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Extensión
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5 fojas
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Resumen
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No habrá visita de delegados gubernamentales a la selva, para atestiguar la consulta zapatista a sus bases, pero eso no obstruirá la continuación del encuentro de San Andrés, que ha prevalecido a pesar del uso de tácticas sucias de prensa..
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Tipo
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Borrador
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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Plaza pública
para la edición del 1 de junio de 1995
Cita en La Realidad
Miguel Ángel G-ranados ChHpR
Es probable que ayer una brigada de zapatistas se
haya quedado plantada en La Realidad, esperando en
vano a sus invitados. En ese ~j ido chiapaneco se habría
iniciado una gira de delegados gubernamentales a bis
pláticas de San Andrés, con el EZLN, así como de
legisladores tniembros de la Comisión de Concordia y
Pacificación. Pero se frustró la idea de que atestiguaran
el modo y el rittno con que el zapatismo armado realiza
sus consultas a la base. La causa de que fracasara el
encuentro en La Realidad es parte del forcejeo que
antecede a cada etapa de negociación sobre el conflicto
de Chiapas.
En la ocurrida a partir del 12 de tnayo~ los delegados
zapatistas anunciaron que requerían 20 dias para
consultas. Los del gobietno se sorprendieron por el
prolongado lapso, y a fin de que estuvieran en situa~ión
de cotnprender por qué el receso tendría que ser tan
largo, resultaron invitados a presenciar las consultas.
Viajar a las comunidades respectivas, por un lado, y
atestiguar el lento proceder con que se llega a consensos,
vistos en vivo, darían a los delegados gubemarnentales~ y
a la Cocop~ no sólo la explicación requerida, sino que
les permitiría adentrarse en la índole del movimiento
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más tarde la~ condiciones de la visita.
Las estableció el subo.:urnandante Marcos en una
carta fechada el 24 de mayo, y dada a conocer a la
Secretaría de Gobernación y a la Cocopa el 29, por la
comisión de intennediación. En un tono zumbón y aun
desdef1oso, el dirigente zapatista fijó condiciones que en
otro contexto hubieran sido comprensibles. No se puede
olvidar que Ja visita de los representantes
gubernamentales implicaba admitirlos en los santuarios
zapatistas, y que eso tiene implicaciones aun de carácter
milutar, entre otras cosas porque entre los miembros de
la delegación oficial figura un general del ejército, don
Tomás Angeles. Aun contando con la mejor buena fe de
los visitantes, es claro que los visitados ..tomarían
precauciones para que nos los perjudicara mihtannente
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visitantes en La Realidad, y como es probable que no
conocieran a tiempo la respuesta gubernamental, acaso
se quedara aguardando en vano en ese ejido.
Gobernación rechazó de inmediato las condiciones,
si bien aprovechó el fondo y la fonna de la carta para
presentarla como una retractación del zapatismo, no
con1o una negativa suya ante las condiciones descritas.
Si sus delegados se asustaron ante la caminata y la
intemperie que se les anunció, no tuvieron necesidad de
expresarlo, pues Marcos redactó su comunicación de
modo tal que facilitó la fntstración del encuentro.
La Cocopa demoró 24 horas en tomar análoga
resolución, argumentando la misma. falta de seriedad de
la carta, aducida por Gobernación. El grupo legislativo
ditlcilmente hubiera podido tomar una decisión
diferente, porque hacerlo lo hubiera distanciado del
p;ohierno 7 del que se ha11a inevitahlemente próximo
(cercanía que, por supuesto, no lastitna de suyo el papel
que la Cocopa puede y debe desempeñar).
El incidente quizá estorbe el comienzo de la nueva
cita, el 7 de junio, pero es dit1cil que impida su
realización. Una y otra vez, antes de cada encuentro,
factores aledaños han interferido el cotnienzo de las
conversaciones y en cada caso éstas pudieron llevarse a
cabo. No está de tnás, sin ctnbargo, que se totnc lección
de episodios anteriores para evitar que aspectos
marginales frustraran el tenue curso de esas pláticas.
