persona o institución mencionada
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Margo Glantz