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Extensión
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3 fojas
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Resumen
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Extraño primero de mayo, pues no participó en él, como protagonista, el licenciado Arsenio Farell, que desde 1976 fue figura principal de las celebraciones correspondientes, primero como director del Instituto Mexicano del Seguro Social y a partir de 1982 secretario del.
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Tipo
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Borrador
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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plaza pública
para la edición del 2 de mayo de 1994
% Día del Trabajo
% Burocracia y sindicatos
rniguel ángel granados chapa
Ayer fue un extraño primero de mayo, pues no participó
en él, corno protagonista, el licenciado Arsenio Farell, que
desde 1976 fue figura principal de las celebraciones
correspondientes, primero corno director del Instituto
Mexicano del Seguro Social y a partir de 1982 secretario del
Trabajo. En consecuencia, ha disminuido el nivel de la
comunicación entre los sindicatos y los empresarios, por un
lado, y la autoridad administrativa.
Contrariamente a lo que ocurrió en casi todas las
sustituciones de miembros del gabinete, el Presidente no
designó inmediatamente un titular en reemplazo de farell.
Dejó encargado del despacho al subsecretario Manuel
Górnezxperalta Darnirón, que por su larga permanencia en el
sector hubiera merecido el ascenso formal. Ha sido parte del
personal de alto nivel de la secretaría durante los últimos
veinte años, salvo un periodo en que sirvió en el IMSS,
también a las órdenes de Farell, en materias estrechamente
ligadas a la administración laboral. Pero al dejársele en la
subsecretaría, quizá se espera formalizar una designación
política.
Los sindicatos, por su lado, vieron pasar la fecha
tutelar de su actividad casi corno un día más. Cierto es que
se efectuaron las celebraciones rutinarias, pero está ausente
la vitalidad que es propia de las agrupaciones sociales. A
sus noventa y cuatro años de edad, Fidel Velázquez encarna de
manera muy plástica los males que aquejan al sindicalismo.
La situación creada por el asesinato de Luis Donaldo
Colosio y otras vicisitudes nacionales acaso hubieran
permitido a un rnnovirniento más vigoroso retornar el lugar que
le corresponde en la escena política. Dentro del PRI, a pesar
de que no cristalizaron los empeños del propio Colosio de
crear un partido de ciudadanos que dejara al margen a las
corporaciones obreras, éstas han venido a menos, y no parece
que estén por repuntar. Si bien el nuevo candidato Ernesto
Zedillo se ha presentado a sí mismo corno un representante
neto de la clase obrera, no hay razones objetivas para pensar
que un gobierno encabezado por él adoptara una política
diferente de la que las dos administraciones anteriores
pusieron en práctica.
la pretendida reforma a la legislación obrera parece no
haber encontrado camino. Esa es la única ventaja que las
agrupaciones obreras pudieron derivar de la actual situación
nacional. En otras circunstancias, con una nueva ley federal
del trabajo hubiera concluido este régimen la etapa de
modernización de las estructuras sociales, emprendida a
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través de una vasta tarea de reforma legislativa. A lo largo
de este año debernos haber aprendido a no descartar ninguna
posibilidad, porque nos hemos adentrado francamente en el
terreno en donde todo es posible. Pero dadas las condiciones
prevalecientes en la economía y en la sociedad, abrir en este
momento un nuevo frente que erizaría la sensibilidad de las
organizaciones obreras sería una pretensión suicida.
Eso no quiere decir que no se hayan modernizado las
estructuras laborales. Por lo contrario. Una de las herencias
que Farell dejó al sector del trabajo fue la reformulación de
muchos contratos colectivos, incluidos los contratos ley que
virtualmente desaparecieron, para lo cual no fue precisa la
enmienda legal correspondiente. Lo ocurrido en la industria
azucarera es paradigmático del desmantelamiento sufrido por
las agrupaciones sindicales en esa materia. Si bien no
prosperarán las tentativas de crear un gremio paralelo al
oficialista, la multitud de reacciones adversas al liderazgo
de Salvador Esquer Apodaca da cuenta clara del sentir de los
azucareros, que si no perdieron de plano su empleo sin la
indemnización debida, permitieron el recorte de sus
prestaciones, todo con el ánimo de hacer atractiva la compra
de los ingenios por empresarios privados.
Estos no cejarán en su empeño por transformar la
legislación . Quizá deban esperar más largo tiempo del que
calcularon al comienzo de esta administración. Hoy el
sindicalismo está postrado, pero la agudización de sus males
puede llevarlo a tocar fondo, y a partir de allí emprender
una nueva etapa, que por supuesto no es el regreso al viejo
corporativismo sino el avance hacia una nueva cultura
gremial.
Lunes :::: ae mayo ae ll:Jl:J4, K.t<;.t<U!üVlA
PLAZA PúBLICA
M IGUEL ANGEL GRANADOS CDAP4.
Arturo Herrera Cabañas
Su generosidad privada no se detenía
en mera falta de avaricia. Prodigaba ayudas
materiales para el desarrollo de las personas,
pero también daba de sí sus mejoras
prendas. Hacía reír con su humor agresivo.
Escuchaba con atención y de inmediato hacía
suya la cuita, el problema, el proyecto. Rodeado
de amigos, podía ponerlos en comunicación
para potenciar labores de interés general.
