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Extensión
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1 foja
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Resumen
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El senador Emilio M. González se rindió.
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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Plaza pública
para la edición del 2 de septiembre de 1994
Chiapas
,
Miguel Angel Granados Chapa
Hace ocho meses, Chiapas estaba en guerra,
interrumpida por una larga tregua que ahora parece a
punto de romperse. Ls elecciones, federales y locales,
agravaron la situación nunca distendida del todo en la
entidad donde dos presencias militares, la del Ejército
federal mexicano y la del zapatismo armado, pudieran
estar en las vísperas de un nuevo enfrentamiento.
El ingrediente de la violencia organizada, y con
emplazamientos previos, es un grave añadido a la
situación postelectoral que, aun sin ese factor, se
asemejaría a la que vivieron estados como Guanajuato,
San Luis Potosí y Michoacán en 1991 y 1992. Dos
grandes fuerzas, proclamadoras ambas de su triunfo (o
una negadora, al menos del triunfo ajeno) están resueltas
a sacar avante sus posiciones. Además de los partidos y
de los candidatos que contendieron por la gubematura,
agrupaciones sociales originadas por el conflicto armado
y sus secuelas están siendo activadas, con lo que el
litigio se extiende a toda las sociedad y no afecta sólo las
partes más inmediatamente involucradas en la disputa
por los resultados electorales. Por añadidura, han
renacido brotes de otra violencia, corno las ocupaciones
de tierras y secuestros, practicados al socaire de una
presión armada que amenaza estallar. Y hasta pareciera
que nuevos grupos armados entran en la escena, si bien
esta realidad no se puede todavía precisar.
Eduardo Robledo Rincón, candidato del PRI, fue
proclamado gobernador electo el domingo pasado.
Amado Avendaño, el periodista postulado por el Partido
de la Revolución Democrática, convaleciente aún del
grave accidente que sufrió a fines de julio, rehúsa acatar
ese resultado. Las cifras oficiales dicen que Robledo
obtuvo 501,265 votos, y que fueron 34 7,162 los votos de
Avendaño. El candidato del PAN, Cesáreo Hemández
obtuvo 91,469. Este último dijo al semanario Proceso,
antes de la calificación electoral: "Sabemos y
entendemos que hay gato encerrado. Pero, ¿dónde está?.
Entendemos que pudieron haber existido arreglos en la
computadora, en el padrón electoral. Suponemos que
hubo rasurados en el padrón electoral. De lo único que
estamos seguros es que se hizo un trabajo muy fino".
Debió serlo, porque el 30 de agosto sumó su firma a la
de Robledo y otros cinco candidatos en una declaración
según la cual "el pueblo de Chiapas ha cumplido y votó
de manera pacífica y responsable, en una jornada que fue
ejemplar por la participación cívica de los ciudadanos,
con su voto, por la organización, vigilancia limpieza de
la jornada electoral del21 de agosto".
La tensión electoral chiapaneca podría resolverse
como en las entidades mencionadas, donde se reconoció
la existencia de irregularidades formales, o se apreció un
antagonismo inconciliable entre la realidad electoral y la
realidad política, que no necesariamente coinciden, y
cuya disonancia puede ser eruptiva. A ese camino de
solución puede empujar, adicionalmente, la postura del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional. El 24 de
agosto formuló su primera apreciación sobre el proceso
electoral (sólo el local, según fue puntualmente
expresado por el comando zapatista) y lo descalificó.
Tras hacer un alarde de presencia fuera de la comarca
bajo su control, al decir que contó con observadores en
muchos municipios ajenos a la zona del conflicto
inmediato, enumeró algunas "serias irregularidades", y
habló de fraude orquestado desde etapas anteriores a la
propia jornada electoral. Fue más allá, sin embargo.
Involucró de dos maneras a su enemigo, el Ejército
mexicano. Por un lado, asegura que las fuerzas armadas
saben "del tamaño y naturaleza del fraude", pues "tienen
interceptadas todas las comunicaciones en territorio
chiapaneco y se dieron cuenta de los acuerdos entre la
capital del estado y las cabeceras municipales para
contrarrestar la votación en contra del PRI". Y por otro
lado, afirma que "han aumentado los trabajos de
fortificación en sus postctones y han reanudado sus
vuelos diurnos y nocturnos sobre las posiciones
zapatistas".
