-
Extensión
-
5 fojas
-
Resumen
-
La interpretación más benevolente de la negativa pronunciada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional no puede ocultar el grave.
-
Tipo
-
Borrador
-
Clasificación
-
UAMC.MAGC.01
-
Sububicacion
-
Sobre
-
Texto completo
-
..,
Plaza pública
para la edición dell4 de junio de 1994
Después del no zapatista
Miguel Ángel Granados Chapa
Ac1uócorrcctan1cntc, desde su perspectiva pci·sonal y funcional,
el con1isionado para la paz en Chiapas, Manuel Camacho, al formular
la interpretación menos pesimista sobre la negativa del zapatis1no a
firn1ar acuerdos de paz. Proceder de otra manera, en su caso,
signit1caria admitir un fracaso y abrir la puerta a las otras n1odalidadcs
\~
.
de solución al conflicto chiapane.co, cuyos protnotores \onccen
in1pacicntes. Pero el no zapatista es un no rotundo e inequívoco.
Cualquiera que sea la rcacc.ión gubcrnarnental, la sociedad no puede
engañarse respecto de las consecuencias imncdiatas y en el corto
plazo de esta respuesta.
· Cuando el Ejército Zapatista de lJhcración Nacional irrumpió
en la vida púb1ica Jnexic.ana fue daro que sus integrantes habían
toJnado la grave dcdsjón de trocar su vida por una muerte digna y
eficaz, en e) sentido de forzar alg\111 género de can1bios en la situación
de su región y el pafs entero. Su suerte estaba echada, pues habfan
emprendido un can1ino sin regreso. No es sorprendente que ahora
. -rc~hacen la paz en los ténninos planteados por el gobierno. Lo
sorprendente es que hubieran accedido a sentarse a dialogar. Tal
actitud ponía en pníctica una n1fnhna cspcrant.a, una tenue confianza
en las palabras y las acciones gubcn1anlCntales~ esperanza y confianza
contradcitorias con la cxaspcracíón que los habfa impulsado a tonHw
la~annas..
.
1
No obstante haber entrado en c1terreno donde se juega el todo
por el todo, los zapatistas coincidieron con e1 gobierno en responder a
las presiones sociales hacia la suspensjón del fuego, y luego en la
büsqucda de una salida política al conflicto arn1ado. Las
conversaciones en la Catedral, sin embargo, consistieron sólo en un
intercambio de puntos de vista. Muchas personas, entre cl1as nada
menos que e1 candidato prcsjdencial del PRI, doctor Ernesto Zcdillo,
pare.ccn desconcertadas y hasta evidencian una sensación irritada, ante
una presunta n1udanza en c1 parecer de los zapatistas. Ta1 reacción
sería cornprensihle si la delegación del EZLN en San Cristobal
hubiera en efecto adoptado acuerdos con el gobierno, y hubiera sido
incapaz de persuadir a las connmidadcs zapatistas de hacerlos suyos.
·O, peor aún, si hubiera procedido con doblez, y aceptado ante sus
interlocutores cotnpron1isos que después no favoreciera en la consulta
ante ]a base indígena.
Para no engañarnos, tenemos el deber de recordar que en la
catedral de San Cristóbal no se formUló pacto alguno., que só]o faltara
ratificar.Todo lo rnéís que ocurrió~ sobre la decisión de hallar una
decisión política y n1antcncr el cese al fuego, fue un intcrcmnbio de
documentos. l..,os zapatistas presentaron un pliego de den1andas de 34
puntos~ y el cotnisionado Can1acho uno de respuestas a 32 de esos
pjanteamié.ntc_)s. Áünqüc las reuniones en la antigua Ciudad Real se
· ·- - -------------·-·.-:~~-t3~~;)h)}}g~r!X~·}r~~r-~. ~s.
. 1 -doB. semanas, eso no significó que se produjeran
en la Catedral las típicas acciones ncgoc.iadoras, en que 1as partes
explican sus exigencias, las dcsn1cnuzan y ceden en sus posiciones
para avanzar hacia un tcneno connín, compartido . Eso no ocurrió. l.~a
delegación zapatistit fue sitnple en1isaria. Recogió el documento de
2
Cm11acho y ofreció ponerlo a consideración de las comunidades, Jo
que hizo aunque con demoras, debidas a su modo particular de
consultar, que es de suyo lento, y a una interrupción provocada por el
asesinato de Luis Donaldo Colosio y la tensa secuela de ese crin1cn.
La consulta fínahncntc concluyó, y con una votación contundente las
ofertas gubetnanlentales fueron rccha1adas.
