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Extensión
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2 fojas
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Resumen
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Columna La Calle que continúa explorando la obra de Roberto Saviano en concreto Camorra, el poderoso libro que se dedica a desentrañar la naturaleza y el funcionamiento de la Camorra, al mismo tiempo organización empresarial con ramificaciones en todo el mundo y un fenómeno criminal que no conoce limitaciones ni fronteras, construida al modo de una novela, en esta obra hay multitud de relatos circunstanciales, episodios de la ilegalidad que priva en la área de influencia de la Camorra, está un ejemplo de ello, el caso de Emanuele, un pequeño delincuente que realiza su trabajo por pequeños montos y que ve su oficio como algo natural en una región criminógena, donde no se respeta la ley y hay miseria, y que termina muriendo de once balazos.
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Tipo
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Artículo periodístico.
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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La calle
para el jueves 23 de julio de 2009
Diario de un espectador
Emanuele, de 15 años
por miguel ángel granados chapa
El poderoso libro de Roberto Saviano se dedica a desentrañar la naturaleza y el
funcionamiento de la Camorra, al mismo tiempo organización empresarial con
ramificaciones en todo el mundo y un fenómeno criminal que no conoce limitaciones ni
fronteras. Esa es la médula de Gomarra, la obra de la que se han vendido ya millones de
ejemplares, cifra que será superada por la de espectadores que vean la película de Mateo
Garrone.
Construida al modo de una novela (donde sin embargo nada es ficticio) en esta obra
hay multitud de relatos circunstanciales, episodios de la ilegalidad que priva en la área
de influencia de la Camorra. He aquí un ejemplo de ello, el caso de Emanuele, un
pequeño delincuente, pequeño porque apenas tenía quince años y era esmirriado. Y
pequeño por el monto de sus latrocinios, a los que se dedicaba como algo natural! en una
región criminógena, donde no se respeta la ley y hay miseria:
El autor se sitúa en Parco Verde, una especie de tierra de nadie."En una esquina hay
una capillita minúscula, casi imperceptible. Aunque no siempre ha sido así. Antes era
una capilla. Grande, blanca. Un auténtico mausoleo dedicado a un joven, Emanuele, que
murió en el trabajo, un trabajo que en algunas zonas es incluso peor que el trabajo
clandestino en las fábricas. Pero es un oficio. Emanuele cometía atracos. Y los cometía
siempre los sábados, todos los sábados, desde hace algún tiempo. Y siempre en la misma
carretera, el mismo día. Porque el sábado era el día de sus víctimas. El día de las
parejitas. Y la Nacional 87 es el lugar al que van todas las parejas de la zona. Una
carretera de mierda, entre asfalto parchado y microvertederos. Cada vez que paso por
allí, pienso que es preciso echar mano de toda tu pasión para conseguir estar bien en
medio de tanta porquería. Justo ahí , Emanuele y dos amigos suyos se escondían,
esperaban a que una pareja aparcara, a que apagasen los faros del coche. Dejaban pasar
unos minutos después de que las luces se hubieran apagado para darles tiempo de
desnudarse y, en el momento de máxima vulnerabilidad, aparecían. Rompían la
ventanilla con la culata de la estola y después apuntaban al chico con el arma.
Limpiaban a las parejitas y terminaban el fin de semana con decenas de atracos
cometidos y quinientos euros en el bolsillo: un botín minúsculo que puede saber a
tesoro.
Pero resulta que una noche una patrulla de carabineros los interceptó. Emanuele y sus
compinches son tan imprudentes que no prevén que hacer siempre los mismos
movimientos y atracar siempre en las mismas zonas es la mejor manera de ser detenido.
Los dos coches se persiguen, se embisten y se producen disparos. Después, todo queda
en silencio. Emanuele está muerto en el coche. Tenía una pistola en la mano y había
hecho el ademán de apuntar a los carabineros. Lo mataron disparando once veces en
pocos segundos. Disparar once veces a quemarropa significa llevar la pistola
desenfundada y estar preparado para disparar a la mínima señal. Disparar para matar y
después pensar en hacerlo para que no te maten. Los otros dos habían parado el coche.
Los proyectiles habían atravesado el coche como un rayo. Todos atraídos por el cuerpo
de Emanuele. Sus amigos habían intentado abrir las ventanillas, pero en cuanto se
percataron de que Emanuele estaba muerto se habían quedado quietos. Habían abierto
las portezuelas sin oponer resistencia a los puñetazos que preceden a cualquier arresto.
Emanuele estaba doblado sobre sí mismo. Tenía en la mano una pistola falsa. Una de
esas de juguete que antes se usaban en el campo para alejar a los vagabundos de los
gallineros. Un juguete que se utilizaba como si fuera de verdad. Por lo demás, Emanuele
era un chaval que actuaba como si fuera un hombre maduro".
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Materia
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La Calle, diario de un espectador
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Persona o institución mencionada
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Roberto Saviano
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Emanuele