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Extensión
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4 fojas
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Resumen
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En sólo dos años, la ex gobernadora de Tlaxcala ha ocupado cinco oficinas distintas, luego de regir su entidad natal. Su último tránsito significa que el proceso de elaboración de la ley de comunidades indígenas acaso queda trunco..
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Tipo
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Borrador
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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plaza pública
para la edición del 20 de abril de 1994
El regreso de Beatriz Paredes
miguel ángel granados chapa
Hasta el gobierno de Díaz Ordaz, la inamovilidad sexenal
de los cuadros gubernamentales era una de las señales de la
estabilidad política. Los funcionarios llegaban para quedarse
en su cargo seis años completos, salvo promociones hacia el
gobierno de sus estados o el poder legislativo. Muy raramente
álguien era despedido. Si acaso, motivos personales forzaban
renuncias en los primeros niveles, como cuando don Antonio
Ruiz Galindo dejó la secretaría de Economía al concluir el
primer tercio del Presidente Alemán.
La permanencia era a veces tan prolongada que hubo más
de un caso en que un miembro del gabinete lo fue con dos
Presidentes al hilo. Don Eduardo Suárez encabezó Hacienda con
Cárdenas y Avila Camacho; Antonio Ortiz Mena ejerció esa
misma responsabilidad bajo López Mateos y Díaz Ordaz; y
Ernesto P. Uruchurtu se aproximaba a establecer el récord de
servir a tres Ejecutivos federales en la misma posición,
cuando fue defenestrado, en la primera estrepitosa caída de
un miembro del gabinete desde los años treinta.
Con Echeverría las remociones y mudanzas se hicieron el
pan de todos los días, de modo que entonces se acuñó la frase
que modificaba la célebre sentencia de César Garizurieta. Si
para éste, vivir fuera del presupuesto era vivir en el error,
a partir de entonces fue cierto (aunque sólo en ese sentido),
que vivir dentro del presupuesto es vivir en el terror. Pero
la de aquellos tiempos color de mariposa era juego de niños
comparada con la intensa movilidad de los últimos años,
acentuada en los meses y semanas recientes.
La mudanza del personal político es natural en un
régimen parlamentario, pero el nuestro no lo es. Había sido
normal, en cambio, en este régimen de partido de Estado, que
luego del destape de un candidato presidencial priísta se
produjeran reajustes en el gobierno, no sólo para reemplazar
al aspirante escogido, sino a los miembros de su equipo que
marchaban con él a la campaña victoriosa. Pero la movilidad
de estos días no obedece sólo a esos acomodos. El Presidente
Salinas dio cuenta de su intención de recambio periódico
desde el primer año. Cada enero puso a temblar a los
integrantes del nivel ministerial y, en consecuencia, a sus
colaboradores. En diciembre de 1993 parecían haberse agotado
las remociones que hubieran correspondido al mes siguiente,
que se anticiparon a causa del nombramiento de Luis Donaldo
Colosio como candidato presidencial. Pero vino el alzamiento
de Chiapas, y luego ocurrió el asesinato de Colosio, y esos
factores han repercutido en la integración del gobierno.
Beatriz Paredes ha entrado en la vorágine de los
cambios, una vez más. Interrumpió su bien ganada y mejor
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ejercida gubernatura de Tlaxcala para ser secretaria general
del PRI, en que permaneció sólo entre marzo de 1992 y enero
de 1993, cuando se la hizo subsecretaria de Gobernación, al
momento en que don Fernando Gutiérrez Barrios fue reemplazado
por J. Patrocinio González Blanco Garrido. Pero se quedó sólo
unas semanas en el puesto, ya qye una extraña maniobra,
todavía incomprensible para el común de las personas, la
condujo a la embajada de México en Cuba, de donde
inntempestivamente se hizo salir a Mario Moya Palencia. Sin
experiencia diplomática, y probablemente sin gusto por la
materia (ya que toda su trayectoria la encaminó siempre a la
política), Beatriz Paredes hizo un papel airoso, mejor
calificado que el de muchos diplomáticos de carrera. Enfrentó
con donaire la invasión de personas que se proponían hacer de
México una oficina de trámite para su ingreso a los Estados
Unidos, y atestiguó el apasionante, intenso, riesgoso proceso
de transición cubano hacia la etapa posfidelista. Y de
pronto, una vez más, pero ahora con la justificación del
alzamiento zapatista, se la hizo retornar para presidir una
nueva Comisión Nacional para el desarrollo integral y la
justicia social para los pueblos indígenas. En el breve
tiempo en que se encargó de esa función poco, o nada, pudo
hacer, salvo convocar a foros de consulta para la elaboración
de la ley reglamentaria del artículo cuarto constitucional.
