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Extensión
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2 fojas
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Resumen
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Columna La Calle que continúa su revisión de los escritos de Augusto Roa Bastos sobre el futbol, tiene una gran capacidad para crear ese efecto inesperado, así ocurrió con la muerte de Goyo Luna, el frágil delantero del Sol ; ´Se reprodujo exactamente el desarrollo del partido anterior. en los veinte minutos del segundo tiempo, Sol perdía 0-3. Todo el mundo, amigos y enemigos, buscaban, adolecidos, la diminuta figura ausente de El malabarista. Muchos imaginaron al Gato Luna desplazándose a fantástica velocidad por su marca, como solía, sinuoso, pegado al pasto como una culebra´..
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Tipo
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Artículo periodístico.
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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La calle
para el jueves 17 de junio de 20 1O
Diario de un espectador
El último gol
por migue! ángel granados chapa
Augusto Roa Bastos, el escritor paraguayo honrado con el premio Cervantes - tenido
como el Nobel de la lengua española- tiene una gran capacidad para crear ese efecto
inesperado que se llama suspense, a pesar de que anuncia lo que vendrá, pues no se vale
de sorpresas sacadas de la manga. Así ocurrió con la muerte de Goyo Luna, el frágil
delantero del Sol, prevista desde las primeras líneas. Y, como lo vimos ayer, cuando
perdió la vida, arrastrado por los defensores del equipó rival que lo arrojaron contra el
poste donde su cráneo tronó como huevo que se rompe, Roa Bastos nos anuncia que no
todo terminó allí:
"Lo misterios, lo sobrenatural , ocurriría el domingo siguiente" Así lo anunciamos,
cuando previmos lo que ocurriría en esa "tarde fría, ventosa, neblinosa, con algo de
mortaja y de sudario? He aquí lo que pasó:
"Sol y Porvenir volvían a enfrentarse por la calificación final. Treinta mil
espectadores silenciosos. Por primera vez, desde que había memoria, Sol jugaba sin sol
por dentro y sin sol por fuera. Un once de calambre, lamentable, pordiosero. Un catión
rojo salido de la gastritis del réferi penó injustamente al Sol. El once quedó reducido a
un diez completamente rengo, casi paralítico, totalmente desahuciado.
"Se reprodujo exactamente el desarrollo del pmiido anterior. En los veinte minutos
del segundo tiempo, Sol perdía 0-3. Todo el mundo, amigos y enemigos, buscaban,
adolecidos, la diminuta figura ausente de El malabarista. Muchos imaginaron al Gato
Luna desplazándose a fantástica velocidad por su marca, como solía, sinuoso, pegado al
pasto como una culebra. Su imagen no era más que el hueco formado por el deseo, por
el afecto, por la pena de que no iban a ver nunca más al mequetrefe del ídolo. Su figura,
ya en el recuerdo, planeaba grandiosa por dentro de los treinta mil espectadores, con una
melancolía infinita.
"De repente lo vieron .. . ! Sí, lo vieron! ¡No en la levedas de la fantasía sino en la
espesa realidad! ¡No era el espejismo de una alucinación! ¡Qué pucha! ... era 'él. Corría
en su punta como una exhalación. La cabeza vendada con tabto trapo era ahora más
grande, dos veces más grande que el resto del cuerpo. Por lo que se alcanzaba a ver de la
cara bajo el tolondrón del vendaje, estaba pálido no como un muerto sino como la
misma muerte. El clamor en un solo grito de treinta mil gargantas, parecido a una
lamentación, saludó su presencia. Él estaba allí otra vez Como siempre. Lo malo que
había sucedido no había sucedido. El malabarista repitió su hazaña del último partido incluso el penalti del triunfo 4-3. Y la clasificación del Sol. E l estadio se vino abajo.
"El jefe del servicio, los médicos de guardia y las enfermeras con caras de sorpresa y
espanto verificaron que el cuerpo comatoso estaba allí, en su cama, la No. 7, cubierto de
congeladas gotas de sudor, olvidado de todo, aparentemente sin haberse movido.
--¡La cama estaba vacía hasta hace un rato!-explicó la enfermera-jefe al patrón.
Durante una hora y media lo buscamos por todas partes, hasta en la escalera de
incendios. Nadie lo había visto salir, ni entrar. No estaba en ninguna parte. Llamamos a
la policía, a los bomberos. Lo andarán buscando todavía.
"El patrón se inclinó a auscultarlo con el estetoscopio.
--¡Parece que tiene calzados unos botines de futbol-- , dijo la enfermera, estupefacta,
levantando una punta de la cobija ... "
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Materia
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La Calle, diario de un espectador
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Persona o institución mencionada
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Augusto Roa Bastos
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Futbol