Por ejemplo, Gobernación podría decidir que no
acuda 111ás a San Andrés el asesor de prensa del
secretario, Eduardo García Puebla. Su presencia, y sus
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hábitos, estuvieron a punto de provocar un desencuentro
muy grave el 20 de abriL Ese día redactó dos notas de
prensa mentirosas, las finnó con los nombres de los
.enviados de Notimex, y las despachó desde San
Cristobal a la redacción de esa agencia gubernamental.
La primera atribuyó a los sacerdotes Pablo Romo y Joel
Padrón haber organizado el multitudinario traslado de ·
indígenas a la plaza principal de San Andrés, a lo que
eran por completo ajenos. Por la falsedad del hecho
mism, y por descubrirse la impostura, Notimex e vio
obligada a desmentirse, y ya no envió en su hilo la
segunda nota de Garcfa Puebla. En ella se simulaban
entrevistas con participantes en ·ta concentración
indígen~ que mostraban en el interior de sus morrales
pistolas calibre .32
Garcfa Puebla fue funcionario del gobierno de
SuJinuo, en la ofieina de 11rcn~~· presidenciRI dirigida por
Otto Granados, en un pésimo momento de la permanente
tentación gubernamental de controlar a la prensa. Luego
se le destinó al consulado en Dalias, e donde ha vuelto
para asesorar en materia de prensa al secretario
Moctezuma. Quizá debido a su juventud, el huésped
principal del Palacio de Cobián ignora las biografias y
las descalií1caciones que afectan a Garcia Puebla y sus
otros asesores en esa materia, como Fausto Zapata. Sería
lamentable que no fuera el desconocimiento de sus
defectos, sino al contrario, la decisión de aprovecharlos,
lo que los hubiera puesto al servicio de Bucareli.
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Jueves 1 de junio de 1995, REFORMA
PLAZA PúBLICA
MIGUEL ANGEL GRANADOS CHAPA
Cita en La Realidad
N o habrá visita de delegados gubernamentales
a la selva, para atestiguar la consulta zapatista
a sus bases, pero eso no obstruirá la continuación
del encuentro de San Andrés, que ha prevalecido
a pesar del uso de tácticas sucias de prensa.
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Es
tistas se haya quedado plantada en La Rea-
PROBABLE QUE AYER UNA BRIGADA DE ZAPA-
lidad, esperando en vano a sus invitados. En
ese ejido chiapaneco se habría iniciado una
gira de delegados gubernamentales a las
pláticas de San Andrés, con el EZLN, así como de legisladores miembros de la Comisión
de Concordia y Pacificación..Pero se frustró
la id~ a de que atestiguaran el modo y el ritmo con que el zapatismo armado realiza sus
consultas a la base. La causa de que fracasara el encuentro en La Realidad es parte
del forcejeo que antecede a cada etapa de
negociación sobre el conflicto de Chiapas.
En la ocurrida a partir del12 de mayo,
los delegados zapatistas anunciaron que requerían 20 días para consultas. Los del gobierno se sorprendieron por el prolongado
lapso, y a fin de que estuvieran en situación
de comprender por qué el receso tendría
que ser tan largo, resultaron invitados a presenciar las consultas.
Viajar a las comunidades respectivas, por
un lado, y atestiguar el lento proceder con
que se llega a consensos, vistos en vivo, darían a los delegados gubernamentales, y a la
Cocopa, no sólo la explicación requerida, sino que les permitiría adentrarse en la índole del movimiento zapatista. Aceptada la invitación, se convino en precisar más tarde
las condiciones de la visita.
Las estableció el subcomandante Marcos
en una carta fechada el 24 de mayo, y dada
a conocer a la Secretaría de Gobernación y
a la Cocopa el 29, por la comisión de intermediación. En un tono zumbón y aun desde. ñoso, el dirigente zapatista fijó condiciones
que en otro contexto hubieran sido comprensibles. No se puede olvidar que la visita de
los representantes gubernamentales implicaba admitirlos en los santuarios zapatistas,
y que eso tiene implicaciones aun de carácter militar, entre otras cosas porque entre los
miembros de la delegación oficial figura un
general del ejército, don Tomás Angeles.
Aun contando con la mejor buena fe de los
visitantes, es claro que los visitados tomarían
precauciones para que nos los perjudicara
militarmente su apertura política.
