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Extensión
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4 fojas
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Resumen
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La inminente realización del diálogo entre el gobierno federal y los insurgentes chiapanecos no debiera suscitar demasiado optimismo, pues están presentes muchos obstáculos, como la verdadera dimensión de la crisis y la presencia de factores y fuerzas contrarios a la.
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Tipo
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Borrador
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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Feb . 0 3 1994 01 : 48PM POi
para la edición del 3 de .febrero de 1994
¿Hacia la raci9nalidad?
Obstáculos a la pacificación
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Miguel Angel Granados Chapa
De pronto pareciera que el sacudilniento provocado por la
sublevación zapatista en Chiapas nos ha en1pujado a la racionalidad.
Es Ü1111inente el conüenzo del diálogo entre los alzados y el gobierno
federal y, de creer enteran1ente lo que dice el)nando insurgente, ya
hay ""acuerdos fundatnentales" entre las dos partes, y ''lo básico está
definido". Fuera del tenitorio bélico, pero sin duda gracias al influjo
de su desarrollo, los partidos políticos y sus candidatos presidenciales
.. s-c1scribieron, con una sola excepción, un pacto a que convocó el
s~creta.flo de Cobcrnución. Y -los principales aspirantes a la
Presidencia han hecho suyos los veinte cornprornisos con la
dctnocracia, que un in1porttante grupo de ciudadanos expuso a su
consideración.
No debiera.mos, sin e1nbargo, dejarnos caer en un n1uelle
optünisn1o que nos oculte las dificultades de hacer entrar en razón Jos
diversos ingredientes en1otivos y pasionales presentes en la crisis y en
el pro~so c}ectoral. Para que no haya desilu_s~ol!_~qQs_,_ qu_~..I~?. ~~~~ya .... __..... -··
ilusos, prescdbü.) con acierto don Manuel Gón1ez Morín. No conviene
a] ániino social foljarse una visión irreal de lo que acontece, pues si
sus expectativas se fru1;tran, el decahniento se convierte en un nuevo
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FF:C:ll·l : L os r~ ranados Salinas
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factor adverso para el enfrentmniento de la cmnplicada coyuntura en
que nos encontratnos.
Es preciso asun1ir con claridad la relevancia ele la crisjs, su
din1ensión verdadera. El gobierno se en1peña en decir que se trata de
un- co:n-fl-i-cto-l-i-n11tado. Claro que lo es, y que la nonnalidad injusta y
desequilibrada a que nos hetnos acostun:1brado rige las relaciones
sociales en casi todo el país. Pero lo n1isJno ocunía en la zona hoy
sublevada hasta poco antes de las prirneras horas de este año. Luego
entonces, podrfan estar en C\lrso conflictos ahora larvados que estallen
cuando Inenos se espera. En Chiapas 1nisn1o, los problen1as sociales
acuciantes no se 111anifiestan con violencia úniémnente en los Altos y
en la Selva. En la costa y en la frontera los problemas políticos y del
crédito agrícola han causado ya nuevos, si bien todavía leves,
sacudünientos que, si no están conectados con la sublevación
Inuestran el riesgo de la n1ctastasis y, si lo están , enseñan guc los
insurgentes tienen un radio de acción 1nayor que el calculado.
En el Congreso nortemnericano se discutió ayer la situación
chiapaneca. Esa es otra expresión del tmnaño de la verdadera crisis.
No podemos pretender que las presentes cornplicaciones 1ncxicanas
queden confinadas a nuestra aldea. No cabe siquiera que el gobierno
protestara por la injerencia ilegítiJna que esa acción parlmnentaria
pudiera significar. Al integrarnos cOlnerciahnente con Estados Unidos
y Canadá, achnitin1os de n1odo in1plícito, pero inequívoco, el ser
juzgados políticmnente con los raseros aplicados usualrnentc en esos
países. Por la nús1na razón el gobierno de México tiene que avenirse a
ser suj eto ele estudio del Departmncnto de Estado de \Vashington. Se
ha emitid o allí un dktmnen sobre la situación que guard a el respeto a
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los derechos huJDanos. El ron1pin1iento ele la insularidad econ61nica
· ha significado tmnbién la globalización política. Ahora ya no tiene que
lidiarse en México solan1ente con la opinión pública nacional; a la que
durante largo tien1po pudo desdeñarse olflnpican1ente, sino con la de
otras sociedades, que tenderán a enjuiciar con dureza las práctjcas
tnexicanas en esa n1ateria.
