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Extensión
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5 fojas
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Resumen
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Comunismo o cristianismo.
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Tipo
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Folleto
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Clasificación
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UAMC.MAGC.01
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Sububicacion
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Sobre
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Texto completo
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terminara a los comunistas levantados en la región
del Ixtlacíhuatl. Eran unos miserables campesinos
que solicitaban un pedazo de tierra.
Por esta razón es indispensable precisar cuál es
el comunismo que quiere combatir la Iglesia Oatólica. A juzgar por los elementos que trabajan en el
campo económico de acuerdo con las ideas reaccionarias del clero, el comunismo consiste en lo siguiente: en que el Estado entregue a la llamada iniciativa
privada las empresas que controla; en que los fondos de que dispone la banca privada, constituidos
por los depósitos de los particulares, puedan operar libremente sin que el gobierno intervenga en
su colocación; en que no se establezcan restricciones para las inversiones extranjeras ; en que se proteja a la agricultura capitalista y se reduzca al
mínimo la agricultm·a ejidal; en que se siga canalizando el comercio exterior de nuestro país hacia los
J1Jsta.dos Unidos y no se establezcan por ningún motivo relaciones mercantiles con los paises socialistas; en que se derogue el Artículo 3o. de la Constitución para que las escuelas privadas enseñen religión
de una manera abierta y no clandestina como actualmente lo hacen; en que se derogue el Articulo
5o. de la misma Carta Magna, para que puedan funcionar libremente las órdenes monásticas ; en que se
derogue el Art. 130 del mismo Ordenamiento, para que la Iglesia y los sacerdotes puedan intervenir
en la política nacional, aboliendo las Leyes de Reforma incorporadas en la ley suprema de la República y se reconozca, de jacto_, a la Iglesia, como una
institución con personalidad jurídica y con derecho a
participar en la dirección de la nación mexicana.
Esas son las demandas que desde h!ace años ha levantado el clero y que apoyan los sectores de derecha
de la burguesía nacional y los múltiples agentes del
imperialismo norteamericano. Ese es el comimismo
contra el cual combate la Iglesia. Todavía no se atreve a decirlo porque tiene organizaciones numerosas
que hablan por ella. Tal vez en el futuro lo intente;
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¿Comunismo o Cristianismo?
Por Vicente Lombardo Toledrno
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Desde la rebelión c.ristera el clero católico de
nuestro país no había vuelto a actuar de una manera abierta en la política nacional. Pero hace algunos
meses inició una batalla contra el "comunismo" con
todas las fuerzas de que dispone, dejando atrás al
Partido Acción Nacional y a la Unión Nacional Sinarquista y aún a la Acción Católica, que le sirven
en tiempos normales como jnstrumentos de propa~anda de los. objetivos que persigue. En todos los
frentes se halla el clero. Sale a la calle resueltamente, además de usar los púlpitos todos los días, planteando el dilema de "comunismo o cristianismo''·,
para explotar otra vez, como lo ha hecho a lo largo
de la historia de nuestro pueblo, el sentimiento religioso de muchos mexicanos afirmando que la libertad de creencias está en peligro.
Las autoridades locales y federales permanecen
indiferentes o impasibles ante la ofensiva clerical.
Confían en la fuerza del Poder Público y prefieren
seguir la política de ignorar las violaciones sistemáticas a la Constitución que los sacerdotes llevan a
cabo, esperando que pase la agitación que provocan,
para volver al modus vi1-'endi que existe desde hace
tiempo entre el Estado y la Iglesia y que consiste en
tolerar que los artículos de la Constitución que le
dieran un sentido nuevo al estatuto liberal de 1857
por el Congreso Constituyente de Querétaro, sean
desobedecidos.
¿'C ontra cuál comunismo pelea el clero mexicano ?
No hay un solo partido político, ni una organización
social en nuestro país, que se proponga establecer el
comunismo en esta etapa de nuestro desarrollo histórico. El comunismo no está en el orden del día de
las luchas sociales y políticas de M~+i~o. El clero lo
sabe bien, pero usa su vieja táctica de combatir ante
las masas ignorantes de nuestro pueblo a un supuesto enemigo, sin decir cuál es, en qué consiste y por
qué pone en peligro las instituciones que nos rigen.