En una carta dirigida a Robledo, y con un tono
irónico que interpreta unas declaraciones del ya
declarado gobernador electo como su decisión de
renunciar, el subcomandante Marcos solicitó a Robledo
que se retire. Y de paso denuncia que los ganaderos, tan
activos siempre en la política chiapaneca, están
entrenando mercenarios para el combate.
,.
En una respuesta sesgada, Robledo se ha negado a
renunciar. Se dirigió en cambio a chiapanecos ilustres,
que forman parte de la Convención Nacional
democrática, en una apelación a su buena voluntad y su
conocimiento de la realidad de Chiapas, para que avalen
su victoria. La carta de Robledo ha colocado a Eraclio
Zepeda, Elba Macías, Juan Bañuelos, Osear Oliva, Carlos
Olmos y Carlos Jurado en un grave predicamento. Si hay
tiempo, si la violencia no se apresura, su palabra de
respuesta tendrá un importante efecto sobre la situación.
Pero especialmente el primero podría desempeñar un
papel en la secuela del más grave problema postelectoral
que haya vivido entidad alguna, y quizá en previsión de
tal acontecimiento debería no responder a la solicitación
de Robledo.
Por si no bastara todo lo anterior, arrecian de nuevo
los vientos de fronda sobre el obispo Samuel Ruiz, que
está por recibir una conminación vaticana a que se vaya.
Inoportunidad igual no se ha visto jamás. Pero de eso
nos ocuparemos después
cajón de sastre
El senador Emilio M. González se rindió ante la
evidencia, y a dos meses de concluir su periodo
legislativo, se retiró de la presidencia de la Gran
Comisión de su cámara, atosigado por la edad y sus
secuelas. Lo reemplaza, ahora ya formal pero también
simbólicamente, el hidalguense Humberto Lugo Gil.
Aunque este cargo lo desempeñe sólo fugazmente, Lugo
Gil podrá ufanarse de haber dirigido los trabajos de las
.
Viernes 2 de septiemore ae f!:l94, .H.r;.t•'ORMA
.
PLAZA P úBLICA
MIGUE L A N GEL GRANA DO S CH APA
Chiapas ·
Por el grado de enfrentamiento a que pueden
llegar las dos principales fuerzas políticas
chiapanecas, el conflicto postelectoral
en esa entidad sería muy grave, pero se agrega
a su naturaleza la presencia de dos ejércitos
que podrían reencender el fuego.
H ace ocho meses, Chiapas estaba en guerra, interrumpida por una larga tregua que
ahora parece a punto de romperse. Las elecciones, federales y locales, agravaron la situación nunca distendida del todo en la entidad donde dos presencias militares, la del
Ejército federal mexicano y la del zapatismo 1
armado, pudieran estar en las vísperas de
un nuevo enfrentamiento.
El ingrediente de la violencia organizada,
y con emplazamientos previos, es un grave
añadido a la situación postelectoral que, aun
sin ese factor , se asemejaría a la que vivier on estados como Guanajuato, San Luis Potosí y Michoacán en 1991 y 1992. Dos grandes fuerzas, proclamadoras ambas de su
triunfo (o una negadora, al menos del triunfo ajeno) están resueltas a sacar avante sus
posiciones. Además de los partidos y de los
candidatos que contendieron por la guberatura, agrupaciones sociales originadas
por el conflicto armado y sus secuelas están
iendo activadas, con lo que el litigio se extiende a toda la sociedad y no afecta sólo las
partes más inmediatamente involucradas
en la disputa por los resultados electorales.
Por añadidura, han renacido brotes de otra
violencia, como las ocupaciones de tierras y
secuestros, practicados al socaire de una
presión armada que amenaza estallar. Y
hasta pareciera que nuevos grupos armados
entran en la escena, si bien esta realidad no
se puede todavía precisar.
Eduardo Robledo Rincón, candidato del
PRI, fue proclamado gobernador electo el
domingo pasado. Amado Avendaño, el periodista postulado por el Partido de la Revolución Democrática, convaleciente aún del
grave accidente que sufrió a fines de julio,
rehusa acatar ese resultado. Las cifras oficiales dicen que Robledo obtuvo 501,265 votos, y que fueron 347,162los votos de Avendaño. El candidato del PAN, Cesáreo Hernández obtuvo 91,469. Este último dijo al
seminario Proceso, antes de la calificación
electoral: "sabemos y entendemos que hay
gato encerrado. Pero, ¿dónde está? Ententiemos ue pudieron haber existido arreglos
en la computadora, en el padrón electoral.