El diálogo en Chiapas tiene que realizarse cuanto antes, porque
están presentes fuerzas y factores· que buscarán frustrarlo. Se ha
expresado ya una can1paña coptra n1cclios de jnforn1ación, personas y
agrupaciones que es síntorna de una actitud y acciones tnás profundas
y de n1ayor alcance. Corresponden a un sector del gobierno y la
sociedad al que agravia la búsqueda de soluciones negociadas. Este
sector ha pretendido atraer a sus fiJas al Ejército, al que quiere
persuadir de que sólo el aplastmniento rnilitar de la insurgenci<t dejaría
a salvo su prestigio, siendo que para una fuerza annada con1o la
rnexicana el verdadero triunfo sería no con1batir contra sus propios
hetn1anos.
Dentro del zapatisn1o, a su vez, los guerrilleros que abiertan1cnte
se fueron a la bola, y ni siquiera sienten necesidad de ocultar su rostro,
hallarán absurda la idea de dar nmrcha atrás en su decisión de 1natar o
rnorir. Han de pensar que alzados en annas, sus posibilidades de
sobrevivencia son n1ayores que si vuelven pacíflcos a sus casas.
Tenenws que persuadirlos, con hechos, de lo contrario.
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,Jueves 3 de febrero de 1994, REFORMA 7
PLAZA PúBLICA
MIGUEL A.NGEL GRANADOS CHAPA
Hacia la racionalidad
La inminente realización del diálogo entre el gobierno
federal y los insurgentes chiapanecos no debiera
suscitar demasiado optimismo, pues están presentes
muchos obstáculos, como la verdadera dimensión de la
crisis y la presencia de factores y fuerzas contrarios a la
negociación.
De pronto pareciera que el sacudimiento provocado por la sublevación zapatista
en Chiapas nos ha empujado a la racionalidad. Es inminente el comienzo del diálogo
entre los alzados y el gobierno federal, y, de
creer enteramente lo que dice el mando insurgente, ya hay "acuerdos fundamentales" entre las dos partes, y "lo básico está
definido". Fuera der~rritorio bélico, pero
sin duda gracias al immjo de su desarrollo,
los partidos políticos y sus candidatos presidenciales suscribieron, con una sola excepción, un pacto a que convocó el secretario de Gobernación. Y los principales aspirantes a la Presidencia han hecho suyos los
Veinte compromisos por la democracia, que
un importante grupo de ciudadanos expuso a su consideración.
No debiéramos, sin embargo, dejarnos
caer en un muelle optimismo que nos oculte las dificultades de hacer entrar en razón
los diversos ingredientes emotivos y pasionales presentes en la crisis y en el proceso
electoral. Para que no haya desilusionados,
que no haya ilusos, prescribió con acierto
don Manuel Gómez Morín. No conviene al
ánimo social forjarse una visión irreal de lo
que acontece, pues si sus expectativas se
frustran, el decaimiento se convierte en un
nuevo factor adverso para el enfrentamiento de la complicada coyuntura en que nos
encontramos.
Es preciso asumir con claridad la relevancia de la crisis, su dimensión verdadera. El gobierno se empeña en decir que se
trata de un conflicto limitado. Claro que lo
es, y que la normalidad injusta y desequilibrada a que nos hemos acostumbrado rige
las relaciones sociales en casi todo el país.
Pero lo mismo ocurría en la zona hoy sublevada hasta poco antes de las primeras horas de este año. Luego entonces, podrían
estar en curso conflictos ahora larvados
que estallen cuando menos se espera. En
Chiapas mismo, los problemas sociales
acuciantes no se manifiestan con violencia
únicamente en Los Altos y en la Selva. En
la costa y en la frontera los problemas políticos \1 del crédito amcola_han_causado va
nuevos, si bien todavía leves, sacudimientos que, si no están conectados con la sublevación muestran el riesgo de la metástasis y, si lo están, enseñan que los insurgentes tienen un radio de acción mayor que
el calculado.