Entre más grande es la mentira decían los líderes
del partido nazi de Alemania, tiene más probabilidades de ser creída. Por eso el clero habla del peligro
del comunismo. A veces, sin embargo, ciertos sacerdotes audaces explican lo que entienden por comunismo : la supresión de la libertad de conciencia; la
disolución de la familia; la rebelión de los hijos contra sus padres; la educación carente de valores espirituales; la pérdida de todos los bienes personales
de los mexicanos y extranjeros que viven en nuestro
país; la obligación de los individuos de trabajar forzosamente en las actividades que el Estado les señale y la proclamación de una filosofía de la vida en
la quE> sólo los intereses biológicos se contemplan.
¿Los sacerdotes que difunden estas mentiras grotescas saben que están mintiendo, o son tan ignorantes
que creen en ellas? La mayor parte de los componentes del clero son ignorantes; pero quienes los dirigen y les trasmiten las consignas que deben difundir entre el pueblo, son conscientes de que están manejando burdas calumnias.
El comunismo consiste en llevar el régimen socialista a un grado tal de desarrollo, que la. sociedad
funcione de acuerdo con el siguiente principio: a
cada quien según sus necesidades por el trabajo que
haya ralizado al servicio de los intereses colectivos.
El socialismo se basa en otro principio diferente: a
~ada quien seg(m la importancia de la labor que ha·ya llevado n cabo en beneficio · de la comunidad. Es
fácil advertir, por tanto, que para que el comunismo
pueda existir es necesario que las fuerzas prod u cti·vas ·hayan llegado a lm nivel tan alto, que los bienes dedicados al consumo y todos los servicios aleancen un volumen y una calidad de tal naturaleza, que
las personas dispongan de lo necesario no sólo para
vivir civilizaclamep.te, sino .para superar constante-
mente su nivel biológi~o, social y cultural sin ningún límite.
En el mundo de hoy apenas la Unión Soviética ha
entrado en los preliminares del sistema comunista
de la vida social, después de cerca de medio siglo de
establecido el régimen socialista. En los demás países en donde el socialismo se construye, el esfuerzo de
la clase trabajadora que forma el pueblo, se encuentra todavía en el período de la edificación de la so-·
ciedad socialista.
Si esta es la realidad, ¿contra cuál comunismo
combate la Iglesia Católica en l\iéxico? ¿Contra el
comunismo del -futuro. o contra el socialismo que se
está construyendo? ¿Trata el clero ele evita.r que la
Unión Soviética llegue al comunismo o que los países europeo~ y asiáticos que viven en el régimen socialista vuelvan al pasado? Sería ridículo que lo intentara, como lo sería el hecho de que se lanzara en
contra de la independencia nacional ele los pueblos
de Africa o Asia, distantes de nuestro país miles de
kilómetros. Pero si no combate el clero mexicano al
soci::1Jismo de otros continentes de la tierra, ¿contra
cuál comunismo se levanta en nuestro país? ¿A qué
le llama el clero comunismo en México? La respuesta a esta última pregunta nos conduce a precisar el
verdadero panorama social de nuestro país.
El "Tigre de Tacubaya", el general Leonardo Márquez, uno de los personajes más torvos y sucios de
nuestra historia, acusó al paladín de la Refo"rma y
a sus colaboradores ele pretender establecer el comunismo en México. Fue el precursor de esa campaña. Después el general Miguel Miramón, cuando avanzaba sobre Veracruz en donde estaba el
gobierno legítimo de la República, encabezado por
Benito Juárez, según consta en el diario ele la campai'í.a que redactó y publicó uno de los miembros de
su Estado Ma:vor, anunciaba que su marcha tenía
como objetivo liquidar a los comunistas del puerto.