Suponemos que hubo rasurados en el padrón electoral. De lo único que estamos seguros es que se hizo un trabajo muy fino".
Debió serlo, porque el30 de agosto sumó su
firma a la de Robledo y otros cinco candidatos en una declaración según la cual" el pueblo de Chiapas ha cumplido y votó de manera pacífica y responsable, en una jornada
que fue ejemplar por la participación cívica
de los ciudadanos, con su voto, por la organización, vigilancia limpieza de la jornada
electoral del 21 de agosto".
La tensión electoral chiapaneca podría resolverse como en las entidades mencionadas,
donde se reconoció la existencia de irregularidades formales, o se apreció un antagonismo inconciliable entre la realidad electoral y
la realidad política, que no necesariamente
coinciden, y cuya disonancia puede ser eruptiva. A ese camino de solución puede empujar, adicionalmente, la postura del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional. El 24 de
agosto formuló su primera apreciación sobre
el proceso electoral (sólo el local, según fue
puntualmente expresado por el comando zapatista) y lo descalificó. Tras hacer un alarde
de presencia fuera de la comarca bajo su control, al decir que contó con observadores en
muchos municipios ajenos a la zona del conflicto inmediato, enumeró algunas "serias
Ya declarado gobernador electo
por el Congreso
local, Eduardo
Robledo ha solicitado su aval para las elecciones a distinguidos
chiapanecos miembros de la Convención Nacional Democrática.
irregularidades", y habló de fraude orques·
tado desde etapas anteriores a la propiajor·
nada electoral. Fue más allá, sin embargo. In·
volucró de dos maneras a su enemigo, el Ejér·
cito mexicano. Por un lado, asegura que lru
fuerzas armadas saben "del tamaño y .natu·
raleza del fraude", pues "tienen intercepta,
das todas las comunicaciones en territorifj
chiapaneco y se dieron cuenta de los acuer·
dos entre la capital del estado y las cabece·
ras municipales para contrarrestar la vota·
ción en contra del PRI". Y por otro lado, afir.
ma que "han aumentado los trabajos dE
fortificación en sus posiciones y han reanu·
dado sus vuelos diurnos y nocturnos sobre las
posiciones zapatistas".
En una carta dirigida a Robledo, y con un
tono irónico que interpreta unas declarado
nes del ya declarado gobernador electo como
su decisión de renunciar, el subcomandant
Marcos solicitó a Robledo que se retire. Y d
paso denuncia que los ganaderos, tan activos
siempre en la política chiapaneca, están en
trenando
mercenarios para el combate.
1
En una respuesta sesgada, Robledo se h
negado a renunciar. Se dirigió en cambio a
chiapanecos ilustres, que forman parte de la
Convención Nacional Democrática, en una
apelación a su buena voluntad y su conocí
miento de la realidad de Chiapas, para qu
avalen su victoria. La carta de Robledo ha colocado a Eraclio Zepeda, Elba Macías, Juan
Bañuelos, Osear Oliva, Carlos Olmos y Carlos
Jurado en un grave predicamento. Si hay
tiempo, si la violencia no se apresura, su palabra de respuesta tendrá un importante
efecto sobre la situación. Pero especialmente el primero podría desempeñar un papel en
la secuela del más grave problema postelectoral que haya vivido entidad alguna, y quizá
en previsión de tal acontecimiento debería no
responder a la solicitación de Robledo.
Por si no bastara todo lo anterior, arrecian de nuevo los vientos de fronda sobre e
obispo Samuel Ruiz, que está por recibir una
conminación vaticana a que se vaya. Inoportunidad igual no se ha visto jamás. Pero de
eso nos ocuparemos después.
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CAJÓN DE SASTRE
l senador Emilio M. González se rindió
ante la evidencia, y a dos meses de conE
cluir su periodo legislativo, se retiró de la presidencia de la Gran Comisión de su cámara,
atosigado por la edad y sus secuelas. Lo
reemplaza, ahora ya formal pero también
simbólicamente, el hidalguense Humberto
Lugo Gil. Aunque este cargo lo desempeñe
sólo fugazmente, Lugo Gil podrá ufanarse de
haber dirigido los trabajos de las dos cámaras del Congreso, algo que en tiempos recientes sólo había hecho Carlos Sansores émz.