Esa norma está incluida entre los compromisos presentados por
Manuel Camacho a los insurgentes zapatistas. Sin embargo, un
proyecto legislativo a ese propósito estaba elaborado desde
antes de la consulta, por lo que las reuniones
correspondientes habrían sido mero adorno, en el mejor de los
casos.
Ahora, como si las funciones de la Comisión, y la
consulta misma, hubieran concluido (faltaría resumir lo dicho
en los foros y sólo a partir de eso elaborar el proyecto, si
la convocatoria tuvo tal sentido realmente), Beatriz Paredes
vuelve a otra subsecretaría de Gobernación.Claro que desde
allí, aunque no corresponda estrictamente a sus funciones,
podrá continuar el proceso prelegislativo, o de lo contrario
un nuevo titular de su Comisión tendrá que imponerse de los
pormenores de una cuestión que urge. De cualquier modo,
álguien con poca sensatez ha pensado que el trabajo en torno
a los problemas indios dejó ya de tener el apremio que se le
concedió en enero.
Fue extraño que Tristán Canales sobreviviera al reajuste
de enero, en que dos nuevos subsecretarios llegaron con el
doctor Jorge Carpizo, mientras que Socorro Díaz se quedaba en
su puesto por la doble razón de que es competente y se cumple
con ella un compromiso presidencial. Canales era por completo
ajeno al nuevo equipo y, sobre todo, a los nuevos aires que
soplan en Gobernación. Quizá se le dé una salida real en una
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•
candidatura, para que vuelva al Congreso del que ya una vez
formó parte, y al que sirvió como funcionario.
indicaciones para la edición
1) Sumario
En solo dos años, la ex gobernadora de Tlaxcala ha ocupado
cinco oficinas distintas, luego de regir su entidad natal. Su
último tránsito significa que el proceso de elaboración de la
ley de comunidades indígenas acaso queda trunco.
2) Recuadro (con foto de Beatriz Paredes)
Beatriz Paredes fue secretaria general del PRI durante menos
de un año, y permaneció sólo unas semanas en la subsecretaría
de Gobernación, de donde salió en un episodio que es todavía
un misterio para el común de los ciudadanos.
Miércoles 20 de abril de 1994, REFORMA 7
PLAZA PúBLICA
MIGUEL ANGEL GRANADOS CHAPA
El regreso de Beatriz Paredes
En sólo dos años, la ex gobernadora de Tlaxcala
ha ocupado cinco oficinas distintas, luego de regir
su entidad natal. Su último tránsito significa que
el proceso de elaboración de la ley de
comunidades indígenas acaso queda trunco.
Hasta el gobierno de Díaz Ordaz, la inmovilidad sexenal de los cuadros gubernamentales era una de las señales de la estabilidad política. Los funcionarios llegaban
para quedarse en su cargo seis &ños completos, salvo promociones hacia el gobierno
de sus estados o el poder legislativo. Muy raramente alguien era despedido. Si acaso,
motivos personales forzaban renuncias en
los primeros niveles, como cuando don Antonio Ruiz Galindo dejó la secretaría de Economía al concluir el primer tercio del Presidente Alemán.
La permanencia era a veces tan prolongada que hubo más de un caso en que un
miembro del gabinete lo fue con dos presidentes al hilo. Don Eduardo Suárez encabezó Hacienda con Cárdenas y Avila Camacho;
Antonio Ortiz Mena ejerció esa misma responsabilidad bajo López Mateos y Díaz Ordaz; y Ernesto P. Uruchurtu se aproximaba
a establecer el récord de servir a tres Ejecutivos federales en la misma posición, cuando fue defenestrado, en la primera estrepitosa caída de un miembro del gabinete desde los años treinta.
Con Echeverría las remociones y mudanzas se hicieron el pan de todos los días, de
modo que entonces se acuñó la frase que
modificaba la célebre sentencia de César
Garizurieta. Si para éste, vivir fuera del presupuesto era vivir en el error' a partir de entonces fue cierto (aunque sólo en ese sentido), que vivir dentro del presupuesto es vivir en el terror. Pero la de aquellos tiempos
color de mariposa era juego de niños comparada con la intensa movilidad de los últimos años, acentuada en los meses y sernanas recientes.