Si bien el EZLN anuncia su propósito de no reanudar las
hostilidades, no deberimnos sorprendernos de que el fuego sea
·--- ·- reem:eJtdh.lo ctrehiapas; · Bs·seguro · quc-cl-~tército -Mexicano-acatará
las instrucciones presidcnda)cs, renovadas cJ dotningo J 1, de no
tomar la ofensiva, actitud paralela y con1plctnentaria de la anunciada
por los alzados. Pero hoy la tregua se hace tnéts fnigil que nunca en los
cinco n1csc.s anteriores. Porque hasta ahora uno de los factores que
· pennitían que la suspensión de la guerra cobrara eficacia era la
.. (~~rc~.rnnza c..k-tm.a. paz.p~:onta~,~lgn..bahía.de.prfvü;í.onaLcn1odo_lo__quc. __ -· __ _
ocurría en la :t.ona zapatista y en torno de ella. Ahol'a esa tctnporalidad
ha ·cesado; ·y el cambio· áe condiciünes puede dar jugar a nuevas
actitudes. ¿Qué pasa ni, por cjcn1plo, con los dueüos de ranchos
situados en la con1arca sujeta al control zapatista? El gobierno 1oca1
resolvió pagarles una renta tncnsual, decisión política sin sustento
juridico, en espe.ra de que su propiedad les fuera restituída. Si no se ha
cancelado, esa posibilidad está hoy lejana. ¿Podrá el gobierno local
•
1.
.
•·
•
•
•
sostener indefinidmncnte esa carga? ¿Adn1itirán los propietarios que
se convierta en pcrn1anente lo que por su propia naturaleza estaba
concebido para que durara unos 1ncscs? ¿No se n:~forzanín las
tendencias, en el seno de sus agrupaciones, a ingresar por la fuerza a
3
los territoríos donde tenían presencia hegen1ónica y de.los que fueron
expulsados?
Pero, con todo y ser grave, la posibilidad de un reavivamiento
dcJ fuego no es la principal consecuencia a que puede dar lugar la
negativa zapatista a la paz propuesta por el gobierno. Con In¡is fuerza
y claridad que el primero de enero, cJ zapatis1no chiapancco ha hecho
un llatnado propian1cntc subversivo, en el sentido de volver de cabeza
las instituciones. Ha convocado a una convención nacional
revolucionaria y a un diálogo ya no con el gobierno, sino con las
fuerzas p~Hticas que le concedan beligerancia, Y ha comenzado a
obtener respuesta afirmativa en Chiapas misn1o.
4
Martes 14 de junio de 1994, REFORMA 7
4
'
1,
P LAZA PúBLICA
MIGUBL A.NGB L GRA NADOS CHAPA
Después del no zapatista
La interpretación más benevolente de la negativa
pronunciada por el Ejército Zapatista
de Liberación Nacional no puede ocultar el grave
riesgo de que se reencienda la guerra, pues lo que
daba eficacia a la tregua era la esperanza de una
paz pronta, que ahora se ha alejado.
--
prensible si la delegación del EZLN en San
Cristóbal hubiera en efecto adoptado
A ctuó correctamente, desde su perspecacuerdos con el gobierno, y hubiera sido
tiva personal y funcional, el comisionado paincapaz de persuadir a las comunidades
ra la paz en Chiapas Manuel Camacho, al
zapatistas de hacerlos suyos. O, peor aún,
formular la interpretación menos pesimista
si hubiera procedido con doblez, y aceptasobre la negativa del zapatismo a firmar
do ante sus interlocutores compromisos
acuerdos de paz. Proceder de otra manera,
en su caso, significaría admitir un fracaso y
que después no favoreciera la consulta anabrir la puerta a las modalidades de solute la base indígena.
Para no engañarnos, tenemos el deber
ción al conflicto chiapaneco, cuyos promode recordar que en la catedral de San Cristores las ofrecen impacientes. Pero el no zatóbal no se formuló pacto alguno, que sólo
patista es un no roturido e inequívoco. Cualfaltara ratificar. Todo lo más que ocurrió,
quiera que sea la reacción gubernamental,
sobre la decisión de hallar una decisión pola sociedad no puede engañarse respecto de
lítica y mantener el cese al fuego, fue un inlas consecuencias inmediatas y en el corto
plazo de esta respuesta.
tercambio de documentos. Los zapatistas
Cuando el Ejército Zapatista de Uberapresentaron un pliego de demandas de 34
ción Nacional irrumpió en la vida pública
puntos, y el comisionado Camacho uno de
respuestas a 32 de esos planteamientos.
mexicana fue claro que sus integrantes habían tomado la grave decisión de trocar su
Aunque las reuniones en la antigua Ciudad
Real se prolongaron por casi dos semanas,
vida por una muerte digna y eficaz, en el sentido de forzar algún género de cambios en
eso no significó que se produjeran en la Catedral las típicas acciones negociadoras, en
la situación de su región y en el país entero.