En el Congreso norteamericano se discutió ayer la situación chiapaneca. Esa es
otra expresión del tamaño de la verdadera
crisis. No podemos pretender que las presentes complicaciones mexicanas queden
confinadas a nuestra aldea. No cabe siquiera que el gobierno protestara por la injerencia ilegítima que esa acción parlamentaria pudiera significar. Al integrarnos comercialmente con Estados Unidos y
Canadá, admitimos de modo implícito, pero inequívoco, el ser juzgados políticamente con los raseros aplicados usualmen.te en
esos países. Por la misma razón el gobierno de México tiene que avenirse a ser sujeto de estudio del Departamento de Estado
de Washington. Se ha emitido allí un dictamen sobra la situación que guarda el respeto a los derechos humanos. El rompimiento de la insularidad económica ha significado también la globalización política.
En el Congreso
Norteamericano
se discutió ayer
la
situación
chiapaneca. Esa
es otra expresión
del tamaño de la verdadera crisis. Al haber globaliszado la economía, no podemos pretender
que las presentes complicaciones mexicanas queden confinadas a nuestra aldea.
Ahora ya no tiene que lidiarse en México solamente con la opinión nacional, a la que
durante largo tiempo pudo desdeñarse
olímpicamente, sino con la de otr!l-S sociedades, que tenderán a enjuiciar con dureza las prácticas mexicanas en esa materia.
El diálogo en Chiapas tiene que realizarse cuanto antes, porque están presentes
fuerzas y factores que buscarán frustrarlo.
Se ha expresado ya una campaña contra
medios de información, personas y agrupaciones que es síntoma de una actitud y acciones más profundas y de mayor alcance.
Corresponden a un sector del gobierno y la
sociedad al que agravia la búsqueda de soluciones negociadas. Este sector ha pretendido atraer a sus filas al Ejército, al que
quiere persuadir de que sólo el aplastamiento militar de la insurgencia dejaría a
salvo su prestigio, siendo que para una
fuerza armada como la mexicana el verdadero triunfo sería no combatir contra sus
propios hermanos.
Dentro del zapatismo, a su vez, los guerrilleros que abiertamente se fueron a la bola, y ni siquiera sienten necesidad de ocultar su rostro, hallarán absurda la idea de
dar marcha atrás en su decisión de matar o
morir. Han de pensar que alzados en armas,
sus posibilidades de sobrevivencia son mayores que si vuelven pacíficos a sus casas.
Tenemos que persuadidos, con hechos,
de lo contrario.
•••
CAJóN DE SASTRE
l año pasado, la escritora Manú DornE
bierer publicó en Grijalbo una novela
titulada Los periodistas mueren de noche.
Es un libro político, formado por viñetas y
retratos de personajes de la vida pública
mexicana, velados tenuemente por juegos
de palabras que permiten adivinar los verdaderos nombres y talantes. Aunque no
previó su nombramiento como ministro de
Gobernación, la autora hizo que el ministro
de Justicia de la República Bananera, Jorge Pizo, emprendiera llil juicio contra el
PRI, Partido Reaccionario Infernal, que termina con la sentencia que cancela su registro. La escritora narra que, como consecuencia del fallo, "todos los presidentes del
partido ... fueron encarcelados inmediatamente por fraude cometido en contra del
pueblo bananero durante 64 años. Todos
los funcionarios pertenecientes al Reaccionario Infernal fueron conminados a abjurar ese mismo día. No hubo uno solo que se
negara a hacerlo, pues era condición sine
qua non para pertenecer en el puesto, si no
tenían antecedentes excesivamente gravosos, hasta las nuevas elecciones".
¿Novela de anticipación?
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Materia
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Manuel Gómez Morín
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Persona o institución mencionada
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¿Hacia la racionalidad?