La mudanza del personal político es natural en un régimen parlamentario, pero el
nuestro no lo es. Había sido normal, en
cambio, en este régimen de partido de Estado, que luego del destape de un candidato presidencial prüsta se produjeran reajustes en el gobierno, no sólo para reemplazar al aspirante escogido, sino a los
miembros de su equipo que marchaban con
él a la campaña victoriosa. Pero la movilidad de estos días no obedece sólo a esos
acomodos. El Presidente Salinas· dio cuenta de su intención de recambio periódico
desde el primer año. Cada enero puso a
temblar a los integrantes del nivel ministerial y, en consecuencia, a sus colaboradores. En diciembre de 1993 parecían haberse agotado las remociones que hubieran
correspondido al mes siguiente, que se anticiparon a causa del nombramiento de
Luis Donaldo Colosio como candidato presidencial. Pero vino el alzamiento de Chiapas, y luego ocurrió el asesinato de Colosio,
y esos factores han repercutido en la integración del gobierno.
Beatriz Paredes ha entrado en la vorágine de los cambios, una vez más. Interrumpió su bien ganada y mejor ejercida gubernatura de Tlaxcala para ser secretaria general del PRI, en que permaneció sólo entre
marzo de 1992 y enero de 1993, cuando se
la hizo subsecretaria de Gobernación, al
momento en que don Fernando Gutiérrez
Barrios fue reemplazado por J. Patrocinio
González Blanco Garrido. Pero se quedó só-
Beatriz Paredes
fue secretaria geheral del PRI durante menos de un
año, ypermaneció
SÓlO unas semanas en la SUbSecretaría de Gobernación, de donde salió en un episodio que es todavía un
misterio para el común de los ciudadanos.
lo unas semanas en el puesto, ya que una
extraña maniobra, todavía incomprensible
para el común de las personas, la condujo
a la embajada de México en Cuba, de donde intempestivamente se hizo salir a Mario
Moya Palencia. Sin experiencia diplomática, y probablemente sin gusto por la materia {ya que toda su trayectoria la encaminó
siempre a la política), Beatriz Paredes hizo
un papel airoso, mejor calificado que el de
muchos diplomáticos de carrera. Enfrentó
con donaire la invasión de personas que se
proponían hacer de México una oficina de
trámite para su ingreso a Estados Unidos, y
atestiguó el apasionante, intenso, riesgoso
proceso de transición cubano hacia la etapa posfidelista. Y de pronto, una vez más,
pero ahora con la justificación del alzamiento zapatista, se la hizo retornar para
presidir una nueva Comisión Nacional para
el desarrollo integral y la justicia social para los pueblos indígenas. En el breve tiempo en que se encargó de esa función poco,
o nada, pudo hacer, salvo convocar a foros
de consulta para la elaboración de la ley reglamentaria del artículo cuarto constitucional. Esa norma está incluida entre los compromisos presentados por Manuel Camacho a los insurgentes zapatistas. Sin
embargo, un proyecto legislativo a ese propósito estaba elaborado desde antes de la
consulta, por lo que las reuniones correspondientes habrían sido mero adorno, en el
mejor de los casos.
Ahora, como si las funciones de la Comisión, y la consulta misma, hubieran concluido (faltaría resumir lo dicho en los foros y
sólo a partir de eso elaborar el proyecto, si
la convocatoria tuvo tal sentido realmente),
Beatriz Paredes vuelve a otra subsecretaría
de Gobernación. Claro que desde allí, aunque no corresponda estrictamente a sus funciones, podrá continuar el proceso prelegislativo, o de lo contrario un nuevo titular de
su Comisión tendrá que imponerse de los
pormenores de una cuestión que urge. De
cualquier modo, alguien con poca sensatez
ha pensado que el trabajo en torno a los problemas indios dejó ya de tener el apremio
que se le concedió en enero.
Fue extraño que Tristán Canales sobreviviera al reajuste de enero, en que dos nuevos subsecretarios llegaron con el doctor
Jorge Carpizo, mientras que Socorro Díaz se
quedaba en su puesto por la doble razón de
que es competente y se cumple con ella un
compromiso presidencial. Canales era por
completo ajeno al nuevo equipo y, sobre todo, a los nuevos aires que soplan en Gobernación. Quizá se le dé una salida real en una
candidatura, para que vuelva al Congreso
del que ya una vez formó parte, y al que sirvió como funcionario.
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Materia
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Díaz Ordaz.
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Antonio
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Persona o institución mencionada
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El regreso de Beatriz Paredes