-
Extensión
-
3 fojas
-
Resumen
-
Carta que he querido dirigirle desde hace mucho tiempo y que escribo hoy, un poco bajo el pretexto de felicitarle por su merecidísima.
-
Tipo
-
Escrito
-
Clasificación
-
UAMC.MAGC.01
-
Sububicacion
-
Sobre
-
Texto completo
-
.,
Septiembre de 1981
SR. LIC. MIGUEL ANGEL GRANADOS CHAPA
P r e s e n t e
Apreciable Lic. Granados Chapa:
Esta es una carta que he querido dirigirle desde hace mucho tiempo y que
escribo hoy, un poco bajo el pretexto de felicitarle por su merecidísima
obtención o conquista del Premio Nacional de Periodismo. Digo bajo
el
pretexto, no porque mis parabienes sean insinceros sino porque la intenclon o motivación de estas líneas procuran trascender, procuran ir más
allá de lo que sería una simple misiva de felicitación.
La verdad, es que después de siete u ocho años, aproximadamente, de ser
fiel lector de sus escritos, me complace manifestarle, sobre todo porque
éste es un juicio reflexivo que he venido fraguando y madurando crítica pero
firmemente durante este lapso, que veo y reconozco en usted al periodista
mexicano más dotado, al de mayores prendas morales e intelectuales y, por
ello mismo, al de mayor proyección, al de más ampl íos alcances de entre todos los que de alguna manera han venido configurando en el curso de estos
últimos, qué se yo, 12 ó 14 años, la nueva generación del periodismo en
México.
Sobre este particular, creo que no puede verse sino con satisfacción, aunque se trate de un proceso más que inacabado, incipiente y a todas luces in
suficiente, el hecho de que frente al mar de mezquindad, intereses creados,
o bien, conceptos simplistas y trillados, cuando no deformados, en que se
debate nuestra prensa tradicional siempre proclive -por supuesto en razón
del carácter o naturaleza de sus propietarios- a ser sólo el eco magnificado
de las tesis, acciones o justificaciones, cualesquiera que éstas sean, de
las oligarquías políticas y económicas del país, ha venido forjando y consolidándose en el panorama periodístico nacional -como decía antes, en el
curso de los últimos 10 ó 15 años- una nueva generación de escritores, articulistas y críticos que aúnan a su talento, o al menos así lo supongo yo,
los valores supremos de la integridad y el compromiso con las causas democráticas mayoritarias.
Ellos, maestros universitarios de reconocido prestigio unos, frutos otros de
la crísis política y de conciencia sobrevenida en 1968, delamayor complejidad y preparación de importantes segmentos de nuestra sociedad, así como
de la fértil diáspora derivada del golpe gubernamental en contra del 11 Excélsior11 en 1976, serán así con el paso del tiempo, incluído usted mismo por
supuesto, dignos sucesores de las plumas de Don Francisco Martínez de la
Vega, Don Alejandro Gómez Arias, Don Daniel Cosía Villegas , Don Gastón Gar-
r
1.
.-4
••• 2
Lic. Granados Chapa
Septiembre 21, 1981
Hoja No. 2
cía Cantú, etc., en seguimiento de una tradición que aunque interrumpida no
pocas y veces y rebajada o denigrada con frecuencia, se remonta hasta la fi
gura del más grande periodista que haya dado este país: Don Francisco Zarco.
Mi reconocimiento, Lic. Granados Chapa, hacia su labor periodística parte,
amén de su valía intrínseca -como lo demuestra e l Premio Nacional de Periodis
moque le ha sido otorgado- de lo que yo mismo considero una especial e inu-sual identificación hacia un periodista por parte de un lector, ambos creci_
dos y formados -por lo que se de usted- en ambientes muy distintos. Sucede en
mi caso que muchas de las ideas u opiniones -a veces bien formadas pero, en
ocasiones un tanto vagas, un tanto imprecisas o nebulosas que vienen a mi men
te y llego a tener respecto de diversos tópicos- de pronto y con cierta fre-cuencia, se reflejan o bien se material izan y concretizan nítida, claramente
al leer sus escritos, quedando entonces para mi una impresión personal, a veces hasta sorprendida de que es ésa -la que usted ha escrito- mi propia visión
de las cosas, aquello que yo mismo, de tener la idea clara y su buen decir,
quisiera haber expresado. He tenido, y no podría ser de otra manera, diferencias de criterio hacia algunas de sus opiniones. La última que recuerdo sucedió precisamente a raíz de que fue distinguido con el Premio Nacional de Periodismo y entrevistado en el suplemento 1 :Sábado 11 del diario Unomásuno; virtió
lo que a mi parecer fue una desafortunada declaración al contestar una pregun
ta formulada por el Sr. Octavio Rodríguez Aráujo, si no mal recuerdo, quien traía a colación que usted se había manifestado en el pasado como crítico severo de tales premiaciones. Su respuesta, que no cito textualmente pero de
cuya idea en general respondo, fue en el sentido de que quizás por ser ahora
usted mismo el galardonado, lo veía diferente. Lo que creo yo es en gran parte
inaceptable, pues no se pueden tener dos pesas y dos medidas para juzgar un hecho dependiendo para ello que uno esté o no involucrado en los sucesos. Pero,
en general, reitero, el grado de consenso, cuando no de franco aleccionamiento,
que dejan en mi sus artículos, es sensiblemente significativo.