Más tarde Porfirio Díaz pidió al Gobernador del
Estado de Puebla, Juan Crisóstomo Bonilla, que e~-
"'
pero por
pronto h~cha en contra del comunismo
en abstracto.
La verdad es también que esa ofensiva extraordinaria del clero contra las instituciones democráticas de la vida nacional tiene otro propósito: el de
servir a los intereses del extranjero, como siempre
lo ha hecho en los momentos críticos de la vida
de nuestro pueblo y de la nación mexicana. Obedece a una consigna del imperialismo yanqui, que
tiene una de sus grandes cajas de resonancia en el
mundo occidental en el Vaticano. Se trata de destrlúr a la Revolución Cubana, para que los pueblos
de la América Latina escarmienten y se resignen a la
situación en que se encuentran. Calificando al régimen de Cuba como un régimen comunista, la Iglesia
se esfuerza por convencer a los mexicanos, sin decirlo, porque para eso tiene otros órganos de expresión,
de que no vayan a imitar a la Revolución de la Isla.
Por eso ha lanzado la consigna de "comunismo o
cristianismo". La ofensiva es también, en consecuencia, la participación del clero mexicano en la política internacional, al servicio de los círculos gobernantes de los Estados Unidos de Norteamérica. Para
este fin congregan en Puebla, en León y en otros
lugares del país, a miles de campesinos que van por
temor a no incurrir en las penas eclesiásticas -la
excomunión funciona entre ellos como la "clásula
de exclusión" en manos de Jos líderes sindicales deshonestos- y oyen los discursos encendidos de la jerarquía eclesiástica contra el comunismo, sin entender abolutamente nada. Pero eso no importa, porque
lo interesante es que la Iglesia pueda decir que los
mexicanos, especialmente los campesinos, parte considerable de los cuales no hablan español, se pronuncian contra el comunismo.
El dilema de cristianismo o comunismo es falso
también, porque nadie atenta en contra del cristianismo, ni como creencia religiosa, ni como doctrina
social, ni en México ni en ninguna parte del mundo.
Hace dos mil años que se pregona el cristianismo y
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seguramente se seguirá difundiendo enL.
los
que quieran oir no sólo a la Iglesia Católica, sino
también a las iglesias protestantes y a las iglesias
ortodoxas, todas ellas cristianas. En los países socialistas el repeto a la libertad de creencias es absoluto. En muchos de ellos los sacerdotes reciben una
retribución que el Estado les paga para que puedan
oficiar al servicio ele los creyentes. También por este
hecho es falso el dilema y no podrá llegar más allá
de los oídos o de los labios de quienes reciben la
consigna.
El dilema de México no es ese, sino otro muy concreto y nada nuevo : el de seguir impulsando la Revolución Mexicana o pronunciarse contra ella. En
otras palabras, el dilema de progresar en beneficio
del pueblo hasta conquistar la plena independencia
económica de nuestra nación o el de intentar parar
la historia y volver a la etapa anterior a la Constitución de 1857, con algunos toques del lenguaje contemporáneo.
¿Y la Constitución de la República, está en vigor
o no? ¿Van a permitir las organizaciones obreras,
las campesinas, las ele servidores del Estado y de
maestros de escuela, los partidos políticos democráticos y revolucionarios, los círculos de intelectuales
y las agrupaciones ele la juventud, que esta ofensiva
que tiene muchos aspectos de subversión se siga elesarrollando ante sus ojos sin decidir se a actuar?
. Los impulsores del progreso de nuestro país no
han provocado a la Iglesia nunca. Ha sido ésta la
que ha pretendido anular las instituciones democráticas ele la vida nacional. Combatieron la Constitución. de 1857, la ele 1917 y sus leyes reglamentarias,
y ahora no les basta el esceil!ario de nuestro país y
se lanzan también a pretender paralizar el progreso de los pueblos de la América J;atina.
l;os xevolucionarios de México no deben olvidar
las le~ciones de la historia. Al clero no se le apacigua nunca sino entregándole el Poder.
9 de Junio de 1961.
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Materia
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Comunismo o cristianismo