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No es la primera vez que escribo acerca
de su trabajo, que siempre me pareció adEntre una extraña luz crepuscular que
mirable, primero por la parquedad de los
creció en vez de disminuir y en medio de la
medios de que disponía y luego por la rica
lluvia y los truenos, la dolida voz de un sax
imaginación con que impregnaba sus tanos ayudó, ayer domingo por la tarde, a
despedir, a Arturo Herrera Cabañas. Su esreas. Pero ahora una combinación de ambigüedades y paradojas me embota el enposa, la doctora lrma Eugenia Gutiérrez, y
tendimiento. Como hombre consagrado a
sus hijos José Manuel, Arturo, Tonatiuh,
discutirlo todo, Arturo Herrera era un críYuri e Isaías, resolvieron que sus cenizas
tico, pero no un criticón estéril, como lo
fueran dispersadas entre el roquerío de Las
muestra la abundancia y el tamaño de su
Ventanas. Fue ese uno de los muchos paraobra promotora. Su inclinación al debate lo
jes montañosos recorridos por Herrera en
dejaba siempre, así como a sus interlocusu incesante trotar por las crestas y los ristores, dueño de afirmaciones y preso de incos, las grutas y las cañadas, las ciudades,
certidumbres. Semejantes certezas y dudas
la historia, las culturas.
me provoca la súbita muerte que lo acechó
Herrera Cabañas murió a las ocho y diez
en la Huasteca: Quien sabe si podamos ende la mañana del sábado 30 de abril. No
carar su pérdida, pero sabremos enfrenfuerzo el símbolo si pienso que no fue casual que la avioneta en que viajaba se destarla. Ya no está con nosotros, pero evidentemente lo está. Nos dejó solos, pero nos
plomó sobre la ciudad de Huejutla, Hidalcolmó de bienes antes de marcharse.
go, precisamente en el Día del Niño. ArtuArturo Herrera Cabañas se volcó de moro Herrera seguía siendo, a sus cincuenta y
do permanentemente en una doble generocuatro años (apenas cumplidos el 20 de
sidad, la pública y la privada. De la primeabril) un niño. Lo era en el mejor sentido de
ra habla el extenso catálogo de misiones
la expresión, por su frescura, por su esponculturales que abordó desde su época de ditaneidad, por su ternura brusca, por la inrigente estudiantil hasta la fecha, en que
quietud irrefrenable de explotarlo todo, de
concentraba su atención en salvar el conpracticar la libertad con toda su anchura.
vento agustino de Meztitlán, expuesto a
Para satisfacer el estilo con que suele estar escrita esta columna diremos que He- ' grave riesgo por impertinentes desplazamientos de tierra, Herrera Cabañas había
rrera Cabañas era, a la hora de su muerte,
logrado conjuntar la decisión política con la
el director general del Instituto Hidalguenpericia técnica que era imprescindible aplise de Desarrollo Cultural e Investigaciones
car al rescate de uno de los más notables
Sociales. Pero era, por supuesto, mucho
monumentos de la arquitectura religiosa
más que eso. Ganó ese cargo después de
colonial. Al mismo tiempo, y ése era el motreinta y cinco años de dedicarse a la difutivo del viaje que resultó postrero, aceptasión de la cultura, al registro y mejor conoba papeles de conciliador político, persuacimiento de las tradiciones locales, a la vadido como estaba de que la tolerancia políloración del espíritu por encima de las contica de que fue un adalid tanto como víctima
tingencias materiales.
de su contrario) es sustento indispensable
de la convivencia social.
Estaba siempre listo para echar a andar
los trámites necesarios (y aun para eludir
los innecesarios) que condujera a una beca, a un permiso, a una adquisición, a un
financiamiento.
Todo lo que tocó su mano fecunda se
convirtió en fuente de espiritual. Era capaz
de convertir la más estéril oficina burocrática en manantial de realizaciones. Igual
magia transformadora resultaba de su ansia por preserv.ar el patrimonio material y
artístico de las comunidades.
Todo lo humano le interesaba. Tan pronto presidía la Asociación Estatal de Montañismo como fundaba en Acto pan la feria de
la barbacoa. Ya coleccionaba cactus, ya se
interesaba en la mineralogía. En sus comienzos de promotor cultural, tuvo quepadecer la ofensa de que hubiera más gente
sobre el escenario que entre las butacas.
Practicó entonces, con sus asombrados
alumnos, una especie de leva cultural. Los
obligaba a asistir a conciertos y conferencias, excéntricas manifestaciones en laPachuca a que llegó a vivir, desde su natalActopan, en 1958. La coronación primera de
esos empeños sobrevino cuando el público
se agolpaba a las afueras de los teatros y
auditorios fecundados por Herrera, con
avidez de escuchar, de ver, de participar.
Dirigió la biblioteca de la Universidad local y, por no limitarse a administrar los estantes pronto fue director de la difusión cultural universitaria. Le tocó recibir el Archivo Casasola y sentar las bases para su
transformación en Fototeca Nacional. Concibió y dirigió el Centro Cultural Hidalgo,
como antes había consolidado la Casa de
las Artesanías. De un amontonamiento de
basura mecanografiada e impresa sacó el
Archivo del Estado, y lo instaló en una casa digna de un acervo como el que resultó
de su esfuerzo organizador. Fue velado en
el Foro Cultural Efrén Rebolledo ideado y
urdido por él, también en un edificio desvencijado Maestro en historia, luego de haber sido abogado, Herrera Cabañas era un
humanista, interesado en las etnias mucho
antes de que el sentimiento nacional de culpa las pusiera de moda.
La multitud que acompañó su cuerpo
durante el sábado por la tarde y noche, y lo
acompañó a las Ventanas, cerca del Mineral el Chico, para decirle adiós es una muestra, en el sentido estadístico, del gran universo de hidalguenses cuyo espíritu se ensanchó gracias a las tareas de Herrera
Cabañas, nuestro entrañable amigo, El
Cherokee de los días preparatorianos.
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Materia
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Arsenio Farell.
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Manuel
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Persona o institución mencionada
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Día del Trabajo