Como le expresaba antes, leo sus artículos desde el año de 1973 en que me hice asiduo lector del Excélsior, editado bajo la égida de Don Julio Scherer.
Le confieso que en ese entonces leía con mayor avidez que las suyas, las colaboraciones que se publicaban bajo las firmas de Don Daniel Cosía Vi llegas,
Don Gastón García Cantú y del lng. Heberto Castillo. Leía, también, la opinión
editorial del períodico como tal, pero desconocía entonces que usted la escribía total o parcialmente todos los días. Más adelante, lamenté -y me indignó
profundamente- el golpe gubernamental contra el períodico asestado con aquella
odiosa y regocijada colaboración -complicidad es el término- de Televisa a
través de uno de sus personeros más conspícuos y, por desgracia, considerado
como insospechable por mucha gente, el inefable Lic. Jacobo Zabludowsky. Creo
que entonces, a pesar de los difíciles momentos v ividos por todos los que tenían tareas de responsabilidad en el diario, pud ieron constatar, no sin satis
facción, que aquella masa casi siempre amorfa, casi siempre anónima de lecto-res no era indiferente, que tenía miles de rostros ciertos, identificables y
sabía patentizar en detalles a veces significativos o a veces nimios, su apoyo
material o moral hacia quienes hacían un periodismo de análisis crítico y comprometido con las mejores causas populares; verdad es que con 1 imitaciones , erro
res y defectos, pero aún así, enormemente diferenciado del que estilaba y estila
t'·.\)!'
1
1
... 3
"' .
Lic. Granados Chapa
Septiembre, 1981
Hoja No. 3
nuestra prensa tradicional -a que me referí antes- supuestamente ascéptica,
supuestamente objetiva que hoy mismo se anuncia como 11 periodismo sin tenden
cias 11 como 11 los que piensan joven 11 y que puede ser, entonces y ahora, cal i-:ficada (siendo aún benevolentes) como perfectamente anodina, aunque no inocente.
Seguí luego con interés y ya con un ánimo mucho más part1c1pativo de militante en las huestes Schereristas, el nacimiento y cimentación de la revista Proceso. Cuando se produjo su separación de ese semanario, estuve tentado de escribirle pidiéndole que reconsiderara su actitud; sin embargo, desistí del empeño pues comprendí que esa era una decisión personal que seguramente
usted había pensado y repensado mucho. Por esa época, si mal no recuerdo, había yo leído el estupendo 1 ibro 11 Los Periodistas 11 de Vicente Leñero, en el que
el autor deja la impresión indubitable de que usted era, en buena medida, la
eminencia gris de aquel Excélsior y empecé a leer con un redoblado interés,
plenamente recompensado, todo lo que se publicaba bajo su firma.
He seguido así, la huella de su paso por Siempre, El Universal y Cine Mundial,
en la revista Razones y en el diario Unomásuno y creo que, aunque no todos
sus textos (lo que por otra parte es lógico) rayan a la misma altura, varios
de ellos tendrán, sí, un lugar no sólo asegurado sino preeminente cuando algún editor se aboque a producir una antología del periodismo mexicano contemporáneo. Recuerdo con especial fruición aquel editorial 11 ¿De qué se trata? 11
del 7 de julio de 1976 y aquel otro de presentación de la revista Proceso,
aquella 11 Fábula del Traidor y el Asesino 11 y otros que escapan ahora a mi memoria.
Releyendo lo que llevo escrito, me doy cuenta de que me he extendido demasiado y debo poner punto final. iOjalá! tenga en alguna ocasión oportunidad de
conocerle personalmente. Sólo quisiera agregar que aunque no dispongo del tiem
po ni de la organización necesarios para llevar un archivo en forma, coleccio-=no sus artículos y los del Sr. Enrique Ruiz García, alias Juan María Alponte
y que será siempre gratificante poder volver en todo tiempo sobre sus palabras
y hallar, a veces, en ellas algún error, algún juicio o afirmación cuestionable, pero nunca nada que implique cambio de piel, traición o desviación de
principios, baldón, estigma o mancha.
Sinceramente,
-
Materia
-
Miguel Ángel Granados Chapa
-
Persona o institución mencionada
-
Felicitación