Su suerte estaba echada, pues habían emque las partes explican sus exigencias, las
desmenuzan y ceden en sus posiciones paprendido un camino sin regreso. No es sorprendente que ahora rechacen la paz en los
términos planteados por el gobierno. Lo sorprendente es que hubieran accedido a sentarse a dialogar. Tal actitud ponía en práctica una mínima esperanza, una tenue con- .
Es seguro que el
fianza en las palabras y las acciones
Ejército Mexigubernamentales, esperanza y confianza
contradictorias con la exasperación que los
cano acate las
había impulsado a tomar las armas.
No obstante haber entrado en el terreinstrucciones
no donde se juega el todo por el todo, los
zapatistas coincidieron con el gobierno en '
del Presidente
responder a las presiones sociales hacia la
suspensión del fuego, y luego en la búsSalinas, emitidas el domingo 11,
queda de una salida política al conflicto
antes de viajar a Cuba y Colomarmado. Las conversaciones en la Catedral, sin embargo, consistieron sólo en un
bia, para no tomar la ofensiva,
intercambio de puntos de vista. Muchas
personas, entre ellas nada menos que el
medida complementaria del cese
candidato presidencial del PRI, doctor Ernesto Zedillo, parecen desconcertadas y
unilateral del fuego proclamado
hasta evidencian una sensación irritada,
de nuevo por la insurgencia.
ante una presunta mudanza en el parecer
de los zapatistas. Tal reacción sería com-
ra avanzar hacia un terreno común, compartido. Eso no ocurrió. La delegación zapatista fue simple emisaria. Recogió el documento de Camacho y ofreció ponerlo a
consideración de las comunidades, lo que
hizo aunque con demoras debidas a su modo particular de consultar, que es de suyo
lento, y a una interrupción provocada por el
asesinato de Luis Donaldo Colosio y la tensa secuela de ese crimen. La consulta finalmente concluyó, y con una votación contundente las ofertas gubernamentales fueron
rechazadas.
Si bien el EZLN anuncia su propósito de
no reanudar las hostilidades, no deberíamos sorprendernos de que el fuego sea
reencendido en Chiapas. Es seguro que el
Ejército Mexicano acatará las instrucciones presidenciales, renovadas el domingo
11, de no tomar ofensiva, actitud paralela
y complementaria de la anunciada por los
alzados. Pero hoy la tregua se hace más
frágil que nunca en los cinco meses anteriores. Porque hasta ahora uno de los factores que permitían que la suspensión de
la guerra cobrara eficacia era la esperanza de una paz pronta. Algo había de provisional en todo lo que ocurría en la zona zapatista y en torno de ella. Ahora esa temporalidad ha cesado, y el cambio de
condiciones puede dar lugar a nuevas actitudes. ¿Qué pasará, por ejemplo, con los
dueños de ranchos situados en la comarca
sujeta al control zapatista? El gobierno local resolvió pagarles una renta mensual,
decisión política sin sustento jurídico, en
espera de que su propiedad les fuera restituida. Si no se ha cancelado, esa posibilidad está hoy lejana. ¿Podrá el gobierno local sostener indefinidamente esa carga?
¿Admitirán los propietarios que se convierta en permanente lo que por su propia
naturaleza estaba concebido para que durara unos meses? ¿No se reforzarán las
tendencias, en el seno de sus agrupaciones, a ingresar por la fuerza a los territorios donde tenían presencia hegemónica y
de los que fueron expulsados?
Pero, con todo y ser grave, la posibilidad
de un reavivamiento del fuego no es la principal consecuencia a que puede dar lugar la
negativa zapatista a la paz propuesta por el
gobierno. Con más fuerza y claridad que el
primero de enero, el zapatismo chiapaneco
ha hecho un llamado propiamente subversivo, en el sentido de volver de cabeza las
instituciones. Ha convocado a una convención nacional revolucionaria y a un diálogo
ya no con el gobierno, sino con las fuerzas
políticas que le concedan beligerancia. Y ha
comenzado a obtener respuesta afirmativa
en Chiapas mismo.
-
Materia
-
Manuel Camacho.
-
Ernesto Zedillo.
-
Luis Donaldo Colosio
-
Persona o institución mencionada
-
Después del no zapatista