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Extensión
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3 fojas
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Resumen
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Estaban siendo difundidos los resultados de investigaciones realizadas por particulares, que daban ya el triunfo al candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional. Los datos oficiales estaban lejos de ratificar esa información, pues apenas habían fluido los datos del dos por ciento de las casillas. Ese es el problema de la rivalidad entre la exactitud y la rapidez..
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Tipo
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Borrador
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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plaza pública
para la edición del 22 de agosto de 1994
Casillas especiales
miguel ángel granados chapa
Hacia las 22.30 horas, cuando se escribe esta columna,
estaban siendo difundidos los resultados de investigaciones
realizadas por particulares, que daban ya el triunfo al
candidato presidencial del Partido Revolucionario
Institucional. Los datos oficiales estaban lejos de ratificar
esa información, pues apenas habían fluido los datos del dos
por ciento de las casillas. Ese es el problema de la
rivalidad entre la exactitud y la rapidez.
Habrá que esperar, por eso, a examinar el resultado de
la jornada electoral. Hay ya elementos suficientes, sin
embargo, para abordar lo que pareció al menos hasta esta
misma hora, el tema dominante de la jornada, que fue la
insuficiencia de las casillas especiales. El tema es
poliédrico, y requerirá una investigación que realizarán los
consejeros ciudadanos del Consejo General, por encargo de ese
mismo órgano. Por lo pronto, he aquí algunos de los elementos
de ese importante asunto.
La ley permite la instalación de casillas especiales,
para atender a los electores en tránsito, o más generalmente
hablando, a quienes se encuentren fuera de la sección en que
fueron inscritos. Ese es el caso de las personas que trabajan
lejos de su domicilio o de los observadores electorales. El
28 de febrero, mucho antes de que el Consejo General
estuviera organizado del modo en que hoy funciona, se
determinó limitar la pautas para instalar casillas especiales
y su dotación de boletas. La causa era la mala fama de ese
tipo de casillas, pues los entonces laxos controles sobre la
votación se aflojaban todavía más en ellas.
Así, se fijó en no más de cinco el número de casillas
especiales que podían ser abiertas en cada distrito
electoral, a juicio del consejo respectivo. El número total a
que se podría llegar con esa previsión, de 1500, se redujo
aún más en la práctica, pues los consejos distritales
autorizaron sólo un total de 687 mesas de ese género. La
administración del Instituto Federal Electoral propuso que se
dotara a cada una de 750 boletas, pero la ya explicada
desconfianza hacia esas casillas condujo a los partidos a
proponer sólo 300. A ese acuerdo se llegó por unanimidad de
votos, en la época en que los partidos disponían de la
capacidad de emitirlos.
Por el largo tiempo transcurrido, y a causa de una
deficiencia de información de la que son responsables las
autoridades electorales, si bien se avisó a los ciudadanos en
tránsito que podían sufragar en las casillas especiales, no
se precisó que sólo habría 300 papeletas para la votación
presidencial, que está al alcance de todos los votantes
cualquiera que sea el lugar donde se encuentren. La afluencia
de votantes excedió sobremanera a la remota previsión, y se
produjo un grave problema, cuyas situaciones extremas parecen
haber ocurrido en Tuxtla Gutiérrez, donde una pequeña
multitud de votantes frustrados apedreó el palacio municipal,
y en Villahermosa, donde otro tanto quemó tres urnas de una
casilla especial que cerró sus puertas al concluir su
dotación.
Sorprendió a todos que el agotamiento de las
disponibilidades se produjera tan a temprana hora, pues los
primeros reportes de casillas en esa situación fluyeron poco
después del mediodía. Un cálculo mecánico sugiere que habria
sido preciso que sin interrupción votara un ciudadano cada
minuto para que en cinco horas se acabara la dotación. He
allí un primer hecho llamativo. Otro de esa misma naturaleza,
consistió en la simultaneidad de la protesta, airada en la
mayor parte de los casos, de los ciudadanos frustrados. No
implico que hubiera conspiración al respecto, pues los
ciudadanos son perfectamente capaces de organizar sus
inconformidades. Pero no ha solido haber tal espontaneidad en
materias semejantes.
Se aventuraron hipótesis en las primeras horas para
explicar el fenómeno. Las dos más socorridas se contraponen.
Una dice que el problema hizo crisis debido a la gran
cantidad de personas que con credencial no estaban en las
listas nominales de su casilla, es decir fueron rasurados, y
buscaron otro modo de sufragar y así congestionaron las
especiales. Enfrente se coloca la que asegura que tales
casillas fueron copadas por cuerpos organizados, como
militares, que vinieron en grupos y agotaron las existencias.
El problema pudo haber sido causado por motivos ajenos a
esos. En 1991, para un padrón de unos 36 millones de
electores, se instalaron 900 casillas especiales, · dotadas con
~50 boletas. Es decir, para un universo mucho mayor se
organizaron muchas menos casillas especiales con menos
boletas, y eso quizá originó la congestión (o contribuyó a
agravarla), como también la provocó la ya dicha omisión en la
publicidad referida a la función de esas casillas.
Otra de las causas posibles es que el entusiasmo de la
sociedad haya desbordado la capacidad de esos
establkecimientos, como parece sugerirlo la indignación de
quienes hasta organizaron marchas para protestar. Si hacemos
a un lado la posibilidad de que los angustiara no poder
mostrar, a quien tuviera capacidad para exigirlo, que habían
cumplido con su deber cívico, esos fallidos votantes habrían
dado un estimulante ejemplo de interés por ejercer sus
responsabilidades.
El órgano electoral central no pudo satisfacer la
exigencia de ese sector de la población, no muy numeroso en
términos absolutos, pero por entero merecedor de respeto.
Repartir nuevas dotaciones a las casillas especiales era una
posibilidad inviable a la hora en que se cobró conciencia
cabal del problema. Hubiera sido inequitativo respecto de
quienes intentaron votar y se ausentaron, hubiera suscitado
cuestiones sobre las salvaguardas de las papeletas puestas a
circular a deshoras, y hubiera significado realizar un acto
preparatorio de la elección el día mismo de la emisión y
recepción del voto.
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"
Con todo y su relevancia, si el tema de las casillas
especiales hubiera sido, como parecía, el principal de la
jornada, podriamos darnos de santos. A esta hora del lunes,
cuando el lector tenga el ejemplar de Reforma en sus manos,
sabremos ya si es así, o no.
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Persona o institución mencionada
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Casillas especiales