Además de esa cautela, quizá ocurrió que
la invitación espontáneamente extendida
por los delegados en San Andrés (Larrainzar o Sacanchén) hubiera sido desautorizada por el comando clandestino indígena y se
confiara al subcomandante Marcos la tarea
de cancelarla mediante el procedimiento de
cargarla de condiciones.
Al menos ese fue el resultado. En su carta, el dirigente zapatista no sólo subrayó las
dificultades del viaje (dos días a pie de ida y
• otras 48 horas de regreso, cargando cada
quién sus pertenencias) sino que, con sorna,
concluyó diciendo que él mismo recibiría a
quienes sobrevivieran y hasta les ofrecería
"una visita guiada".
Anunció en fin que un grupo zapatista esperaría a los visitantes en La Realidad, y co• mo es probable que no conocieran a tiempo
la respuesta gubernamental, acaso se quedara aguardando en vano en ese ejido.
Gobernación rechazó de inmediato las
condiciones, si bien aprovechó el fondo y la
forma de la carta para presentarla como una
retractación del zapatismo, no como una negativa suya ante las condiciones descritas.
Si sus delegados se asustaron ante la caminata y la intemperie que se les anunció,
no tuvieron necesidad de expresarlo, pues
Quizá el secretario de Gobernación Esteban
Moctezuma ignora las biografías y las descalificaciones de ex
funcionarios que ha tomado como asesores en comunicación,
aunque sería deplorable que los
contratara porque los conoce.
Marcos redactó su comunicación de modo
tal que facilitó la frustración del encuentro.
La Cocopa demoró 24 horas en tomar
análoga resolución, argumentando la misma falta de seriedad de la carta, aducida por
Gobernación. El grupo legislativo dificilmente hubiera podido tomar una decisión
diferente, porque hacerlo lo hubiera distanciado del gobierno, del que se halla inevitablemente próximo (cercanía que, por supuesto, no lastima de suyo el papel que la
Cocopa puede y debe desempeñar).
El incidente quizá estorbe el comienzo de
la nueva cita, el 7 de junio, pero es dificil que
, impida su realización. Una y otra vez, antes
de cada encuentro, factores aledaños han
interferido el comienzo de las conversaciones y en cada caso éstas pudieron llevarse a
cabo. No está de más, sin embargo, que se
tome lección de episodios anteriores para
evitar que aspectos marginales frustraran el
tenue curso de esas pláticas.
Por ejemplo, Gobernación podría decidir
que no acuda más a San Andrés el asesor de
prensa del secretario, Eduardo García Puebla. Su presencia, y sus hábitos, estuvieron
a punto de provocar un desencuentro muy
grave el20 de abril. Ese día redactó dos no' tas de prensa mentirosas, las firmó con los
nombres de los enviados de Notimex, y las
despachó desde San Cristóbal a la redacción
de esa agencia gubernamental.
La primera atribuyó a los sacerdotes Pablo Romo y Joel Padrón haber organizado el
multitudinario traslado de indígenas ala plaza principal de San Andrés, a lo que eran por
completo ajenos. Por la falsedad del hecho
mismo, y por descubrirse la impostura, Notimex se vio obligada a desmentirse, y ya no
envió en su hilo la segunda nota de García
Puebla. En ella se simulaban entrevistas con
participantes en la concentración indígena,
que mostraban en el interior de sus morrales pistolas calibre 32. García Puebla fue funcionario del gobierno de Salinas, en la oficina de prensa presidencial dirigida por Otto
Granados, en un pésimo momento de la permanente tentación gubernamental de controlar a la prensa. Luego se le destinó al consulado en Dalias, de donde ha vuelto para
asesorar en materia de prensa al secretario
Moctezuma. Quizá debido a su juventud, el
huésped principal del Palacio de Cobián ignora las biografías y las descalificaciones
que afectan a García Puebla y sus otros asesores en esa materia, como Fausto Zapata.
Sería lamentable que no fuera el desconocimiento de sus defectos, sino al contrario, la
decisión de aprovecharlos, lo que los hubiera puesto al servicio de Bucareli.
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Materia
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EZLN.
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Fausto Zapata
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Persona o institución mencionada
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Cita en La Realidad